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jueves, 25 de octubre de 2007

Demasiada cultura - Utilidad

Ocurre últimamente que veo el mundo inundado de conocimientos de todo tipo. Desde el deportivo (Saber qué natillas come Ronaldiño) hasta el científico (Que los científicos que han recibido el Nobel, no sé bien por qué, compartido con Al Gore, le han refutado hasta 7 argumentos que él, como buen showman, ha exagerado; uno de ellos, el nivel del mar tras el deshielo... grave en sí mismo, no necesitaba de hipérboles...)

Y dentro de estos conocimientos, muchos de ellos son inútiles. Si no casi todos. Me explico.

De niño he oído siempre aquello de "El saber no ocupa lugar". Y un día, leyendo Estudio en Escarlata del gran Conan Doyle, leí un argumento muy bueno dado por Holmes a Watson, que reproduzco a continuación como buen amanuense:

""[...] Yo creo que, originariamente, el cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en el que hay que meter el mobiliario que uno prefiera. Las gentes necias amontonan en ese ático toda la madera que encuentran a mano, y así resulta que no queda espacio en él para los conocimientos que podrían serles útiles, o, en el mejor de los casos, esos conocimientos se encuentran tan revueltos con otra montonera de cosas, que les resulta difícil dar con ellos. Pues bien: el artesano hábil tiene tiene muchísimo cuidado con lo que mete en el ático del cerebro. [...] Es un error el creer que la pequeña habitación tiene paredes elásticas y que puede ensancharse indefinidamente. Créame: llega un momento en que cada conocimiento nuevo que se agrega supone el olvido de algo que ya se conocía. Por consiguiente, es de la mayor importancia no dejar que los datos inútiles desplacen a los útiles"

No puedo dejar de recalcar lo de la utilidad. Junto con este pensamiento, tan materialista, está el de Ortega y Gasset que ya mencioné algún día, de que la excesiva especialización hace del técnico un espeleólogo en medio del túnel, sin más ayuda que su potente pero limitada luz. Esto es, la utilidad, ¿cómo se mide?

Sorprende a muchos de mi entorno que no pueda recordar el nombre de una tipa o un tipo que se han follado mutuamente o a otros, o que no sepa qué le hizo alguien a alguien o algo. También, sorprende que no quiera conocer de ciertas cuestiones, y que en otras, evite todo contacto para esquivar la contaminación. Con el fútbol me pasa; estamos tan sobreexpuestos a las miles de informaciones inútiles, que incluso alguna vez obtengo algún dato inútil que hago lo posible por eliminar cuanto antes. Aunque el rastro queda. Los medios son sistemas de propaganda muy eficaces, y si no, ¿por qué conocemos hasta el último detalle de la vida nocturna de un jugador y no sabemos quién ha ganado la final de Rugby de este año?

Por eso la utilidad de los datos, de la información. Mucho de nuestra vida consiste en despojar de basura, de ruido, de contaminación, el dato que se pueda obtener. Y aun así, quizá no tengamos ni la sombra de una de las muchas facetas de lo que realmente ha sucedido. En eso soy escéptico, sin la radicalidad de un Sexto Empírico, y sin alcanzar la ansiada εποχη, que creo se pronuncia "Epojé" y que viene a ser una especie de suspensión del juicio, no afirmando que algo es correcto o no lo es absolutamente. Algunos somos, a fin de cuentas, ya lo dije en otro escrito, como mi hermano; buscando entre la basura pequeñas joyitas, tesoros y artículos de valor.

No desprecio el conocimiento, pero sí trato de cribarlo. Tamizar los datos, filtrar las informaciones, depurar, destilar hasta lograr un resultado que pueda ser el más adecuado. En ese proceso, me he equivocado muchas veces (¡Y las que quedan!) pero también he logrado conocer asuntos con cierta coherencia o claridad. La historia, que es de las ciencias sociales la menos ciencia y la más social, carece de método, pero no por ello se puede seguir buscando uno. Quizá el más acertado sea el multidisciplinar, porque nada se constriñe a una única área. Y la historia, como el presente, es un ejercicio de batear hasta lograr el oro escondido en el cedazo. Si a ese material le damos el valor que le damos...

También es cierto, continuando el argumento de Holmes a Watson, que algunos no tienen un ático, si no un dúplex o incluso un palacete. Aunque las especulaciones urbanísticas también alcanzan a las culturales...

Un saludo,