El sábado 26 de julio, leía en El País dos artículos bien diferentes entre sí. Uno, lleno de estupidez provinciana, de miopía y ralentí intelectual incapaz de entender realmente un hecho concreto, y otro en cambio valiente, amplio, inteligente y certero.
El primero era de Suso de Toro, un escritor gallego que criticaba el manifiesto en defensa del castellano con una comparación chusca a
Suso de Toro, desgraciadamente, en el periódico, muestra esa misma “fábula xenófoba” que critica, puesto que se olvida de la gran frase que a mí me encanta sobre el manifiesto y que lo hace tan interesante e imprescindible, dicha por Savater:
"Los ciudadanos son quienes tienen derechos lingüísticos y no los territorios ni mucho menos las lenguas", esto es, que la lengua es una pertenencia de las personas, no de los Estados, Naciones o Territorios que la quieren monopolizar y de las personas que lo usan. El instrumento, no el sujeto...
“En España solo se habla Español” o “En los Països Catalans, solamente se habla Catalán”. El lenguaje de cada persona es suyo, y triste es que un Estado quiera imponer otra cosa. Pero aparte, la supervivencia de una lengua no es cosa de un Estado, si no, más bien, de las personas que lo integran. Si esa lengua la quieren dejar de lado en pro de otra más eficaz, ¿acaso el Estado debe forzar al uso de la que abandonan? ¿no es una violencia coercitiva, la de imponer algo, que se debió ya olvidar en los años 70? porque los mismos que lucharon para que en España cada uno hablara en la lengua que deseara, ahora mismo se quejan de que se vuelva a la imposición, pero del catalán, del vasco o de cualquier otra lengua tan antigua como la “Llionesa”, por ejemplo, en detrimento de la que era común. Y ojala fuera esa el latín...
En el mismo periódico que el anterior, escribe un artículo llamado “El amigo del tirano”, y que resulta dolorosamente afinado. En él, deja clara una realidad absoluta y triste. Cuba es una dictadura, pero al ser de un pretendido dictador de izquierdas, tiene un absurdo apoyo de intelectuales que le doran la píldora al glorioso Comandante y su séquito, incluido su hermano Raúl (de la dinastía comunista de los Castro) por parte de algunos como Gabriel García Márquez o algunos actores e incluso políticos que ni siquiera sabrían decir que es la Realpolitik que practicaron en su día (González, Aznar...)
Lo lamentable del tema, visto en el artículo, es que la subjetividad del escritor se torna servidumbre y lacayuna actuación ante hechos deleznables. Represión, tiranía, estado policial y delatorio, exilio, muerte, encarcelamiento por mantener ideas o formas de ver la vida distintas del Poder... todo eso es común a los totalitarismos, y parece que lo olvidamos si en la etiqueta pone “de izquierdas”, porque se considera un tránsito necesario a un mundo mejor. De Cuba seguirán diciendo los intelectualillos menudos y miopes que tiene (o tenía) un envidiable sistema de salud pública, grandes investigadores, emprendedores en la vida intelectual... la realidad es que los emprendedores se van del país, que los investigadores están en cualquier sitio menos en la isla y que la salud pública se parece cada vez más a la privatizada por el PP en Valencia o ahora en Madrid. Sin contar que son cantinelas, ¿cómo las denomina Suso de Toro? ah, sí, que parten de “falsedades que llevan tiempo difundiéndose”...
Yo, al menos, trataré de recordar sus caras antes de cualquier cicatriz...
Un saludo,