Buscar dentro de este batiburrillo

domingo, 19 de agosto de 2012

Aguanten la respiración.

Agosto aburre al más preparado. Junto a las noticias intrascendentes se cuelan algunas más bien inquietantes. ¿El vencimiento del crédito español en octubre y el más que probable rescate de septiembre? Guindos acusa al BCE. ¿Assange y el esperpento de la embajada? Garzón es un corrupto alentado por la "progresía" (término despectivo usado por las derechas más recalcitrantes para denigrar la izquierda, ya se sabe, la guerra de palabras) y unido a Rubalcaba por una trama que dejó echo unos zorros a Interior y España. Y así con todo, liga de fúrgol incluida. Los incendios, deprisa y corriendo. Puntillas encima del mantel de mierda que van disponiendo para el regreso triunfal.

Así, veo mucha gente practicando el arte de la zambullida y aguante sin respirar bajo el agua. Toman aire, se sumergen, esperan, y, cuando no pueden más, emergen. Y todo sigue igual de tenebrosamente lúcido, bajo el sol de agosto.

Nadie puede aguantar hasta septiembre. Alguna vez se cuela algo. Noticias minúsculas, marginales. Los medicamentos excluidos, el precio de atención a "sin papeles" ("Los" me parece otra de esas cosificaciones excluyentes, "eso" vs "nosotros") el trazado de las vías de tren justo por zonas quemadas del litoral... Y los pertinentes ataques y contraataques de unos y otros debajo del perenne "no pasa nada, todo controlado", del ausente gobierno.

Aguanten la respiración. Los peajes no son nada comparados al nuevo IVA e impuestos indirectos. Los medicamentos y los excluidos son minucias cuando lleguen problemas sociales de verdad, no experimentos como el de Sánchez Gordillo. Y el neocolonialismo que se nos impondrá será un poco mejor que el chino en África, Asia y Latinoamérica. Un poco, porque tenemos trazas y recuerdos de contestación, a pesar del intento confuciano y cristiano de quietud y aceptación de la servidumbre. Veremos si alguien sabe agitar el rescoldo o, simplemente, optaremos por meter la cabeza bajo el agua esperando que todo pase. O nos ahoguemos.

Un saludo,

domingo, 5 de agosto de 2012

Money, it's a crime...

...
Share it fairly
But don't take a slice of my pie" 

Pink Floyd, años 70. Crisis del petróleo y todo eso. Vaya, si es que llevamos ya... ni se sabe la de crisis. Y sueltan esta canción en su álbum de "The Dark Side of the Moon". Que hoy podría ser "The dark side of Wall Street" o algo así.

Compártelo justamente, pero de mi pastel no cojas ni un pedacito. El dinero es un crimen... burla, sarcasmo, cinismo y humor británico. Condensado en tres versos. Brutal.

Hoy día vivo cada vez más convencido de que la guerra entre "los buenos y los malos" está vigente, más que nunca. Tras las pausas o treguas que se dieron porque se metieron en un "todos ganamos", de pronto descubrimos que les debemos todo de la fiesta. Nos dieron a crédito, devolvámoslo. Con creces. Limpiamos el cuarto, barremos, recogemos los restos de comida (que en algunos cubos de basura ya ni podemos echar, pues los candan) y nada de quejarse, sea porque no tenemos salud, dinero o trabajo. O amor, ya puestos.

Los amos del cotarro se han levantado de la mesa y están demostrando que nosotros éramos las patas de las sillas, los pies de las mesas, los que servían el banquete. Y que, como los buenos mafiosos, no pagan ellos al dueño del restaurante, que teóricamente somos todos, si no nosotros. Tú, yo, nosotros, ellos no.

Así que, como los mafiosos prestamistas, llegan con su juego de siempre. ¿No tienes dinero para devolverme los créditos para comprarte la casa y el coche? Pues nada, te los embargo. ¿Y seguimos sin cobrar? No hay problema, esos servicios sociales que te creías para siempre, fuera. Sanidad, educación, vigilancia policial, bomberos, limpiadores... todo eso, a la porra. No puedes pagártelo, manirroto. Te los quito porque los has quebrado con tu uso fraudulento. En lugar de ir al público, vete al mío, que es privado, y paga, paga y paga. Ah, espera, que no te llega... te jodes.

El señor con chistera y puro se me hace más bien con traje italiano de corte impecable, gordo con granos y picado de viruela, fumando, con un buen coche y el fajo de billetes en la chaqueta. Es la mafia, idiota. Han aprendido desde hace mucho tiempo. Y saben otra verdad fundamental; que los políticos, como los donuts, hay que comprarlos de dos en dos; sean de la tendencia que sea.

Entre tanto, estamos inoculados del virus de la "clase media". Nadie es ya obrero. No, eso huele a sudor, tartera y alpargatas. Rancio, nada cool, out of fashion. Obrero, puagh. Todos clase media. Y si debes más, pues más tienes, realmente... más tienes que devolvernos. Dicen.

El dinero es un crimen, como lo es el cuchillo blandido por el psicópata. Pero para el capitalismo hay aun un último obstáculo antes de que Moloch nos devore del todo en su máquina de ruedas dentadas, bajo esa Metrópolis donde el oropel se tiñe con sangre... y es la humanidad. El ser o esencia del ser humano. Una tibia, delicada y fina línea que aun no han quebrado, aunque la difuminen con extraordinaria capacidad. Yo, misántropo declarado, creo en ella, porque si no, nada me impediría ya dedicarme al asesinato.

Igual que ellos, aunque para eso usan el arma más eficaz y mortífera de todo crimen, la que no deja huellas, la más legal. De su legalidad.

El dinero.

Money, its a gas.

Un saludo,

viernes, 3 de agosto de 2012

De discusiones políticas entre amigos.

Tengo algunos amigos a los que le gusta hablar de política, y más en estos días. Otros no, prefieren escuchar, o guardarse la opinión para cuando hay menos gente. En todo caso, es muy significativo ver reflejado en ellos, a escala micro, lo que sucede a escala macro.

Siempre pasa lo mismo, en toda discusión. Hay personalismos, hay filias y fobias personales, prejuicios, intentos de monopolizar la conversación subiendo el tono o usando términos cortantes... nada nuevo, algo que lleva sucediendo desde antes que lo describiera muy divertidamente Arthur Schopenhauer en el libro de "El arte de llevar razón expuesto en 38 estratagemas". La cuestión es, ¿qué objeto tienen estas discusiones?

Ninguno, salvo el de simple intercambio de impresiones. En todas partes habrá discursos dogmáticos, inexactos, incluso falsos o basados en premisas erróneas. En todo lugar, los argumentos parecen definitivos cuando los manejamos solamente nosotros pero luego resultarán inválidos al contrastarlos con otras personas. El problema mayor es no sentarse dos segundos a escuchar al contrario y tratar de ver qué defiende, por qué lo defiende, en qué se basa para ello y qué creemos es correcto y qué no.

Entre mis amigos, como digo, hay de todo. No me considero a mí mismo el mejor, ni mucho menos. Yo tengo también mi mezcla de esperanzas y deseos, mis conocimientos de cosas incómodas de las que prefiero no hablar, para fortalecer mis argumentos, y mis recursos para convencer o, al menos, desprestigiar los argumentos contrarios. Pero es que no tengo ganas de convencer a nadie desde, al menos, 1999. Por poner una fecha.

Hablar de política puede ser sano, necesario y enriquecedor, siempre que todos participen con un mínimo de respeto y, sobre todo, una expectativa realista, que es, simplemente, saber que no lograremos NADA por el mero hecho de discutirlo en voz alta con otros. Esto es, somos opinión, no realidad. Podemos afirmar que defendemos una opción, pero no significa que esa opción quede victoriosa por nuestra mera defensa. Podemos atacar otra opción, pero no por ello estará derrotada. Hay que evitar la frustración que genera pensar que hemos defendido o atacado con ardor para un resultado nulo. Y, desde luego, si salimos pensando que el interlocutor es imbécil, incapaz o algo así, hemos perdido el tiempo y una relación amistosa.

La política lo impregna todo, aunque no lo creamos. Todo es política. Aristóteles ya nos definía de esa manera, zoon politikon. Y vivimos forzados a la búsqueda del bien común, obligados a ello porque la alternativa es siempre el perjuicio de todos. Sin embargo, es cierto que, en los últimos tiempos, en el mundo occidental hemos creído estar a salvo de esa necesidad, y hemos cultivado un aislamiento falso y peligroso, donde creemos ser autosuficientes, mientras mantengamos nuestro acceso a internet, al crédito de la tarjeta y a las compras de lo que queramos. Nos hemos aislado tanto que nos hemos creído dioses, y no somos más que animales... pero de nuevo, una y otra opción es, simplemente, política.

La Historia se repite en forma de farsa, dice un amigo mío, y tiene aspecto helicoidal. Sentencias muy rotundas que muestran el escepticismo y desencanto de este amigo mío. Y que comparto, no exentas de un cierto optimismo en el ser humano, pues, a fin de cuentas, soy uno de ellos, aunque mi misantropía sea cada día más galopante. Yo seguiré disfrutando de una discusión política, pues todas lo son, sobre el tema que sea, ya tenga conocimientos del mismo o sea un ignorante, porque en el primer caso se puede demostrar que no sabía tanto o eran erróneos, y en el segundo, siempre, aprenderé.

Claro que, como digo, sabiendo que no son más que lo que son, pasaratos de bar...

Un saludo,