Buscar dentro de este batiburrillo

martes, 7 de octubre de 2008

Del mercado y la política

Hablaba el otro día de la obra de Marx, y creo que su vigencia es, cada día, mayor, aparte de que como dije, el Capitalismo sigue siendo nefasto. Tanto, que se ha decidido entrar a salvarlo de la manera más anticapitalista; interviniendo estatalmente en los bancos, puntales del sistema. Claro que eso significa socializar las pérdidas (el Estado se nutre de nuestros impuestos…) para que los beneficios sigan siendo privativos de unos pocos. Curiosa corrección al sistema…

Pero es que vivimos malos tiempos. El mundo capitalista del que formo parte, junto al resto, es depredador. Y cuando no hay presas a las que atacar, se revuelve contra sí mismo. Es como una célula convertida en cancerosa. Siempre va a por las mismas presas; las débiles. Las fuertes, salvo revolución entre medias, siguen respirando.

Es interesante que ahora mismo también haya una exposición en el Thyssen sobre la Primera Guerra Mundial (la Gran Guerra, la llamaban todavía en 1939) y se ponga de manifiesto la perplejidad ante la actitud del mundo intelectual y artístico, que era sobremanera positivo, exultante y entusiasmado con la lucha. Bueno, no todos… algunos desde el inicio la rechazaron, pero se unieron pronto al esfuerzo de mantener la hoguera encendida, antes de caer rechazados. Viene a colación esto porque era una época de optimismo, de ilusión en la prosperidad infinita, en el maquinismo, en el progreso ininterrumpido… como hasta hace poco ahora. Y vivieron luego su crack de 1929, algo que ahora se menciona mucho. ¿Estaremos a las puertas de algo parecido?

No lo sé. Es difícil, pero se muestra que cada uno salva los muebles como puede. Irlanda pasó de la UE, luego Alemania, y ya todos corren como narcos en una redada para que sus preciosos bancos, de pragmáticos capitalistas, sin puro ni chistera, salven los beneficios. De momento, el ladrillo se diversifica y se invierte en otro, el público (Sanidad, Educación) para así seguir el movimiento y de paso socavar el mismo sistema que socava siempre al Estado.

Tiempos absurdos, pero seguramente, si Marx los viviera, reconocería en gran medida las mismas constantes de su tiempo. Avaricia, codicia, y sobre todo, una izquierda rota, dividida, insulsa, que ya hace tiempo puso la cerviz bajo la daga del Capital, y que abandera proyectos bajo etiquetas vaporosas. El futuro siempre es oscuro, pero solamente vemos la tormenta cuando nos salpica.

Un saludo,