Buscar dentro de este batiburrillo

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Insomnio

Es realmente molesto. De las decenas de reflexiones turbadoras que suelo tener, una me está carcomiendo. La verdad.

La verdad es que he elegido el camino más tortuoso posible. Dedicar mi tiempo a estudiar oposiciones para tener un trabajo estable y ganar un cierto dinero. Dedicar parte de mi tiempo a establecer relaciones sociales que me asquean. Dedicar en suma tiempo a hacer lo que no quiero hacer con el fin de hacer en un futuro lo que quiero hacer. Qué retorcido.

La verdad es que el futuro no existe. Lo creamos, imaginamos, soñamos, pero no existe. Existe el pasado. Y el momento presente. Ya está. Nada más en esa loca dimensión que llaman "tiempo". El pasado nos aporta experiencia, sentimientos y un recorrido vital que puede ser positivo o no. El presente, el ahora, es el momento donde la verdad se forja. El presente es como un yunque humeante sobre el que golpeamos el metal de la vida, tratando de amoldarlo a nuestro placer y gusto, sin saber que, muchas veces, el material es escoria o no tenemos ni siquiera claro qué deseamos forjar. La verdad...

La verdad, la puta verdad como diría mi amigo Javi, es que somos personas mediocres tratando de lidiar con nuestras incapacidades, nuestro patetismo vital. Y la verdad, entonces, ¿es que no hay redención?

Yo quiero ser escritor, ¡ja, ja, ja! y soy un opositor joven, no tan joven, que vive amargado en un trabajo que detesta. Esa es la verdad.

Yo quiero viajar por el mundo, ¡jo, jo, jo! y soy un pequeño burgués que planifica sus viajes con guía y sin mucho cansancio.

Yo quiero responder a la gente las palabras apropiadas en el momento justo, ¡je, je, je! y soy una persona sin el aplomo o el ingenio suficientes como para hacerlo.

Yo quiero... tantas cosas. Y sé que no tendré muchas de ellas, casi ninguna. Mi frustración entonces se acerca a la de otro amigo, Andrés. La suya es, como la de mi amigo Rafa, vital; quieren ser inmortales para disfrutar eternamente de la vida. Pero mi frustración es que, aunque tuviéramos un tiempo infinito, el aburrimiento, la apatía, el desencanto, la infelicidad, en suma, estarían presentes.

Sé lo que no quiero. Pero no sé como evitarlo. O sé y no me atrevo, o soy vago...

A veces quiero una vida más simple. Si no lo es ya. Simple, sencilla. Amar y ser amado. Y aquí es donde encuentro mi redención. La quiero con locura. Quiero que sea mi mujer. Quiero incluso, si no estoy tan loco, tener todos mis días hasta el final con ella, saber que siempre está ahí. Y creo que también me quiere... no me pregunte nadie por qué.

Tengo algo de insomnio. Puede ser la soledad. La necesidad, pura necedad, de escribir. Quisiera hacer música, pero solamente hay ruido, de palabras... pero no pienso revisar el texto.

Un saludo,

sábado, 26 de septiembre de 2009

Mantener una palabra dicha

Parece una curiosa manera de ser de los humanos. Decimos una vez algo, puede que irreflexivamente, y después nos atamos a lo dicho sin remisión. Si decimos que nunca más haremos tal cosa, sabemos que en un momento dado lo haremos, pero mientras, actuamos como si nunca más lo fuéramos a hacer. Igualmente, si decimos que jamás diremos algo a alguien, nos callamos hasta que el momento menos esperado se nos escapa.

Honor... mi definición es la misma que la de Ridley Scott en "Los duelistas", cuando Keith Carradine, en el baño, trata de explicársela a, creo, Cristina Raines. Y eso es porque creo que hay diferentes formas de enfocarse uno mismo, la proyección que damos ante los demás.

Yo he hecho promesas que luego he roto, y sinceramente, en ese momento de romperlas he sentido un perverso placer, el de quebrar lo prohibido. Pero es cierto que hay ciertas cosas que respeto y siento como compromisos, pero trato de no ponerlos en palabras, porque entonces se convierten en un contrato que me insta, nervioso, a romperlo. Mi regla es romper las reglas. O esa era la regla. Ahora mismo, ya hace tiempo que hasta la he roto, cumpliendo muchas reglas. Qué sinsentido, se puede pensar... no, se puede retorcer todo hasta lograr un resultado distinto al que buscaba. Y eso... es parte de la belleza del sinsentido de la vida.

Una palabra que sí mantengo es la de la felicidad. Cueste lo que cueste. A veces, por los caminos más enrevesados, por los vericuetos más extraños. Quiero felicidad. Y lograrla, a veces, es difícil, complicado, insano incluso. No, no recurro a las drogas o al alcohol. Realmente, soy poco vicioso en eso. Mi felicidad consiste en poder hacer, cuando quiero, lo que quiero y como quiero. Sin trabas, sin compromisos, sin ningún tipo de regla o esquema que no sean míos. Mi sueño dorado es sentarme cada día en mi escritorio, o en mi biblioteca, y leer o escribir a gusto, a placer. Y otras pequeñas cosas, como bajar a jugar al baloncesto, perpetrando canastas más que anotándolas, o pases, dicho sea de paso. O irme de paseo. Disfrutar de una tarde con Cristina. Y de la noche. Y de la mañana, levantándome con ella al lado. Una buena película. Algo de música. Amigos. Juegos. Despreocupado...

Pero es falso. Los caminos inescrutables de la vida son así, misteriosos recodos que pueden terminar en callejones cerrados o en abismos. No vivo despreocupado. Hay un sistema social que, baratija, se mantiene como el barniz, esperando a que se raspe un poco para ver la verdad. Sucia, agrietada, inhóspita. Vivo con la preocupación del dinero. ¡El dinero! un buen libro cuesta dinero. Una buena película. Salir a tomar algo. Oír música. Comer, pagar facturas de móvil o servicios, la hipoteca... y el dinero viene del trabajo. Y el trabajo... es infelicidad. Porque no estoy haciendo lo que quiero hacer con mi vida, si no lo que otros, insensatos, pensaron que debíamos hacer para lograr ese dinero. Y es el salario del miedo...

Mantengo mi palabra, sí. La dada a una Administración que es lamentable, con un ambiente decrépito moralmente hablando y altamente irritable. Si he de trabajar, pediría al menos hacerlo sin compañeros, sin jefes. Una quimera. Yo, que me considero persona sociable, odio la sociedad del trabajo. Porque es la esclavitud de la palabra dada, una regla que, aunque quiera, no puedo romper. Es como el nudo Gordiano, solo que yo, aun, no he encontrado la entereza y el acero para romperlo de un tajo. O quizá debería aprender a desatarlo... ¿toda una vida? Solamente tengo ésta, me temo...

El molde. El molde del Sr. López. ¿No hay alternativas?

lunes, 21 de septiembre de 2009

Highway to Hell / The way to Heaven

Dicotomías. Polarizaciones. Blanco y Negro. Lo opuesto. Lo binario. Uno y Cero. Expresión última de lo terriblemente simple. Pero nos olvidamos de los reflejos, distorsiones tan habituales como espejos u opiniones, ojos y oídos, sentidos, en suma, hay.

Inicio del campeonato del Eurobasket; solo vale el Oro pero durante los primeros partidos, y concretamente con Gran Bretaña, estamos a punto de la eliminación. Una autopista Polonia-España directa al infierno. No podía ser que ésta generación, la mejor, se fuera así, de vacío. Se intuyen malos rollos, se percibe un ambiente enrarecido, se escriben artículos muy negativos, se dispara el insensato placer español de ver el fracaso de otros tan cerca... autopista al infierno.

Pero entonces llega la catarsis aristotélica. La compasión de algunos y el terror de otros generan los estímulos apropiados en los actores principales, que pierden el phobos o miedo paralizante. De pronto, se liberan. Sin más. ¿Ni más?

Segunda fase del campeonato del Eurobasket; cada partido se juega para seguir luchando por el Oro, pero también para evitar la eliminación. Y de pronto, estamos corriendo por el aguzado filo de la navaja con una fuerza sin igual. Polonia, Lituania, luego Grecia, y finalmente Serbia, sufren la ira, la furia desatada de los elementos. No hay holocausto que los aplaque salvo una medalla de Oro. No hay ya vuelta atrás. El tiempo, el terreno, se han estrechado, y la cancha se convierte en un recinto mágico, divino, donde se expían culpas anteriores y se demuestra que, entre la espada y la pared, tomamos la espada, y si se tiene que clavar rompiendo órganos, astillando huesos, devorando venas, salpicando de sangre los rostros, lo hacemos. Sin compasión. De pronto, las caras se transforman.

¿Dualidad, dicotomías, polarizaciones, blanco y negro, Uno y Cero? No, eran los mismos. Eran siempre ellos. Y se sintieron solos, y liberados de esa carga que representan a veces los críticos, corrieron ágiles, veloces, dulces y espectaculares como en una coreografía de danza, del ballet magistral que es el Baloncesto. Y defendieron con fuerza, con testarudez, no dando nada por perdido, y con hambre de más. Y anotaron, sin complejos, sin miedos, fallando y volviéndolo a intentar. Y ganaron. Y el mejor jugador de la historia del baloncesto de España, un chaval alto, desgarbado, que nunca dice tonterías, que siempre está ahí, demostrando liderazgo sin ejercerlo, con sentido del humor, sencillo, esforzado, ambicioso, con un talento desmedido... Pau Gasol.

No, no eran unos paquetes ni unos mantas. Y si me he cabreado viéndoles perder o jugar tan mal al inicio es porque sabía perfectamente que ese no era su juego. Y las culpas suelen caer en quien dirige el conjunto, en Sergio Scariolo. E igual que le critiqué, ahora me desdigo, y sin gustarme aun el engominado, le felicito. Ha logrado ganar el Oro del Eurobasket. Ha hecho campeones a unos campeones por derecho propio. Y él ha sabido también mejorar su visión del conjunto, de los rivales, para hacerlo posible.

Felicidades, Scariolo. Felicidades, Selección al completo; Pau, Marc, Raül, Rudy, Ricky, Navarro, Mumbrú, Claver, Cabezas, Llull, Felipe y Garbajosa. Y felicidades, aunque me pese, aunque no le soporte, a Sáez y la FEB. Pero sobre todo, a los que han apoyado y dado su visión, crítica como la de Itu o Epi en las retransmisiones y artículos, o la de Pepu, inteligente, y por supuesto, a los que hemos vibrado viéndoles remontar.

Gracias. Muchas gracias de parte de un aficionado contento y que, como Tomás, dudó.

Un saludo,

viernes, 18 de septiembre de 2009

¡Claro que dudé!

Y mucho, tras ver los partidos de preparación, algo deslavazados, y el arranque del Eurobasket. Y dudaba incluso cuando ganamos a Polonia. A ver, si no; tercer partido contra los anfitriones, en cancha casera, arbitraje malo, perdiendo contra Turquía... lo de Lituania calmó, lo de Polonia enganchó de nuevo, y contra Francia ya volví a sentir que estábamos en el camino. ¿A qué viene mi afirmación rotunda?

Es por el artículo cachondo que se ha largado Iturriaga en El País. Coincido en que lo pasado es pasado, y que hay que mirar adelante; unas semis difíciles contra Turquía o Grecia (juegan hoy) y una final quién sabe si contra Serbia o Croacia (no doy mucho por Eslovenia, aunque me puedo equivocar...)

Todo suena como que el guión debiera ser éste y no otro. España arrollando a los contrarios, dejando sus ataques en paupérrimas cifras gracias a una defensa de presión constante y desgaste, atacando a su vez con muchas alternativas exitosas. Es el guión que nos quisieron vender siempre, obviando algunas carencias. Como las vistas al inicio del campeonato. Aleros altos... Mumbrú, resucitado hace dos partidos. Cuatros fuertes... ¿Claver? Los Gasol juegan más de cincos, el mayor de versátil y el menor de puro. Bases... ¿Rubio? Es más escolta, quizá. Raül está tocado y Cabezas... mejor no lo habría ni llevado. Y en ataque y defensa... lo primero, jugadas demasiado pastosas a veces, al inicio. Lo segundo, un coladero, con malas ayudas. En resumen, el guión no tiene porqué ser el que se espera, si no el que se va escribiendo.

¡Pues claro que dudé, Itu! Dudé y mucho. Scariolo no me gusta, a pesar de que ahora ganemos y antes perdiéramos. La FEB y su presidente no me gustan, por su forma de gestionar la Selección en lo mercantil. Y tampoco me gustan los medios periodísticos y deportivos, aun instalados en la cómoda oquedad de la nadería futbolística.

Y la duda, si no consume y paraliza, es buena. Y bueno es no ver un equipo monolítico, siempre campeón desde antes de tocar el balón, si no lo que son; un grupo de deportistas magníficos, en forma física, en inteligencia, en humildad, en esfuerzo, en calidad técnica, en saber estar y en transmisión de valores. Y como son humanos, ellos también pierden, partidos y nervios, sueltan malas palabras, se ponen violentos o pasivos, y suelen fallar. Por eso me gustan tanto, por eso me encanta el Ba-lon-ces-toooo... y por eso espero que ganen, que ganemos, que lo hagan disfrutando y haciéndonos disfrutar.

Como ayer contra Francia. De Colo... mala suerte.

Un saludo,

miércoles, 16 de septiembre de 2009

... y volvió la alegría

Pues sí. Alegría. Felicidad. Ver un juego como el de hoy, aunque sea contra Polonia, es agradable. De pronto, España era España. Jugaban como los de siempre. Corriendo. Defendiendo. Con alegría. Arriesgando en el pase, perdiendo la bola cuando había que perderla, no a lo idiota. Y sintiendo que son superiores, que son mejores, más calidad individual y grupal. Ba-lon-ces-toooo...

Dije en otro mensaje que era jugar como con Pepu, pero sin Pepu. O como con Aíto sin Aíto. Y es claramente jugar como los anteriores pero con Scariolo. ¿Algo ha cambiado? Mis cábalas van por ese camino; que los jugadores han decidido pasar de sistemas, pasar de embrollos, pasar de tonterías, pasándolo bien... jugar con libertad, moviendo balón, sintiéndose equipo que corre y llega, que gasta pero sonríe... y ganando.

Es significativo que el respeto de otros equipos se siga notando incluso cuando España ha pasado la 4ª de grupo. He visto el vídeo del final Francia-Grecia y es impresionante. La cara de Spanoulis tras el triple que empataba es un poema. Casi pidiendo perdón. Pero aun más impresionante es De Colo, el jugador francés. No está celebrando el triunfo, no está celebrando que son primeros de grupo... y por tanto, tienen posible cruce con España. Posibilidad que hoy hemos afirmado.

Ahora toca Francia. Es curioso, viendo el Eurobasket uno repasa la Historia de nuestro país, y ve con asombro que las rivalidades en guerra y política pueden estar de nuevo en el deporte, y magro consuelo es, pero divertido, pensar que humillamos a los pérfidos ingleses y que podremos doblegar, espero, a los traicioneros y soberbios franceses.

Yo estoy alegre. Si perdemos en cuartos, contra la Francia de Parker, pues hemos perdido. Si perdemos en semis, con quien sea, pues hemos perdido. Y si hacemos plata perdiendo en la final, como en los últimos Eurobaskets, pues hemos perdido. Pero mientras perdamos jugando así, como somos, con esa intensidad defensiva, corriendo, arriesgando, con sistemas sencillos pero eficaces, con ganas, competitivos, me dará igual... decepción, sí, pero no por no haberlo intentado. Será que otros han jugado mejor, han metido más ese día o lo que sea. Pero curioso que hoy, contra Polonia, tras la exhibición de Lituania, los árbitros han vuelto a mostrarse respetuosos con España (no hablaré de la jugada Llull, y la repetida...) quizá porque los jugadores vuelven a respetarse a sí mismos.

Mañana, contra Francia, veré si la alegría dura poco en la casa del pobre... o no.

Un saludo,

lunes, 14 de septiembre de 2009

Al estilo Pepu, sin Pepu

Yo no sé si ha habido charleta entre los compañeros de equipo, con el "núcleo duro" a la cabeza. Quizá han sacado algunos los galones y han ejercido, independientemente de que el partido haya pasado por algunas fases de colores inesperados. Pero sí es cierto que no me ha parecido que el entrenador haya estado mal. Sergio Scariolo ha leído ésta vez mejor el partido, o quizá debiera decir que lo han leído los jugadores pasando de Scariolo y algunos de sus sistemas.

Lo cierto es que hemos ganado. Igual que otros partidos hemos perdido, jugando lamentablemente mal, éste se ha ganado. Y lo más gracioso es que es el primero que se gana con sensaciones buenas. Al estilo Pepu. Corriendo. El primer alley-oop del campeonato, si no me equivoco. La primera vez que se roban balones y ¡sorpresa! un contraataque acaba en triple. La primera vez que se defiende en toda la pista durante muchos minutos, presionando a muerte. La primera vez que he visto sonrisas en más de un jugador. Al estilo Pepu, pero sin él.

La cara de Jose Luis Sáez en las gradas era un poema. Debía estar mordiéndose las uñas pensando en qué imagen deportiva estábamos dando. Que si su amigo Jaime no estaría pensando en joderle bien en cuanto pudiera. Y todo con su traje de cacique andaluz, de amo de cortijo. Él, que anunciaba hace semanas en la web de la FEB que el objetivo era el oro y punto.

A mí me encantaría que ganaran el oro. Que lo ganáramos. Certificaría una de las mejores generaciones y uno de los mejores momentos de un país desde la Yugoslavia esa que amedrentaba en los setenta y ochenta, los plavi de medalla continuada. Haría que tomáramos conciencia de los valores y esencias del deporte que han llevado a los Gasol, Navarro, Rudy, Garbajosa, Jiménez, Calderón y otros al estrellato dentro y fuera del país. Certificaría el camino emprendido en 1999 con esa generación de oro que ganó a los EEUU en un partido memorable y casi tuvo la opción de repetir triunfo en el anterior Olímpico. Pero...

Pero, pero, pero. En el Mundial de 2006 (la GLORIA) me preguntó un amigo que qué opinaba de la Selección que llevaba Pepu. Lo primero que dije es que había mentalidad del Estu, de la Demencia, y eso era positivo, pues significaba buen rollo, diversión, descaro, rapidez, atrevimiento. También que era un equipo compensado, muy fuerte. Y vistas las preparaciones, que aspirábamos a medalla y solamente EEUU, Argentina o Grecia (joer, de las pocas veces que acerté) podrían quitárnosla. Partido a partido, me creció la ilusión. No solamente ganábamos. Nos acercábamos a un triunfo sin igual. Y en el partido contra Grecia, lo sentí; apabullante. Éramos los mejores.

En el Eurobasket del 2007, también lo hablé con un amigo. Mal asunto el aumento exponencial de anuncios, promociones y eventos a cubrir por los nuestros. Y con la derrota de Sevilla, y la bronca por volver en el AVE a las 2 de la mañana en vez de quedarse un día allí tranquilamente, a restañar heridas, para cubrir un evento crematístico de la FEB, me sentí mosqueado. Y mosqueado no me sentí en la final, si no cabreado, enfadado, jodido, y algo decepcionado de mis compatriotas. El estadio era una grada de VIP's imbéciles que no animaban (salvo un inmenso Nadal, que sabe de qué va eso del deporte y lo importante de que te empujen los aficionados) y así fue, jugándonosla en el último segundo maldito. Vale que el bloque era el mismo, algo que pudiera ser un error, pero la FEB había metido mano, mucha mano, y mierda con ella.

Y se vio en el Olímpico de 2008. Aíto llego con una idea clara; él estaba lo que quisiera estar, haciendo lo que le saliera de los cojones, con claridad, llevando a quienes deseara, con sus sistemas, las rotaciones que deseara y, sobre todo, un espíritu de competitividad de muchos octanos. Se llevó una plata que era un oro, y certificó el cénit de la Selección, de la plavi roja. Y se fue contento. Nos dejó una sonrisa, un sentimiento de nostalgia y una incertidumbre ante el futuro.

El que ya es presente. Eurobasket 2009. Pasado mañana con Polonia, anfitriona, sabré si lo de hoy ha sido el Borodino de Scariolo o la recuperación. Me aferro a lo segundo, porque creo que los jugadores están jugando al estilo Pepu, sin Pepu... y sin otros. Demostrando que así se gana. Con la sonrisa de Magic.

Un saludo,

sábado, 12 de septiembre de 2009

Malos presagios cumplidos

Cuarto partido del Eurobasket. Turquía. Un gran equipo. Viejos conocidos como Tunçeri o Ilyasova. Otros como Türkoglu. Y nos han ganado...

Sí. El primer cuarto fue bueno. Ellos también jugaron muy bien. Fuertes. Altos. Duros. El arbitraje parecía sensato. Parecía.

El arbitraje, lo dije en otro texto, está siendo malo. Deleznable. La palabra es "consigna". Consigna de no dar nada. De ser ligeramente injustos. Y eso desequilibra al más pintado. A todos. La sensación es que están yendo en contra de la selección demasiados factores. Demasiados.

No hay buena sintonía, no. Las palabras de Marc Gasol finalizado el partido son brutalmente sinceras. No se entiende, teniendo a los veteranos, a los que poseen los galones, la jugada, diseñada por Scariolo. No es culpa de Llull. Es de quien decide sorprender haciendo lo que no hay que hacer.

Como he dicho, muchos hemos sido fieles a la Selección. Desde los tiempos en que Lolo regía. Con los cambios y pruebas de Javier Imbroda, de Moncho López, de Mario Pesquera. Y luego no recuperamos la ilusión, pues siempre estaba ahí, si no que la revitalizamos, la elevamos, la ganamos con creces cuando Pepu nos la regaló. Y la FEB nos la robó en el Eurobasket de Madrid. Y no perdimos la fe en el equipo, en los jugadores, en el equipo técnico inmediato, si no en los directivos de esa FEB. Y con Aíto pensamos que se podría retomar la senda que marcó Pepu. Retomar el buen camino. Pero él se fue... y ahora...

Con Scariolo se han cumplido los malos presagios. ¿Oro en Polonia? Si se gana no será gracias a él o la FEB. Doy gracias si en el próximo no nos vuelven a ganar, y sobre todo, ahora que hemos perdido, si contra Polonia no nos toca hacer maletas y volver. El oro está en las arcas de la FEB... o en su imaginación.

Lamentable... de llorar.

Un saludo,

viernes, 11 de septiembre de 2009

Respeto, autoridad y policía

Lugar: Pozuelo. Motivo: un botellón que deriva en batalla campal. Resultado: decenas de comentarios de periolistillos, políticos, figuras y otras hierbas. Resultado verdadero: Nada.

Se invoca de pronto el respeto, se habla de pérdida de valores, de remedios de autoridad para recobrar ésta e imponer el respeto, y, para rematar, los padres atentos que apenas saben de sus hijos ("Está durmiendo, Comisario, ¿cómo va a estar detenido?", dijo uno) y apenas aparecen por casa, denuncian "excesiva respuesta policial".

Claro. Si yo agredo a un madero, le robo la pipa, les tiro botellazos o piedrolos, les insulto y río en su puta cara, pues no tienen derecho, faltaría más, a cargar contra mí y mis compis, que lo estamos pasando en grande, "más grande que la Revolución Francesa, tío", dice uno en uno de los youtubes colgados y cobardemente descolgados. Ni tienen derecho, si me trincan, a pelarme a hostias, aunque me defienda yo primero y oponga "resistencia" a la "autoridad", ¡fachas! una panda de cerdos, es lo que son... mis derechos constitucionales prevalecen ante cualquier intención de salvaguardar el orden...

Respecto al respeto se ha perdido hace tiempo, sí. La fórmula de eliminar el tuteo está bien, crea una barrera que luego los esforzados sabrán sortear. O no, porque puede retraer a más de uno. Aunque lo último lo dudo. La culpa, no es de la Sociedad, es de los padres que la conforman, de los profesores que hace tiempo están solos y han renunciado, salvo casos aislados, a hacer una guerra que ya no les compete; ellos educan en materias, no en valores. Y de los políticos, que no existen para ésto. Es impopular... el respeto se gana de muchas maneras, pero se pierde con facilidad pasmosa. Y no es malo en sí mismo, es la esencia de la competitividad. Pero no la del desprecio que se manifiesta ahora. A mí, por ejemplo, me resulta más gratificante el respeto de los rivales que el de los amigos, que son los que simplemente te cuentan la verdad. El primero, parafraseando a un personaje de Corto Maltés, produce la fecundidad del diálogo mudo entre los contrarios.

La autoridad ya está perdida. Malgastada por el autoritarismo que nos impuso un tal Franco. De nuevo, como dicen en Corto Maltés, la autoridad existe hasta que se debe imponer. Es mejor dialogar, sí, pero no siempre. "Señores violentos, disuélvanse. O les tiramos caramelitos con valium". La autoridad se debe labrar con cuidado, para que esté en el tejido social de manera imperceptible, conociendo las causas de quebrarla, pero no por ello se debe impedir poder romperla, de muchas maneras...

Sortear los márgenes de la autoridad está bien, pero no despreciar y faltar al respeto a los demás. Entonces todo pierde valor, y esa es la verdadera desvalorización, el no reconocer qué vale qué, y así todo lo demás es válido. Esos chavales que ahora tiran piedras a la poli en Pozuelo, pueden ser los futuros brokers que denieguen un crédito a quien lo necesita, mientras desfalcan cuentas de pensiones para irse a Marbella, a comprar políticos corruptos, y tomar mojitos con ellos mientras planean nuevas y magníficas ideas... y habrán dado los 400 golpes, o alguno más, y se sentirán orgullosos. Y luego se quejarán, con menos pelo y más barriga, de que los jóvenes de su tiempo son gamberros sin valores como ellos... ¿o no?

¿Mano dura? No, ni mucho menos, pero desde luego no ésta falta de manos...

Un saludo,

miércoles, 9 de septiembre de 2009

¿Por qué tenía que ser Scariolo?

Eslovenia. Con Pepu o Aíto esperaría afrontar el partido lleno de tranquilidad, con el crédito de jugadores solventes y asentados en sistemas sencillos, eficaces y bien digeridos, moviendo bien el balón, creando muchas oportunidades para todos, corriendo contraataques por el central y los laterales, reboteando con inteligencia, cerrando en defensa a cara de perro, y, sobre todo, divirtiéndose jugando y, por ende, divirtiéndonos a todos los que recuperamos la ilusión desde 1999 y más firmemente desde 2006. Pero a la Selección la dirige Sergio Scariolo...

El partido comienza...

(Pausa para verlo)

Y ya acabó.

Emoción, sí, pero por no caer eliminados... ¡qué diferencia de aquel España-Argentina del Mundial donde sentía emoción no por caer eliminados, si no por poder luchar por la medalla! viendo el partido, muchos fantasmas. Comparar es malo. España de nuevo, lenta, atenazada, perdida. Marc Gasol de pronto parece Manos de mantequilla Jackson, un apelativo común en la cancha de mi viejo barrio. Y Ricky era el nuevo Jordi, por Jordan, por lo chupón... mucho abuso sobre Rudy, Pau y Felipe, inconmensurable. Y han ganado, sí, perdiendo rentas de 15 puntos, pudiendo asegurarse el primer puesto de grupo, sí, teniendo que sufrir una prórroga, sí... pero hay un nuevo problema añadido.

El respeto arbitral. No puedo dejar de observar que en estos tres partidos, a España se le trata con mucho asco, con altanería, con chulería. Parece que seamos de pronto novatos de alevín, y eso molesta. Los pasos de Lorbek para meter a Eslovenia en la prórroga han sido de espanto. Los palos, más bien, hachazos, que han recibido todos, empujones, hostias malintencionadas y otras lindezas, no han recibido el más mínimo interés arbitral. No suelo quejarme del arbitraje, porque yo mismo pité varios años en muchas categorías, viví muchos partidos, buenos, malos, regulares, y sé qué es estar en una cancha donde los jugadores suelen sacarte una cabeza y tener algo más de músculo que tú. Pero no puedo dejar de flipar con el arbitraje en Polonia; es como si hubiera una consigna; si la meten al tercer intento no hay faltas, y si quejan, técnica. Que se jodan. Que se lo ganen. Por ser campeones del Mundo, sub del último europeo o sub con olor a campeones olímpicos, no tienen galones para exigirnos, los putos españoles. Y en esto quizá juega algún papel la inefable FEB dirigida por el cacique local que todos conocemos, ese tipo de dirigente que va desde la SGAE hasta las Federaciones de Municipios o Presidencias de Escalera donde es un ineficaz gestor que apenas sabe de lo que tiene entre manos. Y es que el respeto se gana ante los rivales en la cancha, pero con los estamentos organizativos, como el arbitral, desde los despachos. Y de eso vamos escasos...

No insinúo nada. Opino. Mala elección de entrenador, mala gestión del éxito deportivo en pro de una búsqueda mercantilista que no ha lugar... muchas cosas pienso que se hacen mal. Pero, ey...

Es España.

Al menos, la del BA-LON-CES-TOOOO... hasta que la maten del todo y la entierren. Y qué peor sepulturero que el hombre con más gomina y menos ideas del basket... ¿por qué tenía que ser él?

Un saludo,

martes, 8 de septiembre de 2009

Jornada de reflexión

Debería haber sido un partido para restañar las heridas, una afirmación personal de algunos jugadores y un momento para repasar qué fallaba. No ha sido así, más bien, ha sido la demostración de que estamos en el mal camino. De hecho, durante varios minutos, hemos estado ya de camino de vuelta a España. Sin nada.

El "Angolazo" ha planeado en la memoria. De pronto, muchos malos recuerdos afloraron. Y la defensa volvía a ser blanda. El primer cuarto no, fuerte, intenso, con algunos huecos, pero parecía la defensa normal de la España de mejores recuerdos. Luego, de pronto, ha vuelto a decaer... y el ataque. Mala noticia que Navarro esté desacertado. Que Marc Gasol prefiera doblar un pase a tirar. Que a Felipe no le respeten. Que Ricky o Raül estén desorientados. Y que Mumbrú siga paseando a veces por allí como quien no sabe qué hacer. Pero estaba Rudy, lesionado. Y por supuesto Pau Gasol, inmenso. Y Claver ejerciendo de escudero de lujo, formando en ocasiones pareja con Marc y dando destellos de alegría, de esa que ya no tiene España desde que Scariolo... mejor no continúo.

O sí, para eso me desahogo.

La defensa y el ataque es un "haz lo que quieras". No es la libertad dentro de sistemas que daban Pepu o Aíto. No es esa capacidad flexible de dejar a los jugadores que leyeran el partido. Vale, no está Calderón, pero a veces Raül parece que no lo lee bien o no le dejan, y Ricky de pronto está inmaduro. Cabezas, casi inexistente, porque su tarea, defensiva y de controlar, enfriar el partido, no está siendo acompañada por nadie. Pero el problema es que el entrenador no está leyendo el partido bien. Zonas cuando te están acribillando, individuales que te cambian como si fuera minibasket, y poco más. No hay repertorio. Lo siento, Scariolo no me gusta. Nada de nada.

El mayor consuelo, que deportivamente está bien humillar a esos piratas del mar Caribe, a los insustanciales ingleses. Aunque cuando he visto a una pareja rolliza, blancuzca, animar como si fuera el fin del mundo a Gran Bretaña, sintiendo que estaban humillándonos a nosotros, he sentido vergüenza. De un seleccionador que no sabe entrenar y no sabe dirigir partidos. De un presidente de una Federación que ha sido muy torpe gestionando el triunfo del Mundial y el despido de un gran entrenador. De un país, España, donde lo bueno no parece que pueda durar, puesto que la ineficacia, el error, la incompetencia, son los productos del orgullo, del catetismo y de la soberbia nacional.

Hemos ganado, sí, y seguimos en el Europeo, vale, pero parafraseando a Michael Moore, tíos, ¿qué habéis hecho con mi país?

Somos la Ñ... de tantas uñas como nos comemos innecesariamente.

Un saludo,

Rostros

Primer partido de la selección de baloncesto. Malos presagios, al inicio, viendo las caras de los jugadores. Cierta extrañeza, algo desubicados todos. Inicio del partido, y Serbia se pone seria, defendiendo a cara de perro, recordando aquellos días de gloria de Yugoslavia. España, por el contrario, desconcentrada, inquieta, ajena.

Pronto el partido tomó un cariz nada imprevisible. España jugaba mal, como si no jugara con su estilo. De hecho, como la España perdida de los años 90, aquellos donde todo era gris. Hasta el 99. Y 10 años después, estamos de pronto con un recordatorio de esos días, cuando había complejos, pájaras, defensas con miles de huecos, pases nulos, cada uno haciendo su guerra... sistema de Scariolo, nulo. ¿Defensas? daba igual que hiciera individual, zona con ajustes, zona e individual, presión al base toda cancha... era como pasearse por un campo de tiro tras usarlo. Huecos y cráteres por donde se colaban los jugadores serbios con facilidad. Ellos estaban serios, concentrados, defendiendo fuerte, bajando el culo, como se dice, corriendo rápidos y efectivos el contraataque, sin necesidad de intimidar pero apabullando. Como la España de Pepu, la España de Aíto... pero no la España de Scariolo.

Muchos pueden pensar que odio a Scariolo. No, simplemente, comparo. Pepu, inmenso. Aíto, un dios en la tierra del baloncesto. El primero pereció por culpa del éxito mediático mal gestionado, por, entre otros, la FEB. El segundo, porque no quería quemarse y entrenar siempre, como basketholico que es. Pero si me dan a elegir...

Serbia jugó mejor. Jugó con ganas de ganar, defendiendo con ganas y demostrando que, con calma, se puede ser mejor. Corriendo.

Las caras eran un poema, como se suele decir. Rostros decaídos, brazos a todo lo largo del cuerpo, en el costado. Miradas gachas, huidizas, vacuas. Y entre esos jugadores desmotivados, desconcertados, desubicados, el rostro aparentemente sereno, orgulloso pero hueco, de Scariolo.

Mal forma de encarar el Eurobasket...

Un saludo,

lunes, 7 de septiembre de 2009

Annie Leibovitz y Andreita

Pasé el sábado por la tarde en la exposición de fotografía de Annie Leibovitz, disfrutando de algunas de sus fotos y los comentarios de las mismas. Me impresionó alguna como la de un saltador de natación que aparece suspendido en el aire, casi arrebatado a los cielos, rompiendo la lógica de la gravedad. También un par de fotos sencillas, una bicicleta sangrienta, que había dejado un surco rojo en el empedrado de Sarajevo, o la de los pies y manos ensangrentados en un cuartucho de Ruanda, tras una matanza. Sin duda, disfruté con los retratos, incluido el de “Los supervillanos” o el equipo de George W. Bush. O el de Isabel II, tétrico, evocador de tiempos anteriores, melancólico y feroz. También las naturalezas inquietantes, como la de ciertos árboles blancos. Y desde luego me encantó el estilo en ciertas fotos, no todas, donde se muestra tanto lo que se quiere enseñar, perfecto, como aquello que no se quiere mostrar, la realidad, juntando todo en un juego de cierto realismo sucio y preciosista, a un tiempo. Pero algo no me gustó…

No me gustó la relación con Susan Sontag fotografiada hasta la misma muerte de ella. No, ciertamente, me sentí como un entrometido en un asunto privado que no me interesaba. Y sin embargo, ahí estaban las fotos. Públicas, jugando con el morbo, mostrando la intimidad como si fuera arte. Había una foto que sí, me encantó, la de Sontag frente a Petra. Oprimida por las rocas del cañón que debe atravesar hasta la fachada, era una alegoría, una magnífica historia. Olvidando la parte íntima.

Salí de la exposición cuando cerraban, pensando en el conjunto de las fotos vistas. Me quedaba seguro con varias, pero no con todas, especialmente las íntimas. Y así estaba yo rumiando cuando un grupo de personas que también habían visitado la exposición fumaba y charlaba a sus puertas, pero no de las fotografías. Comentaban algo de un sitio llamado “Ambiciones” y una tal “Andreita”. Y por la forma de hablar sobre ellos, entendí que se trataba de algo personal, de un problema que tenían con alguien que iba por ahí insultándoles o haciendo putadas. Decidí apagar el oído y quedarme sentado leyendo un poco más sobre Leibovitz, pero la discusión crecía en intensidad y se acaloraba, con algunos férreos defensores de no se quién y otros de otras partes. Empecé a incomodarme y, cuando me quise dar cuenta, hablaban de todo ello basándose en no se qué programa visto en la televisión la noche anterior. Llegué entonces a la conclusión de que no veía suficiente televisión y de que no estaban hablando de su vida privada, si no de las vidas privadas de otras personas…

Entiendo la necesidad de saber, del cotilleo, dicho mal y pronto, de las personas. Información, curiosidad, para así saber a qué atenerse o mostrarse ante los demás como alguien capaz, sabio, inteligente, aunque no sea más que un cotilla. Estar informado es útil, importante, pero tanto como eso es el saber discriminar la información. Igual que los comisarios de la exposición de Leibovitz no filtraron y consideraron importante la vida íntima de Annie y Susan (Ya puedo tutearlas…) sucede con los medios que venden la supuesta vida privada de supuestos famosos. Y somos nosotros, al final, quienes decidimos qué queremos ver y escuchar. Yo, por de pronto, no me intereso nada por las vidas privadas de Andreita, Susan Sontag o Annie Leibovitz. Pero sí por algunas fotos de la última…

Un saludo,

sábado, 5 de septiembre de 2009

Son mis rodillas

Pienso en mis rodillas y en la madre que parió a todos los humanos. Literalmente, en aquel homínido residente en África y su extraña manía de andar erguida y de azuzar al prójimo (o prójimos) para moverse en busca de mejores lugares para comer. O visitar. Pienso en el largo camino que recorrieron, pasando por oriente próximo o allá entre el Tigris y el Éufrates, donde muchos se quedaron y de paso miraron al cielo, a las estrellas, y luego otros siguieron camino hasta lugares tan alejados entre sí como el actual Vigo y la ciudad de Cicely, Alaska. Hace decenas de miles de años, ellos se rompieron las rodillas, las costillas, todas las articulaciones, dejándose la vida y evolucionando, consciente o inconscientemente, hasta hoy día, hasta mi persona, miembro de esa especie única que ha terminado con rivales como el Neardental y quién sabe qué más, quedándose hace poco menos de 15.000 años como dueña y señora del planeta… la especie del homo sapiens.

Es curioso; ya no hay tanta diversidad genética, y en los países industriales, ricos, predadores de las riquezas naturales de otros países, el homo sapiens es como quien dice una masa de gelatina fofa cuyo hábitat natural es el sofá del salón y la cama con TV en la cómoda. Por eso nos va como nos va… fofos, asmáticos, con decenas de nuevas enfermedades que van minando la salud poco a poco, incapaces de valernos por nosotros mismos en el campo, pues somos ya miopes la mayor parte, con un sistema de razonamiento lógico que implica abrelatas, neveras, cocinas de inducción, hidromasaje en la ducha y, por supuesto, vehículos… poco a poco, hemos dejado que el mundo se pervierta, degenere y muera a nuestro alrededor. Y es mi rodilla la que me lo grita…

Leo ahora que, tras miles de años estando ahí, el Ártico está a punto de quedarse en agua y poco más. Por el 2030, más o menos. Ya perdimos el estrecho que une Asia con América, que será de Bering, pero seguramente el que lo descubrió y cruzó, con las rodillas cargadas de peso, tenía otro nombre. Igual que las parejas que fueron a Europa desde África, pasando por Asia, y se fueron quedando por el camino, con sus rodillas cansadas… ni qué contar los que, desde Asia o América, decidieron que caminar les había cansado mucho y, en barcos y canoas, colonizaron Oceanía antes que el hombre blanco, anglosajón, protestante y presidiario. Todos los continentes, menos el Ártico y el Antártico, si se les quiere considerar así, han sido colonizados por el hombre, por el homo, por el que ha quedado como tirano de todo esto… menos el Ártico. Y lo que no se conquista, se destruye.

Con los años, todo el mundo se va jodiendo las rodillas. El peso, el uso… es una articulación delicada. Aunque se cuide. Y me doy cuenta que he llegado antes al momento de la reflexión, por la que se inició ésta bitácora, antes por mis rodillas, por mi rodilla izquierda, primero, que siempre me duele, y ahora por la derecha… y es sencilla, y encima, nada original. El mundo es una porquería, en el 506 y en el 2000 también… antes y después y, sobre todo, durante. No nos damos cuenta, pero lo hacemos siempre, todo, de asco.

Un saludo,