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lunes, 14 de septiembre de 2015

La mordaza del pan.

Fiestas de Aranda. Aparte de encontrar todo tipo de tipos interesantes, de mezcolanzas en lo tradicional y moderno, de pasear al crío, visitar a la familia, comer riñones a la brasa (manjar divino en El Lagar...) o dejar que la hierba me cosquillee los pies en la finca de mi suegro, tengo un rato adulto, con el pequeño dormido en custodia de su abuelo, para charlar con el marido de una amiga de mi mujer.

Seré breve. Trabaja en una empresa que tiene un monopolio en Castilla y León, y que decidió, para mantener sus beneficios, pingües, se dice, o de pingüinos (por los trajes de boda, supongo) que el 20% de rebaja que le imponía la Junta en sus tarifas "públicas" lo iba a compensar con un 20% de reducción en los salarios de sus empleados. Así, a lo crudo. Lógicamente aquello encabronó a los empleados. Les unió. Hubo gente con miedo que recordaba lo mal que va todo y cómo se aprovechan ciertas empresas, y que mejor callados ganando algo que no en el paro y jodidos. Pero muchos no. Él fue uno de ellos. Hablaron, primero, pidiendo que la cosa se negociara en condiciones (el convenio expiraba y, ¡ay! con estas reformas, dejaba mano libre al empresario, que todos sabemos es un benefactor de la humanidad y el empleado que tiene a su cargo) pero no funcionó. "Quiero mantener mi yate", imagino que pensaría uno de los del lado encorbatado. Sindicatos al ruedo, pues. En una villa así, todo se sabe. Y pronto en la panadería donde compran esa magnífica torta de aceite le señalaban pensando, por lo muy bajini o bajuno, eso de "rojo..." Pero es que era esa torta la que se jugaba. Y la de su mujer y su hijo y tal. Nada. Movilización, huelga, información, paros... hasta que deciden, casi de manera final y sin más alternativa (salvo, quizá, la que conocen mis compatriotas leoneses y asturianos, que te meten clavos, tornillos y pólvora en un tubo hierro y te lo lanzan, sin más, mineros y astillados ellos... pero eso ya no es "cool") encerrarse a modo de protesta en un edificio público de la Junta para exigir un convenio más justo y que no sea lo de siempre, esto es, que el beneficio sea a costa de. Que siempre es. Ahí viene lo bueno. Un par de días antes entró la famosa "Ley mordaza" en vigor. Entrar en edificio público y alterar su funcionamiento sin permiso (¡esta es genial, sin permiso! total, un edificio público no es de todos, es de... espera... me he perdido) miles de euros de multa, incluyendo prisión y señalados en la calle. No les denuncian los sindicatos, si no la Guardia Civil, de oficio, porque "alguien" les manda allí (siempre hay alguien que manda cumplir órdenes y luego están quienes las cumplen... pero de quienes las incumplen... otro pan del que hablar en otro momento) y les piden que salgan y eso. Los sindicatos (que existen, oiga) deciden torear el bicho y les meten en una sala de uso sindical que así no molestan ni perturban el normal funcionamiento del edificio público (queda mal que el diputado salga con sus corbatas a juego con sus correas, digo, cinturones, o como sea en alemán, y vea a tantos desharrapados que usan la nueva alpargata, las deportivas sucias hechas en China) pero claro, descafeinando la protesta. Pero oye, la cosa sale adelante. Un político de IU (el único de su formación) toca las narices en la formación de la nueva Junta, y los podemitas e incluso los PSOE (que alguno recordó la O, o no, la P de publicidad) apoyan a los encerrados, piden solución y... tachán. Llega. Convenio más justo, salarios más dignos, y final feliz.

Los cojones. De los delegados sindicales, dos ya amenazados de despido (que es que eso de protestar es muy feo) y otros currelas significados, ídem de lo mismo. Malos tiempos para el sindicalismo, una crisis (real, ficticia, qué más da) se lleva todo por delante, hasta el placer de comprar el pan que come y que, si no compra, un día dejarán de hacer por falta de consumidores. Y claro, uno se sorprende, cabecea al escuchar, se traga varias palabrotas y luego piensa lo mismo, a lo Reverte (juro que no me he inspirado en su estilo para esta entrada...) que es eso de "cuanto hijo de puta, y qué poca munición tengo".

Un saludo,