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jueves, 19 de enero de 2012

Piratas del océano bit

Hace 20 años, cuanto tenía 15, era habitual quedar con amigos en alguna casa y pasarse cosas. Si alguien tenía un vinilo o un CD chulos, le dabas una cinta cassete y te grababa los temas que querías. De hecho, podías hacerte un mix. Y tenías decenas de cassetes en casa. Alguna vez, cuando había dinero, comprabas tú un vinilo o CD y lo compartías con los colegas que les gustaba lo mismo.

También lo hacíamos con los VHS. Lo más, era tener 2 y poder pasar cintas, aunque la calidad bajaba. También programar para grabar los buenísimos ciclos de la segunda cadena (todavía no era "La2") o en otras televisiones, aunque costara quedarse despierto para parar en los anuncios y quitarlos. Algunos acumulamos colecciones de 600 VHS, prácticamente todos visionados, además...

Con los libros y tebeos era diferente. Nos los prestábamos. Con cuidado. Yo, por ejemplo, tenía demasiada afición a comer chocolate leyendo, y eso me provocó alguna bronca con mucha razón. Pasados los años, me he hecho un talibán al respecto... nada como pecar para ser luego intransigente. Como los ex-fumadores. También estaba la biblioteca, santuario visitado, aunque algunos como yo preferíamos la colección en casa y cuidada. Un caso concreto que conocí fue un chaval que tenía toda la colección de tebeos plastificada, y te tenías que poner guantes para leerla... pero circulaban.

Del porno, ese gran mito, era más jorobado. Por lo voluminoso, lo vergonzoso de almacenarlo y que te lo pillaran... el Rastro tenía tiendas donde comprar e intercambiar, a veces con asco y reticencias. Tuve un amigo (ya no lo es) que hacía tráfico de porno en su instituto, un lugar de esos privados y de curas. Era brutal su caja de cartón grande rebosante de cintas... las revistas también tenían su aquel, y eran preciadas. El porno siempre interesaba a los de mi edad.

Pasaron los años. Crecimos. Obtuvimos trabajo. Apareció internet. De pronto, la música podías descargártela canción a canción en páginas donde pinchabas los "MP3", archivos solamente reproducibles en el PC o tostando un CD. Gastamos en tecnología para ello. Luego las pelis se pasaron al formato DVD. Mejor calidad, menos espacio, y encima más capacidad de grabación. Y en las bibliotecas públicas había cientos de ellas, gratuitas... y desde luego, el porno se hizo accesible. Internet ofrecia mucho.

Curiosamente, hay algo que no he dejado de comprar; libros. Tengo un kindle, también, pero sigo comprando libros. Siempre que puedo. No están todos en digital y el precio es prohibitivo y absurdo en ese formato. Tampoco he dejado de ir al cine. Dos, tres veces por semana. Pago mi entrada (es caro) y veo la peli en la sala con palomitas o sin ellas, acompañado. La música, en cambio, apenas compro. Hay mil cadenas de radio que tienen lo que quiero, y desde que desapareció Diálogos 3, no hay un programa que me oriente como antes. Por tanto, no he dejado de consumir eso que llaman "kurtura". Acorde con mis ingresos y gastos.

En este tiempo he visto que hay cosas que se han dicho con razón y sinrazón. Hoy, el FBI ha cerrado Megaupload y otras que alojaban milllones de archivos, sin pararse en mientes si eran legales o no. Y parece que el futuro es intervenir la red y parar el intercambio de archivos, que dicen genera millones en pérdidas. Bien, yo lo veo así...

Si con 15 años un policía hubiera entrado en mi casa o me hubiera asaltado en el parque por llevarme un libro, una película, un disco, un tebeo, un porno, de un amigo, diciendo que cometía un delito porque eso no me lo podían prestar, si no que debería comprarme YO mi copia, me habría reido y pensado que estaba en una dictadura. O algo así. No sé, Corea del Norte, la URSS (que existía a puntito de caer) Cuba o Rumanía. Pero no, era España. Y no pasó. Y la industria de la cultura seguía quejándose de las cintas de cassete piratas, del tabaco pirata, de los libros fotocopiados, de las películas copiadas... como si eso fuera el problema.

El problema ha sido que la tecnología ha cambiado brutalmente. Y que ahora hay más difusión. Y que quieren seguir cobrando por usar un camino de bueyes como si éste fuera autopista de cinco carriles. Y ahí está el problema. Si los ingresos no dan para todo, pero se puede obtener de todo con poco dinero (el pago a los proveedores de internet) aunque la calidad sea algo inferior, ¿qué sucede? Lo llaman "piratería".

Ahora se recurre al expediente de siempre; policía, palo y tentetieso. En lugar de haber animado el cotarro con innovaciones acordes a las nuevas tecnologías. Tampoco es raro. Los generales de la Primera Guerra Mundial seguían creyendo que mandar a 600.000 hombres con fusiles contra posiciones de ametralladora era lo más. Y con caballos, lo más de lo más. Aquí igual. Y los pocos que han intentado montar algo medianamente serio, no buscando beneficios brutales, hacer un negocio correcto, están flipando por lo mal que se les mira, porque están acorralados entre dos bandos. Y los gobiernos... en fin.

Los piratas siempre han tenido un halo romántico. Parches, patas de palo, loros en el hombro. Ahora son gafas de culo botella, tripa de pizza con panza añeja y iPods nanos en la mano. Pero siguen justificando crímenes con la misma palabra que usan los que les persiguen; por la "libertad". Vaya, si los que son libres (dentro de las opciones que se les da) son los que compran, que siempre, no son tontos, comprarán lo más barato. O lo que sea gratis. Ahora veremos. Se ha iniciado el garrotazo. ¿La respuesta? será tan ingeniosa como las que siempre se han dado; oyes, quedamos en tu casa y me copias eso... así te veo, tomamos algo y charlamos, que no me acuerdo de lo que es escuchar voces humanas sin pasarlas por un altavoz.

O no, vete a saber. El ingenio humano es infinito, como su estupidez...

Un saludo,