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sábado, 3 de marzo de 2012

Indignarse agota

Estoy cansado de tantas situaciones injustas, malévolas. Estoy harto de leer noticias que descalabran la confianza en un sistema adecuado, bueno, próspero para todos. Me agota.

Hay pocas opciones. La primera es aceptar, sumiso, obediente, resignado, lo que sucede, tratando de esquivar el perjuicio. La segunda consiste en denunciar, gritar acalorado, discutir, argumentar o simplemente dejarse llevar en cualquier medio, foro o lugar posible. La tercera, por otro lado, es tomar un curso de acción, sea salir a la calle o acudir a otros sitios. La cuarta, la de la acción directa, es claramente recurrir a la violencia.

La primera es la habitual. A la que optan un amplio número. Mejor sigo como estoy que no quiero cambios a peor... la segunda, por otro lado, se da en gente mínimamente concienciada, pero no pasa del vociferio y el calentón verbal. La tercera, más tradicional, es unirse a toda manifestación, aunque incluso sea tangencialmente similar a lo que queremos. Y la cuarta, escasa, rara, es acudir a la acción.

La primera triunfa. La cuarta es incapaz porque no hay objetivos claros ni apoyo, gracias a la victoria de la primera opción. La segunda y tercera calman un poco el picor de conciencia que produce saber que hay que hacer algo, y algo se hace, aunque sea un teatro.

Ninguna de las cuatro opciones lleva a solucionar nuestros problemas.

¿Hay una quinta? puede, pero es difusa, la veo borrosa y poco dibujada. Y requiere paciencia, resistencia, solidez y capacidad. Algo de lo que carecemos en demasía, acá en Españistán.

Por eso estoy agotado.

Un saludo,