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miércoles, 7 de noviembre de 2007

¿Quedaban republicanos en la guerra civil?

Siempre se acusa a los republicanos de ser quienes nos llevaron a la guerra civil. Por desidia, permitiendo que los movimientos revolucionarios de anarquistas o socialistas radicales les provocaran revueltas y revoluciones; o por connivencia, actuando incluso como cómplices en dichos actos revolucionarios. Una parte de la derecha, por no decir gran parte, acusa por tanto a la República de ser un simple estadio intermedio de la Revolución con mayúsculas. Y siempre, siempre, los republicanos son el "malo" de la película por no actuar a tiempo, siendo los buenos militares, con su fuerza, quienes tuvieron que rebelarse para restaurar el orden roto.

Pero también se acusa a los republicanos desde la izquierda, porque según ellos, anarquistas, marxistas y socialistas de pelaje vario, la República ahogó la revolución e impidió un cambio tan profundo que con él mismo se habría cambiado la guerra, venciéndola e implantando un estado de cosas casi idílico. Así que durante la guerra, como antes en la paz, se dedicaron a destruir las estructuras del estado republicano desde dentro.

Estas interpretaciones, revisionistas algunas, y ciertas en parte otras, son las que se oyen mucho. Dejando de lado el olvido en la educación de muchos de mi generación de este período histórico, al que se llegaba (cuando se llegaba) de puntillas y sin sobresaltos, con un esquema torpe y simplón, estamos hoy día en un punto bastante triste, respecto a la historia reciente, por el que ni siquiera se puede hacer un estudio de la guerra civil sin tomar partido. Pero es que se debe hacer sin partido alguno.

Los republicanos, para empezar, creían en un estado democrático. Lo crean o no aquellos que defienden a Franco y su régimen. El hecho está en que las provocaciones de la guerra civil se dieron por la izquierda más extrema y la derecha más autoritaria, rebasando siempre a los republicanos que por más que lo intentaron (A veces con mayor fortuna o dedicación) no pudieron absorberlos en el nuevo régimen.

Éstos, que aspiraban a un Estado similar al francés, se vieron desbordados en cuanto que los elementos conservadores, africanistas (del ejército) y propietarios, de un lado, se organizaron ya en fecha tan temprana como 1932 para derribar el régimen "sorpresivo" de la República, que ya en su Constitución trataba de encauzar los asuntos sociales mediante concesiones, a veces más simbólicas que reales, a los trabajadores del campo y la ciudad.

Pero también se vieron desbordados por las izquierdas, radicales, que pretendían un cambio revolucionario sin aceptar el régimen tampoco por ser una verdadera cortapisas a los cambios que se habían dado en la Europa de entonces, especialmente en los "paraísos" obreros como la URSS.

Es decir, unos y otros no aceptaban la legalidad de los republicanos; los primeros, por ser los que "traían el marxismo y la revolución"; los segundos, precisamente por retardar éstos e impedirlos.

¿Fueron buenos políticos los Azaña, Prieto, Negrín, Largo Caballero y demás? Yo creo que algunos fueron contemporizadores y bastante ineptos. Otros no, y de hecho, una figura siempre vilipendiada, pero curiosamente con más saña que argumentos, es Negrín, quien predicaba una resistencia contra los fascismos que habían ayudado los golpistas del 17 de julio de 1936 y una necesidad de actuar con la URSS (Que no el comunismo) muy similar a la que pocos años después proclamaría un político respetado hoy día; Winston Churchill.

¿Por qué tenemos que olvidar ciertas cosas? La guerra civil, en último término, se luchó sin republicanos prácticamente. Debilitada por las izquierdas y tocada de muerte por las derechas, los pocos republicanos que creían en un régimen democrático se enfrentaron a la dura realidad; no existía ya este régimen. Los golpes de unos y otros (Quién empezó, como en la pelea de un patio de niños, tiene poca relevancia; pero está claro que fueron los conservadores que vieron amenazados sus privilegios, como siempre, y la omnipresente Iglesia, quienes más azuzaron la discordia) dejaron el único experimento democrático que conocemos, aparte de otros más breves, en el cajón de las ignominias.

Varios años después, un régimen republicano fantasma pululaba por Europa y EEUU, tratando de representar a una España que ya estaba hundida en la miseria del franquismo, de aquel autoritarismo autóctono, superviviente como la Iglesia en los siglos... y hoy, en las excelentemente bien conservadas ruinas de ese franquismo, con una nueva Restauración completada (La llaman "Transición") vemos que el debate sigue sumergido en aguas turbias.

Republicanismo para algunos, es hablar de comunistas, de marxistas, de revolucionarios, de desorden, de caos, de muerte y destrucción. Y se olvidan de un sistema democrático que fracasó por los muchos golpes que le dieron de uno y otro lado. Porque si las derechas hubieran contribuido al órden en España, sirviendo al país, y no a las clases que representaban, y las izquierdas hubieran asumido los cambios con la paciencia que debían, ¿qué habría sido de nuestro país? Porque ser republicano no es ser de izquierdas o de derechas, si no creer en un sistema democrático y libre de verdad, con otros valores, con otras concepciones del Estado y de la Nación.

Quizá tendríamos una España diferente a la de hoy. Quizá podamos tenerla.

Un saludo,