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domingo, 21 de octubre de 2007

Baloncesto vs Fútbol

No es una rivalidad nueva. Lo ha sido desde los años 80, cuando me interesé por el baloncesto. Con pocos años, quizá 8 o 9, pusieron en el antiguo transformador que había frente a mi casa una cancha de baloncesto. Simplemente, dos canastas sin red, sin líneas pintadas, sobre un asfalto duro, rugoso, agrietado. Los aros han sido arrancados periódicamente, y de igual manera los han repuesto siempre. Nunca hubo porterías. Y lo primero que hice, al día siguiente, fue pedir un balon de baloncesto para jugar. Hasta hoy.

Del fútbol siempre han informado e informarán, hasta la saciedad. Siempre hay miles de páginas, miles de noticias en radio y televisión. Nos conocemos, aunque lo odiemos, los motes de muchos jugadores, las polémicas arbitrales, los partidos "del siglo", las repercusiones cósmicas de un "crack" que se ha ido de juerga. Es un circo, un grotesco espectáculo de luces, colores, sabores... de todo menos deportivo.

En cambio el baloncesto ha transitado caminos más discretos. El bache de los años 90, cuando el aficionado debía someterse a las duras pruebas de no encontrar un solo partido de ACB (En Canal + y por tanto para quien lo pagara...) o la selección castigada con Angola y similares... yo entré mucho después del recuerdo de Corbalán y compañía ganando la medalla, y ví a Petrovic lanzando esas canastas. También disfruté con Jordan, y con Kukoc, y con tantos otros. Hasta que llegó el primer aviso; el oro júnior ante los EEUU.

Desde entonces, la crónica sequía de títulos del fútbol, que en clubes gana, pero en selección pierde, cambió a una crónica que hizo de esa generación campeona del mundo de baloncesto y subcampeona de Europa en dos años. Sin contar la mejoría de la ACB. Y las comparaciones son odiosas, pero se pueden hacer.

¿Qué diferencia a ambos deportes? El circo del fútbol, su aburrimiento (No soporto un partido entero; siento lo mismo que los habitantes de Springfield en cierto episodio de "Los Simpson") contra la vitalidad, el nervio, la alegría, la rapidez y la vistosidad del baloncesto. Eso, y las declaraciones; en cualquier deporte que no sea fútbol, los protagonistas hablan de manera inteligente, no como estrellitas del rock. Da gusto escucharles y apetece oírles. Siempre dicen algo interesante.

Lo siento por el fútbol. Ha sido el deporte "Rey", pero a los muchos que somos republicanos, el Ba-lon-ces-to, por méritos propios, merece estar en nuestro podio particular. Y motivos no faltan.

Un saludo,