Me imagino a un Charlton Heston caminando por las frías calles danesas de su capital, y pensando en qué saldrá de las reuniones celebradas por el cambio climático.
Me imagino también a los gerifaltes, riendo y pensando en cómo justificar las dietas cobradas en sus respectivos países y organizaciones que les mandan allí.
Me imagino a los ciudadanos, frustrados, indiferentes, incapaces, absortos en otros problemas.
Y entonces entiendo a Bertolt Brecht y a por quien van siempre...
Ya no hay héroes como Charlton Heston o Kurt Russell. No hay rastro de aquellos ingenuos de antes de los 60. Y nadie, absolutamente nadie, parece que nos salvará de nosotros mismos.
Así que de Copenhague saldrá la nueva comida del milenio... que todos tragaremos sin rechistar. Pensando que algo hicimos.
A no ser que...
Un saludo,
lunes, 14 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)