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jueves, 16 de diciembre de 2010

Escritores y lectores

Un escritor no es más que un lector frustrado. Lo tengo cada día más claro. Cuando alguien escribe, suele escribir su historia, la que no logra encontrar en otras lecturas. Por eso tiene un estilo inconfundible, por eso es tan personal y tan único. En cada relato, en cada novela, en cada poesía, siempre plasma esa sutil rabia por no haber leído antes lo que deseaba. Sueña, enloquece pensando en un mundo o una trama que no ha visto redactada, y la busca con sus palabras, al inicio siempre con algo de torpeza, porque el estilo es así, escurridizo al inicio como un pez pequeño y rápido. Cuando crece como escritor, el estilo se va conformando, haciendo sólido, asentándose. Y es cuando el miedo a la esclerosis aparece, también. Por eso, el mejor escritor es el que siempre regresa a su historia, a la que no lograba encontrar cuando leía, cuando lee. Si traiciona su deseo, suele caer en el formalismo hueco, en el vacío ornamentado.

La génesis de la idea me vino cuando escuché hablar a Vázquez-Figueroa. Coincidí con él en un lugar algo inverosímil, una convención de cómic y manga en Málaga. Comentó que muchos escritores o aspirantes a serlo le visitaban y él les recibía, dándoles lo mucho o poco que pudiera tener, escuchándoles cómo deseaban fama y dinero desde el primer libro. Pero él siempre regala el mismo consejo; y cito de memoria. "Escribir es como hacer el amor a una mujer que está muy buena; si encima te pagan por ello, ¡genial!". Y entonces recordé lo que muchas veces he leído en entrevistas a escritores, un denominador común, aquello de "escribo las historias que me gustaría leer a mí". Pronto, hilando, descubrí en mi memoria que no era la primera vez que oía algo así.

Tengo un amigo, David Ibáñez, al que le gusta mucho el Rol. Como a mí y a otros amigotes con los que llevo más de 20 años jugando a casi todo. Medieval fantástico, futurista, años 20, misterio, terror... hemos tocado muchas temáticas. Y un día, comentando, me dijo que él escribía y dirigía las partidas por puro gusto suyo, no para gustar a los jugadores, porque, en gran medida, era su forma de escribir o contar la historia que a él le gustaba y no había encontrado en otros sitios. Y le doy la razón, porque a mí me ocurre lo mismo; escribo muchas veces las partidas que yo quisiera leer o jugar o vivir, que a fin de cuentas es lo mismo. En definitiva, yo también soy un lector frustrado...

No os llevéis a engaño, no uso lo de "lector frustrado" de manera peyorativa, antes bien, con admiración y disfrute. Porque de esa frustración nacen muchas veces las mejores historias, las mejores tramas y los más memorables personajes. Gracias a que alguien no encuentra, en el hueco que queda entre las palabras, las líneas o los párrafos, en los espacios en blanco entre capítulos, aquello que el otro escritor insinúa, tenemos grandes escritores. Gente que, con esfuerzo, con valor, con ilusión, rellena esos huecos, esos vacíos. Y con su contribución, ayudan que haya más espacios en blanco que generen el sueño de todo lector frustrado; escribir aquello que desearían, y desearíamos todos, leer. Una infinita frustración con sabor a gloria.

Un saludo,