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martes, 29 de julio de 2014

Y llegó el día...


Un día descubres que puedes copiar esos discos que escuchas y tienen precio prohibitivo en una cinta de casete. Luego, en un CD, pasando el archivo MP3. Después, descargarlos directamente sin ir a ninguna tienda o biblioteca. Con las pelis, igual. De copiar en VHS de la tele, controlando uno mismo los cortes de anuncios, a un DVD que tiene más calidad, e incluso un día el Blu-Ray. De música adquieres tantas pilas y pilas de DVD’s rellenos de MP3 que sabes a ciencia cierta que no los escucharás ni en diez vidas. Y de películas, algo similar. Pero aparecen dos nuevas formas de copia… cómics para la tableta y libros para el eBook. Y ahí el maremoto es brutal. Miles de libros y tebeos, todo a un click de distancia.

Un CD de música, cuando yo compraba sin miedo, podía costar 12 euros como poco. Un DVD de películas, entre 18-24 euros. Y un eBook, a día de hoy, no menos de 8-10 euros. Un CD virgen cuesta apenas 15 céntimos, un DVD, 25-30, y un eBook que permita lectura de libros tratados en Calibre, una inversión de unos 80 euros. En formato disco de vinilo la copia es casi imposible; en Blu-Ray ha durado semanas la novedad; y del formato papel, con una buena cámara digital puedes hacerte con el libro.

¿A qué esta entrada? Yo he escrito un libro. Lleva 1 mes en venta en digital, en Amazon. La tirada en papel es casi anecdótica (100 ejemplares) y pensada para presentaciones y amigos y demás. La de Amazon es la que me interesa. Un libro de una 500 páginas, 2 años de escritura con mucha documentación extraída de la Biblioteca Nacional, el Museo de la Guerra de Toledo y del Museo de la Gran Guerra de Meaux, París, aparte de visitas a Soissons y el frente de trincheras que se formó allí. Un libro al que he dedicado muchas horas, algunas robándoselas a mi familia (mi hijo pequeño y mi mujer) y otras muchas más al sueño y al ocio. El precio de venta, 1,99 euros. De ese precio, Amazon lo eleva a 2,05 por los impuestos. Yo me llevo exactamente por libro vendido 0,70 euros. Y llevo vendidos unos 25 eBooks. Ni uno más.

De pronto, al mes, como digo, hago una búsqueda en Google (ese ego que todo escritor tiene…) y descubro que salen como 20 o 30 webs de enlaces con mi libro. Copiado tal cual de Amazon, portada y sinopsis, mi nombre como autor y… un enlace para pinchar y obtenerlo gratis.

Cara de jugador de mus cuando tiene tres pitos y un cuatro, eres postre y le lanzan un órdago a chica estando a falta de dos o tres para salirse. ¿Comprenden? Con miedo. ¿Pero no había puesto un precio competitivo? Repito, 1,99 euros. 2,05 con impuestos.

La alarma salta con una web, Club Skyline. Veo que ofrecen en su perfil de FB mi novela. Me enfado. Comento en un post lo que opino. Me responden. Respondo. Mando un privado y llegamos a un acuerdo, haciéndome publicidad al enlace de Amazon desde dicha página de manera gratuita. Me siento un pedagogo y un reformista, pero de buenas maneras.

Porque a ver… yo haré ofertas en Amazon poniendo el libro gratuitamente en un momento dado, pero yo quiero elegir los tiempos. Yo quiero poner el libro a un precio competitivo durante un tiempo limitado, pero seleccionando el precio y el plazo. Y quiero que se lea, por supuesto…
No estoy enfadado. Quizá estupefacto. Siempre he defendido que si las cosas tienen un precio razonable, se venden. Un ebook por más de 5 o 6 euros me parece un exceso. Un ebook por 4 euros entra en lo razonable. Los márgenes lo son. En un libro de papel, hay que tener en cuenta que para el autor es incluso peor; se lleva un 10-15% del precio. Si llega a tan generoso reparto. Y es una industria, la del libro de papel, que se resiste a modificar su comportamiento y formas (como la de música o cine…) y por tanto reduce mucho los márgenes para el autor. Porque es el autor al final quien debe recibir, pero no limosnas, sino el beneficio de su trabajo.

¿Piratas? Todos. Desde siempre. En cuanto se puede, lo gratuito es mejor que lo pagado. Aunque esté hecho una mierda. Pero esto requiere pedagogía, enseñanza y comprensión. Y cambios. Yo acabo de empezar en esto de la auto-publicación (para más adelante espero sacar unos relatos y puede que otra novela…) y veo que una Editorial ayuda en muchas cosas (corrección, impresión, distribución, publicidad) pero lo hace a cambio de un amplio porcentaje de beneficios del libro. Claro que, como toda industria, requiere intermediarios. Y sin embargo, si las tres últimas fases se acortan por medio de Internet (la corrección no, por todos los diablos, aunque yo haya usado para ello a varios buenos amigos que dejarán de serlo si sigo abusando de ellos) y el precio por tanto se rebaja en consecuencia… ¿por qué seguimos pensando que es mejor algo gratis sí o sí?

Dicen que ser pirateado da prestigio. Bueno, vale, estoy en el Emule y en decenas de páginas. Oh, ah, qué honor. Me perderé en otra pila de eBooks que nadie leerá pero almacenará como urraca en un DVD o un disco duro de gran capacidad. Junto a decenas de películas, series y canciones “por si acaso”. Y ojo, dentro de la trampa del libro, está que existen bibliotecas públicas que lo ofrecen sin problemas, junto a películas y discos musicales. Las bibliotecas son corsarios con patente. El resto, piratas sin más… respecto a la creación, no voy a dejar de escribir por ser pirateado, pero porque como muchos escritores, en realidad no vivo de la escritura. Pero si lo hiciera, mi enfado sería monumental por la falta de pedagogía, de educación y de civismo, por un lado (lector-comprador), y por el exceso de codicia, por la cortedad de miras y por el avaricioso comportamiento del otro lado (industria).

Y como es verano… hala, a disfrutar de la playa. Yo estoy en pleno armisticio. En septiembre regresaré con más…

Un saludo,