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jueves, 17 de enero de 2008

Lo público y lo privado

Dicotomía como cualquier otra, entre lo público y lo privado en ciertos servicios y sectores, hay muchas diferencias. Tantas, que escandaliza escuchar a quienes degradan lo público y magnifican lo privado. De hecho, suele estar en lo público la clave de que un servicio funcione... o no.


Yo he tenido que aguantar a muchos cínicos o desinformados comentar que "ahorcarían" a los funcionarios (más si son de Madrid) o que éstos "viven" muy bien. En comparación con lo privado, claro. Pero lo cierto es que, en el sector público hay de todo. Como en el privado. Con la diferencia de que lo primero es para todos, y lo segundo, para unos pocos.


Diferencia que puede parecer simple y tontorrona. No lo es. Podemos quejarnos de lo mal que funcionan los hospitales y centros de salud (ahí quiero ver al ciudadano medio protestando en los EEUU...) y de su gestión y hasta despilfarro (Aguirre ha tomado ya el "model Alzira" para Madrid... tiemblen todos) pero lo cierto es que nadie, repito con mayúsculas, NADIE, está desatendido. Un sistema de carrera universitaria duro, exigente; un sistema de acceso limitador; una criba, a fin de cuentas, para contar con especialistas. Y tenemos una sanidad pública que empequeñece a la privada (yo he trabajado en ambas, y la diferencia, digan lo que digan, es abismal...)


Podemos quejarnos también de los servicios de limpieza. De los transportes públicos. De la educación. De ciertos servicios sociales. De los parques y jardines públicos. De las bibliotecas. De los policías y bomberos. De la vivienda protegida. De los militares. De la guardia civil. Podemos quejarnos de todo el mundo que nos atiende tras una ventanilla, pero desde luego, y por mucho que denigremos, lo público supera con creces lo privado en cuanto a satisfacción social. Lógico, por otra parte, pues esa es su función.


Leo que Pizarro dice (flamante anticatalanista fichado por el PP en plena crisis gallardonista) que él considera que el dinero del contribuyente está mejor en su bolsillo que en el de todos (Hacienda) con lo que aboga, clara y sin concesiones, por la política derechista y neocon de los ahora mal llamados "liberales"; nada para el Estado, todo para (ciertos) individuos.


Ciertos individuos que mantengan su posición oligárquica y predominante. Colegios de elite. Sanidad privada. Interna de sudamérica. Coches con chófer. Jardinero asiático. Chalé en urbanización de lujo. Vigilancia privada y escolta. Tienen a Adam Smith en su biblioteca, pero prefieren leer a Fukuyama o el boletín de las FAES. Convenientemente resumido todo, claro.


Yo prefiero el dinero de los contribuyentes (todos) en el bolsillo común de Hacienda, y un eficaz equipo que lo gestione, repartiéndolo eficientemente en forma de servicios variados. Prefiero un sistema así, que compita con el privado en calidad, sí, incluso en cantidad, antes que otro que excluye a gran parte de los ciudadanos. Es una teoría de cajón, y mejor ejemplo que los EEUU para entenderlo no hay. Si bien admiro la flexibilidad, adaptación y pocas cortapisas de la Administración allí, tampoco quiero un liberalismo que no sea social, esto es, que no encaje con la sociedad en la que se imbrica. Cualquiera puede poner un negocio, pero que esté controlado bajo ciertos parámetros de seguridad para el ciudadano. Y no todo puede ser negocio, como la sanidad, la educación o ciertos servicios en sociedad.

Un saludo,