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martes, 13 de octubre de 2009

Cambiando el rumbo

Hacía días que no escribía, principalmente, porque no tenía gana alguna. Ni aquí ni en los borradores que garabateo en ratos muertos. Pero el tema siempre está presente, bajo la piel, como una brasa a la cual hay que soplar de cuando en cuando para avivar. Y hoy he soplado...

Repasaré un poco para los no iniciados; soy una especie de funcionario, un estatutario de Sanidad, un auxiliar administrativo para más señas, cuyo puesto está en el Hospital de Majadahonda. Da la puta casualidad que estoy en el epicentro de la privatización ejercida por mi jefa, Aguirre, e iniciada por un anterior presidente, socialista para más señas, llamado Leguina. Y el epicentro es un departamento de cuyo nombre no quiero acordarme pero que ha logrado generar tantos nervios y sentimientos adversos en mi persona que las decisiones tomadas han costado tiempo pero llegan, como todo...

Mañana inicio mi siguiente fase en las oposiciones. Tras pasar casi tres años estudiando varias de grupos varios, entre el D y el C, acabando en el sumidero de Sanidad, he decidido dar el salto y jugar por algo más alto, el B o C2 como lo llaman ahora. Gestión de Empleo. Al CEF, estudiando todos los días y allí de curso los miércoles por la tarde. Decisión de la que no me arrepiento lo más mínimo.

Pero el asunto es que no aguanto más en el departamento de cuyo nombre no quiero acordarme... y por ello, tras muchos problemas de índole personal, he decidido decirles que quiero cambiarme. A algún sitio más agradable, más tranquilo. Con tareas más rutinarias, sencillas y sin presión. Con menos gente a tratar, si es posible. Sí, soy un absoluto misántropo. Un antisocial del trabajo. Yo quiero elegir mis compañías, y en el mundo laboral, por desgracia, vienen impuestas. Lo que no elijo me sienta como un tiro...

Mañana inicio mi viraje. Tengo miedo, no lo niego. Abrir la caja de Pandora, o de los gusanos, como dicen los anglosajones, no mola. Pero no me queda otra. Estoy harto. Y en perspectiva muchas cosas pueden cambiar a mejor o peor. De momento, están cambiando sin mi intervención a peor, por lo que, ¿cómo era? las personas razonables se adaptan a su entorno, pero las que no lo son no se adaptan, modifican su entorno para hacerlo más adecuado a ellas. Y de éstas últimas vienen los avances... curioso que Lytton Strachey ya dijera eso de Gordon hace casi un siglo.

Yo he sido razonable, creo... y adaptable. Y acomodaticio. Pero ya no más...

El trabajo es tan malo que te pagan por hacerlo, qué sabiduría...

Un saludo,