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martes, 15 de agosto de 2017

A different point of view.

No es la canción de los Pet Shop Boys, no. Que oye, tiene su gracia. Es una expresión británica que siempre me ha gustado. Esa forma de decir que hay más ojos con los que mirar el mundo, e incluso con los mismos ojos, perspectivas que difieren según la posición del observador.

Nada nuevo. Es la empatía, idiotas. El poder adquirir los puntos de vista de otro observador y hacerlos propios, incluyendo los valores, los prejuicios, las sensibilidades y las argumentaciones. Es algo muy complejo de tener, más de adquirir y mucho de ejercitar y demostrar. Pero ojo; empatía no significa aceptar sin más todo eso, aunque sí adoptar para comprender. Se puede empatizar con Heydrich, con Stalin, con Mao o con De Gaulle, pero no significa que se acepte acríticamente lo que implica comprenderlos. Es un grave error que parte de una de las necesidades sociales básicas del ser humano; el refuerzo personal.

¿Qué es eso? No me estoy metiendo en jardines de la psicología (chamanismo, como el médico) si no en los sociales. El refuerzo personal es la necesidad que tenemos de sentir que estamos integrados en el entorno y el entorno es amistoso. Un ejemplo; un ateo viviendo en una comunidad Amish no se sentiría muy reforzado, igual que un calvinista en Roma o un salafista en Las Vegas. Todo es contrario a sus puntos de vista, sus valores y percepciones. Por eso, el refuerzo personal requiere de varios mecanismos, y el más sencillo, el que lleva siglos funcionando desde que nos estabulamos en el Neolítico, es... la comodidad de la aceptación. Aceptamos valores y hechos aunque no estemos de acuerdo con ellos para encajar. La comodidad. Nos refuerza, incluso si jugamos a ser rebeldes contra ese sistema cómodo, donde encajamos... comfortably numb.

Existe entonces, si no encajamos, una acción o reacción típica; luchar ferozmente para que el entorno se moldee a nuestro gusto, según nuestras percepciones y valores. Así la empatía se reforzará con la aceptación. Será más fácil empatizar con quien comparte los mismos valores y visiones. Si no es así, sale a la luz otro de los tipos más clásicos; el zelote.

Me ahorro la clase histórica. Los zelotes también triunfan si el resto se acomoda, siempre es así. Por eso, quienes se ven rechazados suelen engrosar sus filas. Porque el rechazo es el reverso de la empatía; si no sabemos empatizar, rechazamos. Odiamos. No comprendemos, no queremos entender y nos dedicamos a destruir lo que pueda representar el otro. El que sea. Carecemos de la capacidad de comprender otro punto de vista.

Y lo he dicho al inicio; saber percibir otros puntos de vista no implica aceptarlos sin más, sólo comprender las razones de algunas acciones, las argumentaciones que cubren el esqueleto de la decisión. Comprenderlos puede servir para algo básico en el ser humano; su política de relación social. Como digo, podemos comprender a un pedófilo, un racista, un machista, un egoísta, un conservador o un progresista, un cobarde, un valiente, un tradicionalista, un revolucionario, un asesino, un salvador, un explotador, un cínico, un mentiroso, un hipócrita, un violento, un celoso, un enamorado. Pero cuesta comprender a alguien que no tiene, o no expresa, emociones. Y aún así, se puede empatizar con ellos... pero no aceptarlos.

La empatía es una necesidad del homo alimentada mediante el lenguaje. En todas sus facetas. La interacción social, ese zoon politikon que tantas veces refiero, es una básica, pues somos individuos agrupados para sobrevivir recolectando y cazando, y mantenemos la herencia genética que nos hacía pegarnos como tribu para lograr un fin. Cuando alguien se salta esas reglas no escritas, afronta la soledad, la exclusión, pero incluso ahí, se puede comprender al que se siente sólo, siempre que uno haya estado antes en la misma situación emocional. Y luego hacer, o no, algo.

En todo caso, es mejor aceptar y tener puntos de vista diferentes, porque el mundo es caos, choques inestables y remolinos en los que chocan emociones. Aceptarlo nos lleva a comprender que la sensación de orden y la comodidad son eso, sensaciones. Endebles sensaciones. 

Pero es sólo un punto de vista.

Un saludo,

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