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lunes, 16 de julio de 2012

Es la política, no la economía.

Desde hace décadas vivimos pensando que la política está muerta y ya solamente manda la economía, los sacrosantos Mercados y un intangible Capitalismo que todo lo mueve, todo lo genera, degenera e invade. Que los representantes políticos de los ciudadanos no son más que gestores de sucursal de las grandes fortunas. Creemos que ya no hay política, porque no hay ideología.

Pero no es cierto.

El ser humano siempre ha logrado encontrar un constructo ideológico como marco a sus aspiraciones. Sean grupos de nobles contra populistas, optimates vs populares, priscilianos contra heterodoxos, ricos contra pobres, derechas contra izquierdas. Lo pueden llamar "tercera vía" o "socialdemocracia"; "anarquismo", "comunismo", "fascismo", "nacionalsocialismo" o "desarrollismo". Llámenlo como quieran.

Es política.

La política es, en esencia, participar de la vida pública y decidir entre opciones, sea el coste que sea. Esto es, en la economía clásica, "cañones o mantequilla". Construir armas para invadir al vecino y quitarle la poca mantequilla que haya producido y comérnosla o hacer mantequilla y ver cuál es mejor... elección. Pura y dura. Es elegir y optar por la solución que creemos más adecuada y justa.

Entre medias se nos ha metido un concepto que es muy divertido. "Tecnocracia". Una presunta forma aséptica de dirigir los países. No se equivoque nadie. Es Política. Porque es también una selección de opciones.

¿Y qué opciones hay? Las que la capacidad de visión, el talento, el esfuerzo y la voluntad de los que hacen política puedan llegar a encontrar.

Un ejemplo; ahora nos están recortando casi 60.000 millones de euros, cifra vertiginosa. Todo para tapar un agujero de bancos de 60.000 millones de euros también, más o menos. ¿Se podían hacer las cosas de otro modo? Rotundamente, sí.

Imaginen que están en el Gobierno. Tienen la mayoría absoluta. Deben decidir, viendo las cuentas del Estado (que es como abrir la hoja de cálculo de los gastos de su casa y ver dónde se le va la pasta) qué hacer. Bien, un técnico de Hacienda le susurra al oído "Mira, si aumentas las inspecciones en número y personal, podemos aflorar ese dinero en menos de un año. El fraude bajaría, recaudarías y meterías un mensaje de solidez estatal a los que creen que esto es un país de chichinabo..." 

Pero en toda historia de estas hay otro diablillo malo en el hombro contrario. "No escuches a ese idiota de corbata blanca; si lo haces, las empresas se irán a China que son más baratas. Lo que tienes que hacer es proponer una aministía y recaudas una parte, que incluso vendrá de las mafias rusas y demás, y quedas bien ante todos".

Opciones políticas... 

También alguien, de Educación, dice en la oreja algo así como "Oyes, tú, invierte en tecnologías que nos van bien, como las renovables, que nos las compran en el extranjero; especializa, investiga, invierte en sectores innovadores, mejora la docencia y los centros escolares mediante reformas que aglutinen y hagan mejores a los ciudadanos mediante educación". 

Pero claro, el Wert de turno grita en el oído contrario cosas como "Ni caso, eso es un montón de dinero y va más allá de nuestra legislatura, es a medio plazo, y para cuando tenga éxito no se acordarán ni de tus barbas. Reduce gasto quitando dinero a los profesores, que ya están acostumbrados a ser mal pagados, cierra universidades que nos toquen los cojones, aumenta las tasas y el número de alumnos y déjate de inversiones, que sean las empresas privadas las que decidan qué es mejor para la sociedad".

Opciones políticas...

Y así con todo, podríamos seguir. ¿Cuál ha sido el gran triunfo goebbelsiano de la última década?

Despojar a los ciudadanos y súbditos de la sensación que su voto, realmente, servía de algo, cuando eran las grandes corporaciones y demás agentes económicos los que realmente decidían. Eliminar la sensación de que se puede hacer POLÍTICA, solamente todo es economía.

Un gran triunfo, digo yo, hacer que todos tengamos desesperanza, hastío, impotencia y frustración.

Es la política, no el dinero... y de pronto, alguien se dará cuenta.

Un saludo,