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domingo, 9 de octubre de 2011

The chef's choice.

Cambiar el mundo, la revolución en directo, actúa, es el momento de salir a la calle, reclama tus derechos, lucha, resiste, por lo que es justo, bla bla bla bla...

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La revolución de verdad es una puta con muchos pretendientes que la maquillan a su gusto, y cualquier actuación es otro eslabón en la cadena de acción-reacción. ¿Actúas por tí o por otros? No lo sabes. Pero crees que sí. Y si sales a la calle, ¿sabes de veras por lo que luchas, conoces tus derechos, sabes los medios? Y más aun... ¿entiendes qué es la justicia?

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Hace tiempo que llevamos recibiendo mensajes de todo tipo. Recicla. Compra justo. Paga justo. Haz lo que debes. En el mundo del postfascismo, éste ha logrado refinar sus mensajes. Tanto, que ha calado hondo en el capitalismo, en el sistema sin gente, en los engranajes sin grasa. Logremos ciudadanos con buena conciencia que sigan haciendo lo que deben hacer por el sistema. Hoy puede ser consumir sin tasa. Mañana, consumir lo que les digan. Pero siempre, a ser posible, mantengamos la corriente de la masa circulando en la misma dirección. Y la novedad de nuestro tiempo es, ¡albricias! que si alguien va en dirección contraria, creará otra corriente circulatoria abriendo un nuevo paso al noroeste del comercio.

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No te engañes. La primera revolución es no creer en ellas. La segunda, revolucionar tu mundo. La tercera... perderse en el infinito mar de posibilidades y de opciones que no existe. Cada día pierdes una opción de libertad. Cada día, sabes mejor que nunca has sido realmente libre. Y un día sabes que la libertad es una entelequia, una formalidad para hacernos sonreir. Siéntete bien creyendo que eres libre. Libre de escoger tu revolución. Lo cierto es que nunca lo serás. Y cuando lo seas, realmente, habrás muerto por una causa que seguramente esté prostituida hace tiempo. O mejor... engáñate.

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Hace apenas 200 años que nacieron las democracias más titubeantes, y los derechos de los hombres, y la universalización de todo eso no ha comenzado ni hace 50 años. ¿Creemos tener algo consolidado, real, firme? Engáñate.

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El futuro, que todos parecen conocer, realmente no importa. Porque nunca existirá. Es nuestro presente el que lo define. Y el presente acaba con las opciones disponibles. Quita esa falsa libertad. Por eso tantos viven en el pasado. Otro mito.

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La perspectiva más sabia, más consecuente, más inteligente, no existe. Tú ves el mundo con unos ojos manchados. Yo también. Nadie sabe limpiarlos si no es un niño salvaje, y también él se contamina rápido. No hay, pues.

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Y como toda reflexión de alpargata, termino con un consejo más falso que un billete de 1.000 euros; no te arrepientas de lo que vas a hacer, seguramente nunca lo harás como querías.

Un saludo,