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domingo, 26 de octubre de 2008

Peligroso Laicismo

La RAE define Laicismo como "Doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa." Esto es, que las normas éticas, que las premisas morales, que los dictados y dogmas no provengan de ninguna religión. Pero es curioso que últimamente los administradores de esas religiones cargen las tintas contra el laicismo, tildándolo de antesala del infierno en la tierra, de llave para el anticristo y otras sandeces varias.

Viene a cuento porque en Londres, Dawkins, conocido ateo (que podría ser el apóstol del ateismo, el paladín del laicismo) ha logrado introducir una publicidad en los buses que es sencilla, demoledora y, quizá, infantil. Dice así: "Probablemente Dios no existe, por lo que relájense y disfruten de la vida"

Probablemente. Ha sido cauto, prudente y sereno. No ha cargado las tintas con un "Dios no existe" tan categórico como el dogma eclesiástico que dice lo contrario, ni ha generado una certeza tan presuntuosa como las de cualquier credo. Permite pensar, permite dudar, hace que nos planteemos que, quizá, Dios o los Dioses que hay por ahí no tengan por qué existir, que no sean necesarios para la vida. Y entonces, si es así, podemos pensar en vivir, en hacer de nuestro mundo un lugar mejor, un lugar más placentero y apto para la vida con felicidad, ese objetivo tan pocas veces abanderado por las religiones (que más bien hablan de la felicidad... tras la muerte)

Aquí, en España, seguimos dando palos de ciego. No producimos un ateo militante como Dawkins; no tenemos un hedonista ético como Michel Onfray. Carecemos de pensadores alejados de lo religioso que no sean tan dogmáticos como los dogmáticos religiosos. Tenemos el grave problema del péndulo, que nunca se queda en un punto medio, quieto, tranquilo. Siempre está en uno de los extremos, violento, inestable, peligroso. España es un país de extraños altercados mentales en los que siempre estamos inmersos, llevados a lo físico. ¿Qué será? Quizá, si entendemos el laicismo como lo define la RAE, otro gallo nos cantaría... aunque fuera gabacho.

En fin, mientras que los buses de Londres ponen esa publicidad de Dawkins y compañía, aquí, en Madrid, la EMT prohíbe un anuncio de una película que, a buen seguro, es muy peligrosa para la buena moral, la buena ética y la buena salud de los españoles, la de "Diario de una ninfómana" (el resaltado es mío)

País

Un saludo,