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jueves, 19 de noviembre de 2009

Emociones

¿Queréis saberlo? Hoy estoy enfadado. Con todos. Con todo. Con vosotros. Con ellos. Con el mundo en general. Con nadie en particular. Conmigo mismo. Enfadado y punto.

¿Queréis saber por qué? Ni yo mismo lo sé. Simplemente estoy enfadado. Y no, no aguanto más, como decían en "Network". La verdad agria la vida. Saberlo envenena, pudre todo. Mata.

¿Aun no lo sabéis? No podéis, porque como yo os mentís. Te mientes. Tú, yo, todos. Nos mentimos. Una media de 10 veces por minuto. Con suerte, solamente 8. Internamente, externamente. "Mejoraré" ¡Iluso, mentecato y mentiroso! "Cambiaré" ¡Falsario, impostor! "Lo haré mejor" ¡Diletante, contemporizador!

¿Ya lo intuyes? Mentir, te enfada. Decir la verdad, no logra mejorarlo. Callarse te deja rancio. Hablar, por hablar, decir lo que sea, palabras, palabras, más palabras, fluyendo incesantemente. Pueden ir guiadas por otras emociones, pero al final todas quedan bajo el mismo manto, el de la mentira del cicatero, del muñidor, del artero. Bla, bla, bla. No usas emociones en las palabras. Solamente palabras. Y huecas son dolorosas. Como una bala.

¿Lo has entendido? Emociones. Estoy enfadado. Odio mentir, que me mientan. Odio decir la verdad, que me la digan. Estoy enfadado. No confuso. Enfadado.

¿Ya?