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jueves, 21 de noviembre de 2013

La Gestapo ya no viste de Hugo Boss...

No lo necesita. Basta una buena americana, corbata y pantalón de pinza. Zapatos cómodos, gesto serio, institucional, dicen, de aquel que parece estadista y no pasa de ser una estadística. Milita, cómo no, en un partido, ahora el Popular, en el gobierno de la Nación, España, Estado, de Derecho, o del Revés, según quién y cómo lo lea.

Siempre he dicho que me gustaría tener una derecha civilizada, una derecha conservadora, clásica, proporcionada, alejada de influencias históricas y de intereses muy particulares. Eso ayuda a tener una izquierda también civilizada (domesticadas ya están todas...) y todos acatando el Sistema Único de hoy día, capitalismo "democrático". No es el caso...

Y salen, cómo no, con ideas de esas que suspiras y piensas que estás leyendo "El Jueves". Pero no, son reales. Imagino que tienen otra intencionalidad, pero uno ya no sabe qué pensar.

Nueva Ley de Seguridad Ciudadana, y de momento, lo que trasciende (no he podido encontrar el borrador) son las desproporcionadas sanciones económicas por diversas actividades. Que, por otro lado, un jurista de medio pelo cualquiera, incluso yo mismo, entiende que son inconstitucionales, si seguimos pensando que la CE de 1978 está vigente.

Creo que hay un plan tras todo esto. Un plan de malignos acariciando gatos y sonriendo torvamente (uno no puede evitar pensar en Wert...) que busca un levantamiento masivo de la ciudadanía, una revuelta, una revolución, un algo, coño, que esto de la crisis es ya aburrido. Remover un poco todo. Porque esta provocación de barrer bajo la alfombra las protestas, los tímidos intentos de organización cívica (algo escaso en un país donde se prefiere al primo antes que al afín, al hermanito o cuñadito que al colega o amigo, salvo que sea "amiguito del alma") y de enfrentamiento a un poder que considera legitimada cualquier política durante los cuatro años de su gobierno, es mefítica. Algo huele a podrido en Dinamarca, esquina con Génova.

Si se están arrinconando estas timorotas reacciones ciudadanas, para así provocar reacciones violentas que justifiquen dichas medidas, no sé siquiera si lo están haciendo bien. La anestesia es muy densa, tanto que ya no molesta el hedor de una huelga de basuras, o los hálitos podridos de quienes hablan y hablan y escriben tonterías dignas de figurar en los Gabinetes de Curiosidades del XIX, como objetos raros (si la cordura fuera la norma) que no lo son. Lamentable, cierto, aquí sigue importando más el desarrollo de una liga de fútbol hipotecada, burbuja deportiva y forofa. Importan más los sucesos estridentes, las situaciones prescindibles, inventadas, de una sociedad que no está enferma, lleva moribuna mucho tiempo...

Rajoy se metió contra Coscubiela diciendo que su programa era el de 1917. No veo yo a Rajoy de Kerenski, pero tampoco a los de IU como Lenin y compañía. No llegan ni a mencheviques. Lo importante es ver cómo se denosta, se rechaza la revolución de 1917 en Rusia que trajo el comunismo, la URSS, todo eso. Porque lo rojo es malo, es terrible, es lo peor de lo peor. Rusia sustituye en la imaginación reaccionaria a la Francia de finales del XVIII y primera vez de muchas cosas. No lo recordamos hoy, pero Francia fue atacada prácticamente por todos los países de su alrededor cuando quitó al Capeto del trono y luego decapitó al Capeto con ese invento tan necesario, la guillotina. Reacción contra Revolución. Eso unió a la ciudadanía y creó el sentimiento republicano de los franceses, tan cohesionado aun hoy día, con sus complejidades y problemas. Educación, con sangre entra... pues Rajoy bien podría haber dicho que la política de Coscubiela era la de 1789, o 1793 y el Comité de Salvación Pública. Pero éste, creo, no tuvo los redaños de responder como debía; que Rajoy seguía la política de autodestrucción en la República de Weimar. No sé si a lo Brünning o a lo Hindenburg, tanto me da. A lo mejor pensaba en el enunciado de Godwin...

Porque la Gestapo no nació de la nada. Nació de las leyes de poder excepcional que los políticos alemanes fueron dando poco a poco al nazismo, tras aquel incendio del que se acusó a los comunistas y, dicen, realmente puso un nazi cualquiera la cerilla. Leyes que apuntalaron el ejecutivo ejecutor ante cualquier división de poderes (Montesquieu debe revolverse en su tumba, si le queda algo, al ver lo de Venezuela y casos similares, o ahora en España, donde nunca existió la división y cada vez eso es más claro...) y que demostraron que, nada mejor que inventarse un peligro para hacer realidad el mismo.

Rajoy invocó 1917 sin tener mucha idea, o quizá no. Quizá cree, realmente, que así logrará el objetivo de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana y otras medidas propias; generar la oposición que justifique su existencia. Pero chico, esto es Españistán... y aquí preocupa más el "que me quede como estoy" que no eso de "cambiar para mejor". O a lo mejor también lo sabe y disfruta tirando un poco más de la soga...

Sigo pensando en Wert acariciando un gato... es mejor imagen. Y no viste, creo, de Hugo Boss. Ni falta que hace.

Un saludo,

Enfriando los días.

Empieza el otoño, de verdad, ahora en noviembre. Baja niebla y la luz, enfriándose de esa manera tan especial como solamente pasa en la meseta, ilumina días más cortos.

No voy con las manos en los bolsillos, como un desocupado, un despreocupado o un pervertido. Llevo las manos sueltas, huérfanas de asideros. Tengo la sensación de encontrarme perdido en mí mismo, desorientado entre recovecos inexplorados o largamente olvidados. 

Noviembre cumple ya más de cuatro meses de paternidad. No siento la ideocia eléctrica del padre novato, mezcla de nervios, pasión y necesidad de publicar cada pequeño avance de mi cachorro. Lo guardo para mí, pues lo considero muy valioso.

Sin embargo, todo cambia, al igual que permanece. Regreso a sentimientos cubiertos de polvo, arrumbados, tanto como a rutinas molestas, nunca olvidadas. Uno es, siempre, bajo el sol del verano ya acabado o el del otoño comenzado. Es y no es, y en su ciclo, juego a identificar cada extremo.

De la edad, duele el recuerdo de un cuerpo más joven y capaz. Amortigua saberse más inteligente, aunque la sonrisa puede ser cínica, si así lo creemos realmente. Duele saber lo que fue, y lo que no fue. Alegra saber lo que es y será. 

Lamento ser críptico, pero sólo un poquito. Esta entrada, como todas, por otro lado, es para mí, aunque secretamente goce cuando me leen y lo sé. Es, como digo, mi tesoro privado. Un sentir violento y explosivo que aplaco dejándolo en palabras, mas o menos afortunadas.

Un saludo,