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martes, 13 de mayo de 2008

La infinitud de la estupidez...

Con esa famosa frase cargada de ironía, Einstein dejaba constancia de un hecho irrefutable; el mundo está lleno de estúpidos, y concretamente, todos los que lo parecen, lo son, y de los que no lo parecen, la mitad al menos también (ésto es más bien de Quevedo)

Así que no queda mucha humanidad a la que dejar liberada del epíteto. Y es que, como las gotas de agua, los estúpidos son muchos...

Lo son aquellos que no entienden nada cuando se les explica. Yo tengo varios casos en donde trabajo. También aquellos que explican las cosas pensando que su interlocutor es tan imbécil como ellos. También tengo varios de éstos. Y lo son aquellos que se portan como idiotas pensando que su manera, la única manera de hacer las cosas que comprenden (buena o mala) es la única también para lograr los ¿objetivos? que se han planteado. Huelga decir que de esos también tengo...

Pero la estupidez no va sola. Se acompaña muchas veces de la simulación, de la hipocresía de hacer creer que uno es estúpido. También de la cobardía. Y de la falta de valor para defender ciertas cosas básicas. En suma, se es estúpido cuando, a corto plazo, se piensa uno que puede engañar al resto. Cuando, si no puede engañar, se inventa historias para escudarse en ellas. Y finalmente, cuando carece de valentía para enfrentarse a las verdades, a las realidades, y se retracta, huye, no defiende a los compañeros ni tampoco expone sus panteamientos con coraje.

Dice otro refrán que es preferible un malvado a un tonto, porque el malvado es inteligente y se le puede atacar. No estoy tan seguro, porque los malvados también pueden hacerse los tontos. Y al final, de lo que Quevedo afirmaba, optimista él, se salta a lo que refrendaba Einstein; que son muchos los estúpidos, y menos los listos.

Yo mismo creo que hay ciertas cosas reparables. ¿No soy, por ventura, más que otro estúpido?

Un saludo,