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miércoles, 26 de septiembre de 2012

ACTUALIZO. Tomar el Congreso... ¿y luego?

Hoy he dado con el puto quid de la cuestión.

En 1931, por usar paralelismos, hubieron de celebrarse varios miles de huelgas (no de un día o dos horitas... que somos gilipollas. De DÍAS y SEMANAS de duración) y varios miles de enfrentamientos urbanos con centenares de muertos durante los últimos 30 años para que el poder efectivo cambiara de manos.

Los republicanos llevaban unidos desde 1909 con la conjunción republicano-socialista, y se confirmó con el Pacto de San Sebastián de 1930. En él estaban primeros espadas como Lerroux, Azaña, Maura, Indalecio Prieto, el hermano de Ortega y Gasset, Gregorio Marañón... y en el ejército estaban hasta los cojones del Rey Alfonso XIII, que es donde estaba gran parte del poder, y los partidos dinásticos estaban ya a millas distanciados de los súbditos... esos son los tipos que hablaron de CÓMO OCUPAR LOS MINISTERIOS y controlarlos, de cómo gestionar el tránsito de Monarquía a República, de cómo sentar las bases de modernización de la economía y las leyes, la sociedad y todo eso. Y llevaban AÑOS preparándose para ello . Se encontraron con que las elecciones municipales les dieron una legitimidad inesperada, aunque irreal, y tomaron el toro por los cuernos. Aun se me pone la piel de gallina cuando leo las crónicas de Plá sobre cómo uno de estos pollos, Miguel Maura para más señas, entra en el Ministerio de Gobernación con Azaña, que va tembloroso, saluda al Guardia Civil que hace vigilancia, sube al despacho del subsecretario y toma posesión del mismo echando a tipo fuera, mientras luego va llamando a los gobernadores civiles para decirles que eso, oiga, esto es la República, Re-pú-bli-ca...

¿Se imagina alguien a alguna personalidad actual haciendo eso? "Hala Cosidó, pírate que tus monos se han pasado el otro día en el Congreso", por ejemplo. LOS COJONES.

Rosa Díez es una arribista que quiere llegar metiendo cositas que oye y escucha, algunas legítimas, otras burradas sin parangón. IU vive en su diatriba interna, diciendo que es del pueblo pero debe ser Biarritz o Mónaco, su pueblo... y del resto, partidos dinásticos de la II Restauración. Todos.

¿QUÉ PUTAS ALTERNATIVAS ESTAMOS CONSTRUYENDO?

Ninguna.

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Los medios son arteros. Ayer decían que había violentos, hoy reconocen algunos que había policía infiltrada. ¡Qué sorpresa! desde Fouché para acá, más de 200 años haciendo lo mismo. ¡Si había anarquistas tan infiltrados, que sus jefes eran Comisarios!

Y qué decir de Alberto Casillas, camarero de profesión, de toda la vida, se le ve. Primero aparecía en algún medio como un honrado empresario hostelero que pedía a la policía sacara de su establecimiento a los malvados manifestantes. Ahora resulta que no, que les protegía de las hostias.

Que la manifestación sigue sin gustarme...

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En suma. ¿Y luego? El estancamiento actual no se supera moviéndose por que sí. Se supera moviéndose hacia un objetivo. Y es jodido, esto. Podemos ir haciendo movimientos, pero es como un pollo sin cabeza. Y no veo cabezas... 

No veo ninguna cabeza.

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Termino. La población sigue indiferente, seguirá indiferente (si nadie toca internet, la tele, el fúrgol y alguna otra cosa más, así seguirá...) y se mantendrá indiferente. Con ellos juegan cuando hablan de la "mayoría silenciosa" que no se manifiesta y que, por arte de birlibirloque, si no lo hace apoya lo que hace el gobierno que provoca las manifestaciones. Leguleyos, siempre dando la carga de la prueba a otros, los muy vagos.

Al final, Franco era un genio. Él no se metió en política. ¿Para qué? Con mandar es suficiente...

Saludos,

Tomar el Congreso... ¿por qué no?

El problema es de fondo, no solamente de forma.

Hoy, otra pataleta de varios miles de cabreados ha mostrado la realidad. Que no tienen, tenemos, poder.

El poder se tiene de diferentes maneras, pero suelen reducirse a dos. El poder de ejercer una fuerza violenta y apabullante; el poder de manejar las estructuras de convivencia a conveniencia. En ambos casos, el poder tiene detrás el mismo combustible. Dinero.

De las pulsiones humanas, el poder es la más interesante. Es abstracto, en teoría, y concreto pero no siempre visible, en la realidad. Es una quimera compleja de cuantificar. Es adictivo, como demuestra la Historia. Los manifestantes de hoy han mostrado un atisbo de esa pulsión, retazos de deseo. Pero la realidad es tozuda. No tienen el poder. Ningún poder.

¿Quién lo tiene, realmente?

Buena pregunta. El poder hoy día está cortado en pedacitos, y el real, como el dinero, es escaso y repartido, mientras que el imaginado, como la deuda, está en manos de todos, pero tan devaluado que no sirve de nada, pues es parecido a esas varitas mágicas cuyas partes hay que juntar para que funcione de nuevo. Imaginen ahora miles de millones de cachitos...

El poder, la autoridad, decía Corto Maltés que se tiene... hasta que se ejerce. Bueno, pues ya hemos traspasado esa puerta. Se ejerce y se sigue teniendo, pues ahora se le da una profundidad basta y enmarañada, con redes donde caemos todos como moscas estúpidas esperando a la araña de turno para devorarnos.

¿Qué hacer, pues?

Quizá, y la respuesta es mala, reivindicar el poder en bruto. O el poder bruto. El de la fuerza y la violencia. Frente al oro, el acero. Frente al billete, las balas. Claro que, y la Historia es así de puta, eso llevará a cualquier situación de autoritarismo.

¿Merece la pena involucionar a esa posición?

Quizá, y la respuesta es igual de mala, quizá sí. A lo largo de la Historia hemos probado en sucesión, muchas veces dilatados los cambios en el tiempo, los pasos para lograr avances. Y después se han perdido, ahogados en minucias o reacciones. Quizá, y solo quizá, haya que aprender de nuevo lo que es una Tiranía, pero no de las benignas, ni de las ilustradas. Tiranía. Luego, buscar con ello el impulso de reconocer cuáles son los valores siempre necesarios, destilarlos de nuevo y aquilatarlos con sabiduría para generaciones posteriores. Y con el impulso, obtenido con tantos pasos atras, dar el definitivo salto a una sociedad donde imperen mecanismos que impidan volver a llegar a estas situaciones.

No cabe la solución en un blog tan personal, escéptico y prescindible, y menos en la época de los 144 caracteres. Pero me da absolutamente igual, porque opinar es barato y, casi casi, una obligación.

Y ahora, si me disculpan, seguiré soñando con la sangre que debiera haber sido derramada en su día, pero dirigida gracias a la magia de los inventos literarios...

Un saludo,