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lunes, 25 de agosto de 2014

Eh, todos tenemos una opinión...

Navegando por la red (esa que no detiene la caída de la estupidez humana) te encuentras muchas cosas. Yo soy asiduo a algunas páginas de humor donde los usuarios se desahogan con tuits o mensajes irónicos, y de esa manera descubro muchas veces cosas de "actualidad" como lo del reto del agua fría o el café de la biblioteca. Sin contar con noticias que, en ocasiones, parecen sacadas de El Jueves, como la del japonés que buscaba inseminar mujeres para tener hijos que le votaran o que católicos senderistas pongan cruces en la Sierra de Madrid... hasta ¡Pérez-Reverte! (leer a lo Chanante) publica tuits sobre temas de actualidad como el estrambótico caso de la chica de Málaga y los cinco tipos que la violaron o hicieron un gang-bang, cualquiera se atreve a afirmar lo uno o lo otro. 

Lo cierto es que algo inapelable es que en internet todo el mundo, todos todos todos, tenemos una opinión. Yo mismo estoy ahora emitiendo una sobre opiniones. Metaopinión, pueden llamarla. O métetela por donde el... eso. Mi opinión es que tenemos muchas opiniones y poco tiempo para leerlas todas, analizarlas, discutirlas o debatirlas y sacar algo en limpio. La Red (en términos apocalípticos) produce tal cantidad de estupideces que no hay tiempo de separarlas de las escasas ocasiones en que no es así, creando un efecto como el de un buscador de oro que tamiza la playa con un cedazo minúsculo y éste queda obstruido por la arena y el agua... aunque luego siempre puede hacer un castillito de playa. El ruido, como digo, es obsceno, altísimo, ensordece y mitiga toda opción de debate, reduce las construcciones lógicas a un "sí/no" básico, un juego de prejuicios y de dualidades. O estás con o estás contra... y enseguida viene el encasillamiento que impide avanzar en la discusión de tal o cual opinión.

Porque a ver, yo tengo opiniones, claro. Del agua fría, que es muy interesante concienciar a la gente pero acaba siendo una especie de juego de popularidad para ver quién es más concienciado con, aunque luego haya algunos que bromeen al respecto como Charlie Sheen. Del tema del café, recomiendo el último relato del  recopilatorio "Mañana todavía", de Javier Negrete, para comprender qué podemos conseguir con ese neolenguaje de Orwell. Sobre el japonés hijo de un multimillonario... que hay material de novela futurista, sin duda .Y de los católicos senderistas en el Guadarrama... otro caso de neolenguaje al hablar de "libertad" en la colocación de cruces en las cumbres. Y qué decir de mi favorito, el oscuro caso de Málaga... ahí no tengo más opinión que no tengo claramente una opinión. Porque no sé qué ocurrió, y me abstengo de decir por tanto nada. Es tan confuso que no me siento capaz de decir nada.

Pero opinar es gratis. Como dice mi amigo Óscar, parafraseando a no sé quién, las opiniones (como la boca que las emite) son como el culo; todos tenemos uno y producen la misma mierda. Claro que uno podría decir que más digerida, blandita, durita, suelta... eso, por desgracia, requiere que cada uno ejercite su olfato para discernir qué ha comido quién y así saber porqué defeca, perdón, opina eso.

Un saludo,