Buscar dentro de este batiburrillo

lunes, 21 de mayo de 2018

¿Qué vida?

Estudia. Siéntate bien. Sonríe. Calla. Lleva eso al fregadero. Llévalo a la mesa. La ropa en la cesta. ¿Has ido al baño? Recoge tus juguetes. Venga, hazlo así. 

Soy alguien. Me han modelado, me modelo yo. ¿Quién soy? Me veo reflejado en lo que ven de mí, y el reflejo de los demás es curioso. Espejos. Como en el laberinto de Chaplin o de Orson Welles. Hay tantos reflejos como ángulos. No es posible detenerse en uno, pero se puede. Un momento bello, otro horrible, varios inadvertidos. Soy.

Termina los estudios. Cómete la verdura. ¿Has comido fruta? Hagamos ejercicio. Ves demasiada tele. Deja el móvil a un lado. ¿Te has leído eso? Ahora ya puedes entrar en la masonería de los adultos, porque... Trabajas. ¿Tienes pareja? ¿A qué esperáis para los hijos? Ni pronto ni tarde. La casa, la propia, ya de alquiler tirando el dinero o la propia endeudados. Compromisos. ¿Son libremente adquiridos, venís aquí libre y voluntariamente? No, pero sí, gracias. Ya somos. Estamos en ello. Vuestro camino, el de todo el mundo, el de todos, pero en realidad, el de nadie.

Soy alguien. He seguido caminos trillados, marcados, opciones desplegadas de un menú concienzudamente limitado. Sonrisas de "ya verás que es lo mejor", aunque el poso amargo y la tristeza recurrente tras los ojos de "yo lo hice y no es lo mejor, pero debo decir que sí, no supe de ninguna alternativa, no me atreví a ninguna alternativa", acompañan la sonrisa falsa del rostro que escuda las verdaderas emociones. "Yo no haré eso, no seré mis padres, ni esas personas que me señalaron como fracasos.". Yo no quería ser mis padres. No lo he sido. He tomado la opción arriesgada, dura, difícil, complicada, la que mi madre intentó y no logró, la que mi padre no se atrevió a pensar. Pero quiero ser mis padres, en ese amor que sé expresaron, áspero, incompleto, rudo, verdadero, honesto, estando, siendo, deshaciéndose por mí. Soy alguien porque muchos me han ayudado a no ser ellos y ser parte de ellos. Diluido soy, individual también soy. Pero para ser hay que expresar. El puente entre lo que se piensa uno es y hace es tortuoso, débil, tiembla. Coherencia. Qué compleja es de alcanzar.

Casado, hijos, mascota, hipoteca. Vacaciones tasadas. Trabajo que mina lentamente. Sueños aparcados, miedo a perseguirlos, porque sin miedo no funciona nada. Agotamiento. Escribe, escribe, escribe, es la forma de huir junto a la lectura. Quijano sabía. Todos lo sabían. Huye, recónditos escondites en la mente, esas puertas que nadie puede cruzar porque son sólo tuyas. Gilipolleces. Tonterías. Estupideces de adolescente. No quieres madurar, quieres una eterna fiesta en un mundo que es un infierno sin llamas. No, quiero pasear por un mundo sin llamas y con chistes de los Monty Python sobre ellas. 

Soy alguien, pero hay muchos alguien. Todos somos alguien. Pero no todo el mundo tiene razón. De hecho, todo el mundo tiene sus razones, sus maneras de ser, sus formas de ver. El verdadero truco es conocerlos y, luego, juntarnos o no.

¿Qué vida? Sólo esta. No hay más. Las demoras, los aplazamientos, los retrasos son muchas veces miedo. Útil, pero inútil si no van contigo. 

No cambio nada de lo que he hecho. Sin ello no sería yo. Sin ello, no sabría quién soy yo. Y sin nada de todo ello, no tendría lo más bonito del mundo, lo que más ilumina. Ilumina y abrasa. Enciende y quema. Mis hijos. Sería yo, otro yo, un yo diferente, pero este es el yo más cercano al yo que, tras muchas vueltas, laberintos, pérdidas, ganancias, ninguna apuntada en el libro de haberes, soy y quiero ser. Y si quiero ser y soy, estoy más cerca de responder a la pregunta. 

¿Qué vida? Ésta.

Un saludo,