Buscar dentro de este batiburrillo

jueves, 26 de noviembre de 2015

Franquista o antifranquista.

Tenemos el eterno debate, el que nunca muere. Franco, sí, es malo, pero olvidáos ya de él. O Franco, sí, es muy malo, muy muy malo, no podemos olvidarnos de él. 

Tanto unos como otros juegan con el recuerdo y en el camino la Historia y la verdad histórica lloran como una niña. Se crean dos bandos (juas juas juas) y se pegan dialécticamente; que si la República llevó a la Guerra Civil, que si Franco intentó salvar a España de una República malvada... 

Ya lo he dicho muchas veces. Somos idiotas. Hablamos de la Guerra Civil (la de 1936-39) como si fuera la única. En el siglo XIX hubo más, 3 o 4, más revueltas, más revoluciones, más algaradas, más guerras y pérdidas coloniales. En 1936 España no estaba aún en el siglo XX. Éramos como esos jeques que empuñan AK-47 y gritan "Allah Akbar!" cual guerrero del siglo XV. Vivíamos en un extraño siglo XIX aún envuelto en brumas de nostalgia y melancolía mientras que el resto de Europa iba a otro paso. La República trató de forzar el paso, usando políticas probadas en la Francia revolucionaria (reparto de tierras, mejora de la educación, secularización de la vida civil, fomento de obra pública para empujar la economía...) pero eso es como si un hombre de hoy se marcha a Raqqa a charlar de derechos de las mujeres. Y el ejército era todavía una amalgama de oficiales (muchos, muchísimos, tantos que nuestro ejército estaba hipertrofiado con cabezas de manera que había un general por 20 soldados o así) que vivían inmersos en esa nostalgia y melancolía que falsean la memoria. Y encima, con guerras en África que les convirtieron poco menos que en carniceros sin cabeza.

Así pues, Franco o no Franco. Francamente, querida, me importa un pepino, podría decir. Yo nací un año exacto después de la muerte del dictador (que no murió cuando Primo ni Durruti) y por tanto podría decir que yo no he vivido el franquismo. Falso. Lo vivo, lo vives, lo vivimos aún. Vivimos una sociedad tallada durante 40 años que no ha muerto 40 años después.

De todos los resultados de aquello, puedo asumir argumentos de las dos partes. Que hay que mirar adelante y tratar de no morir de pasado. Pero claro, eso se puede si todo se resolviera. Si no quedaran asesinos del tardofranquismo impunes y por la calle. Si no existieran miles enterrados en cunetas sin saberse dónde. Si no hubiera recordatorios en forma de calles flagrantes (no son tantas, pero las que hay...) y si la izquierda no siguiera jugando el papel de virgen inmaculada y limpia de pecado (en 1934 no intentaron una sublevación, no...)

Así pues, si eres franquista, mis respetos por tu vacío craneal a juego con tu estética seguramente bertinesca y rancia. Si eres antifranquista, mis respetos por tu acriticismo sin preguntas ni fisuras. Y si eres cualquier otra cosa, por ejemplo mujer, pelirroja y zurda, con ojos verdes, llámame sin que se entere mi esposa...

Un saludo,