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lunes, 20 de abril de 2015

El Ministerio del Tiempo.

Venga, a palo seco. Hablaré de esta serie con logotipo masónico y reacciones de todo tipo. Porque me da la gana.

Me gusta. O al menos, me ha gustado, aunque ha ido de expectación y algo que podría ser más, a menos. Empezó siendo algo que debería ser más humorístico y se ha tomado demasiado en serio a sí mismo. El primer capítulo estaba lleno de referencias, chistes y humor cultural. El último empieza a ser demasiado trascendente. Entre medias, un triunfo desmedido (como siempre en España, algo que demuestra cuan grande es el páramo cultural que tenemos, que en seguida destaca un producto como éste) que no sé si benefició o perjudicó a la serie.

Puntos a favor tiene. Los actores que interpretan a Amelia y a Alonso son muy buenos. El segundo es un experimentado de las tablas, y en la voz se nota. La primera es una actriz de recorrido. Yo no la recordaba de "Crematorio", una de las mejores series españolas que he visto. Sobre Rodolfo Sancho... sí, le he visto en las malogradas "Valdemar" y "No habrá paz para los malvados". Pero dice poco de él que no le recuerde en absoluto. Que en esta serie sea de Carabanchel le redime un poco. Del resto del reparto, nunca he soportado a Cayetana Guillén Cuervo, pero en fin... todos los demás me parecen solventes y a medida, gente con mucho recorrido en la televisión, y eso ayuda. Pero si en algo sube la media es en los guiones y las situaciones. A un friki lo de ver un equipo médico curando al Empecinado en 1808 tampoco le mata, pero encontrarse con el gran Miguel Rellán dándole al portátil en las oficinas lisboetas de la Gran Armada, pues es atractivo, como vacilarle a Lope siendo de Carabanchel. O tener a Velázquez haciendo retratos robot también engancha. Y sin duda, los chistes de funcionarios, algunos llenos de tópicos, sí, pero otros tan reales como la santa Administración. Y si la serie hubiera transitado ese camino, el de engarzar personajes históricos, situaciones chocantes, humor inteligente con homenajes (esa "Torre de los 7 jorobados" que sirve para el Ministerio...) y una cierta gamberrada, habría sido casi perfecta. Perfecta, no, solamente conozco dos o tres series así...

Y vienen los negativos. Que hay y muchos, pero normalmente exigimos más a lo que queremos por la razón aquella que daba un refrán de mi madre, "Quien bien te quiere te hará llorar... y quien mal, reír".

Tomarse en serio. Un grave error. Como digo, el piloto establecía un juego, un juego de reglas básicas. "No preguntes cómo se viaja, es así y punto. Esto es un ministerio con todo lo que conlleva, moscosos incluidos. Hay unos malos, que quieren cambiar el tiempo por beneficio ¿propio? y nosotros lo evitamos..." estas premisas, que si se aceptan, funcionan, se dinamitan en el episodio 1 y en el 2 ya de inmediato. Y encima, una pregunta que uno se hace, queda en el aire... pero vamos a ver, con lo mierdosa que es nuestra historia en tantas ocasiones... ¿por qué no variarla? Amelia Folch es crítica y en alguna ocasión lo dice, Alonso de Entrerríos tiene una mezcolanza de sentimientos en eso, y es un personajazo (el mejor de la serie, para mi gusto) pero Julián Martinez, como su nombre, es insustancial, queda flojo y un "Bah, total..." Entonces es cuando uno piensa en que Lola Mendieta tiene razón, y, como casi siempre, el malo (que apenas sale, que apenas es, que apenas se desarrolla) interesa mucho más, y como interesa más, quedas frustrado por su ausencia. Y su incongruencia.

Porque lo peor de éste Ministerio es, precisamente, lo que busca. No cambiar el pasado. Y lo cambia, lo cambia constantemente, para que siga igual. Si un día contrataran a un Pablo Iglesias, me juego a que terminamos como en un episodio de Frederick Freak, con dinosaurios nazis devorando humanos en holocaustos de los Mitos... al menos, según la imaginación del guionista.

Personalmente, creo que tiene mucho, mucho para ser una gran serie. Pero si es menos seria, si no se mete tanto en esos barullos emocionales y temporales que prometen pero uno se teme que terminarán mal, con un Deus Ex Machina tipo un Serrano despertando de una pesadilla... quizá no es tarde para redefinir las reglas, el "contrato de imaginación" que todo creador suscribe con sus lector-espectador. Aunque me temo que puede serlo. Es el signo de los tiempos; y de nuestro país. Quizá por eso me gusta la serie. Porque es amargamente un significado en sí misma... quiera o no quiera.

Ah, espero impaciente la segunda temporada. No lo dude nadie.

Un saludo,

miércoles, 15 de abril de 2015