Buscar dentro de este batiburrillo

martes, 30 de octubre de 2007

Mortalidad e Inmortalidad

Dice Rafa (¡Pesado!) que tiene una esperanza; la de que la Ciencia (Con mayúsculas) logre un método para el hombre que lo haga inmortal. No físicamente, si no mediante el transplante del cerebro o de los datos contenidos en él a otro cuerpo. A fin de cuentas, las mismas esperanzas de siempre expresadas de diferente manera.

Otra muy buena amiga mía cree en Cristo y en la resurrección. Y eso le da esperanza. Por ello, se esfuerza, en la maraña de dogmas y leyes del catolicismo, en hacer lo que le pueda llevar a cumplir dicha esperanza.

Algunos otros amigos, ante la muerte, se plantean que puede haber algo. No me sorprende que suceda entre quienes tienen una formación científica o técnica. Es la misma esperanza.

Todos sienten la misma necesidad. El que la muerte no sea el fin. Que algo haya, algo quede, una vida, una ilusión de vida, algo similar a lo que conocemos. Pero esa es la gran desgracia del ser humano y el porqué de todas las religiones; conocer que vas a morir. La única e indiscutible certeza del ser humano.

Y entonces sucede la búsqueda de la inmortalidad. Nos reíamos cuando acudí al tópico de "Las obras te harán inmortal", ya que... ¿y yo qué sabré de eso? Julio César, a pesar de ser romano y tener clara conciencia de futuro, también se diría: "Y a mí qué..."

La inmortalidad. El sueño de todos. Logrado mediante una moral o ética religosa. Logrado por la ciencia. Logrado por las obras creadas. Logrado por la pervivencia de la memoria de uno en los demás. Por todos buscada, pero en todo caso, sueño de todos.

Siendo entonces tan claro que la vida es un hecho accidental y la muerte una cuestión segura, ¿cómo afrontarla? Es la gran pregunta, la que nos convierte a todos en filósofos, incluso a quienes desprecian la filosofía. Porque en la medida que respondamos a esta cuestión, viviremos de una u otra manera. ¿Resurrección o transmigración de almas, si creemos en el alma como soporte vital del cuerpo físico? Un tipo religioso. ¿Actuación de la ciencia para hacernos inmortales? Un tipo religioso. ¿Realizando obras para ser recordados? Un tipo vanidoso. ¿Dejando una memoria en los demás? Menos vanidoso, más real, pero igual de fútil...

En suma, ni Kierkegaard, ni Unamuno, ni otros miles que han intentado confundir filosofía con religión; casi nadie ha dado respuestas satisfactorias. Quizá, los únicos, Nietzsche y hoy día Onfray. También buenos escritores como Miguel Torga, Stefan Zweig, Pío Baroja, Muñoz Molina... Porque elevan el valor de la vida a una cuestión única; hacen del accidente una oportunidad; del temor, un acicate; de la ignorancia, un vasto espacio en el que transitar. En suma, hacen que la mortalidad no importe tanto, y que la inmortalidad sea, al final, un juego de niños. Lo que importa, y es lo que quiero destacar, es la VIDA.

Vivamos.

Un saludo,