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domingo, 5 de agosto de 2012

Money, it's a crime...

...
Share it fairly
But don't take a slice of my pie" 

Pink Floyd, años 70. Crisis del petróleo y todo eso. Vaya, si es que llevamos ya... ni se sabe la de crisis. Y sueltan esta canción en su álbum de "The Dark Side of the Moon". Que hoy podría ser "The dark side of Wall Street" o algo así.

Compártelo justamente, pero de mi pastel no cojas ni un pedacito. El dinero es un crimen... burla, sarcasmo, cinismo y humor británico. Condensado en tres versos. Brutal.

Hoy día vivo cada vez más convencido de que la guerra entre "los buenos y los malos" está vigente, más que nunca. Tras las pausas o treguas que se dieron porque se metieron en un "todos ganamos", de pronto descubrimos que les debemos todo de la fiesta. Nos dieron a crédito, devolvámoslo. Con creces. Limpiamos el cuarto, barremos, recogemos los restos de comida (que en algunos cubos de basura ya ni podemos echar, pues los candan) y nada de quejarse, sea porque no tenemos salud, dinero o trabajo. O amor, ya puestos.

Los amos del cotarro se han levantado de la mesa y están demostrando que nosotros éramos las patas de las sillas, los pies de las mesas, los que servían el banquete. Y que, como los buenos mafiosos, no pagan ellos al dueño del restaurante, que teóricamente somos todos, si no nosotros. Tú, yo, nosotros, ellos no.

Así que, como los mafiosos prestamistas, llegan con su juego de siempre. ¿No tienes dinero para devolverme los créditos para comprarte la casa y el coche? Pues nada, te los embargo. ¿Y seguimos sin cobrar? No hay problema, esos servicios sociales que te creías para siempre, fuera. Sanidad, educación, vigilancia policial, bomberos, limpiadores... todo eso, a la porra. No puedes pagártelo, manirroto. Te los quito porque los has quebrado con tu uso fraudulento. En lugar de ir al público, vete al mío, que es privado, y paga, paga y paga. Ah, espera, que no te llega... te jodes.

El señor con chistera y puro se me hace más bien con traje italiano de corte impecable, gordo con granos y picado de viruela, fumando, con un buen coche y el fajo de billetes en la chaqueta. Es la mafia, idiota. Han aprendido desde hace mucho tiempo. Y saben otra verdad fundamental; que los políticos, como los donuts, hay que comprarlos de dos en dos; sean de la tendencia que sea.

Entre tanto, estamos inoculados del virus de la "clase media". Nadie es ya obrero. No, eso huele a sudor, tartera y alpargatas. Rancio, nada cool, out of fashion. Obrero, puagh. Todos clase media. Y si debes más, pues más tienes, realmente... más tienes que devolvernos. Dicen.

El dinero es un crimen, como lo es el cuchillo blandido por el psicópata. Pero para el capitalismo hay aun un último obstáculo antes de que Moloch nos devore del todo en su máquina de ruedas dentadas, bajo esa Metrópolis donde el oropel se tiñe con sangre... y es la humanidad. El ser o esencia del ser humano. Una tibia, delicada y fina línea que aun no han quebrado, aunque la difuminen con extraordinaria capacidad. Yo, misántropo declarado, creo en ella, porque si no, nada me impediría ya dedicarme al asesinato.

Igual que ellos, aunque para eso usan el arma más eficaz y mortífera de todo crimen, la que no deja huellas, la más legal. De su legalidad.

El dinero.

Money, its a gas.

Un saludo,