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jueves, 7 de enero de 2010

El valor de las cosas

Leo hoy el maravilloso artículo de Muñoz Molina en "El País" y no puedo reprimir la sonrisa. Parece que todos queremos las cosas gratis, y que todos las queremos YA. Y además, riéndonos del mundo por ello.

No seamos cínicos. Yo pago por "El Jueves" porque es una revista satírica que me encanta. Pago por las revistas de historia cuando tienen artículos interesantes. Pago por los libros que quiero leerme, ya que luego quiero conservarlos, a pesar de las excelentes bibliotecas que hay por el mundo. Pago por los viajes que hago. Pago por las llamadas que hago. Pago por aquellas cosas que debo pagar. Otras, sin embargo, no las pago porque son demasiado caras para lo que ofrecen. Algunas las obtengo descargándolas de internet, aunque gustosamente pagaría por otras si fueran de calidad.

Eso es un ejemplo; yo he visto una serie, "The Wire", que no emiten en España. La he podido ver gracias a internet, a que existen otros aficionados que han tomado la molestia de pasar la emisión de la HBO a un formato descargable por internet, y además, encima, les han puesto subtítulos (mejor que un doblaje, dicho sea de paso, siempre) y he podido así disfrutar de las 5 temporadas. Algo similar me ha pasado con otras series, difíciles de ver en España, o películas o incluso otros contenidos. Pero lo digo bien alto; si me ofrecieran pagar un euro, por ejemplo, por capìtulo descargado en calidad y rápidamente, lo haría sin ninguna duda.

Todo tiene un valor. El que le queramos dar. Es el fundamento del capitalismo, ¿no? bien demandado, bien ofertado, tanto cuesta producir, tanto vale adquirir. Si creemos que los discos son bienes gratuitos, aunque alguien los ha adquirido (pagó su precio y, como un Robin Hood moderno armado del Bittorrent, el Emule u otros programas, lo comparte con miles de personas) acabamos pensando que todo es gratuito. El ebook, por ejemplo, es un peligro, pero no por el papel que pueda desaparecer (casi es más ecológico) si no por los cientos de libros que pueden ser "pirateados" para leer. Y como siempre, no crean que será "La rebelión de las masas" o "El Anticristo"; serán Harry Potter, Narnia, Millenium y similares. No está mal, porque a la vez caerán los demás, pero el tiempo es limitado y la capacidad, también.

Hay cosas que tienen un precio excesivo, pero su valor, a veces, es incalculable. Al revés, las hay con un valor nimio. La cuestión es qué valor damos a las ideas, a los trabajos de otros, que se han esforzado en lograr algo, que han dado horas y días de esfuerzo para luego dejar que algunos lo disfruten o descarten en apenas unos minutos. Una escena de segundos en una película puede durar días de rodaje, un párrafo evocador que nos permita soñar, semanas de cavilación, y una canción bellísima puede ser fruto de meses de ensoñación y trabajo.

Desde luego, se puede reprender muchas actitudes; pero lo cierto es que el acceso a la cultura debiera ser lo más sencillo posible para todo el mundo. Quizá aun no tengamos el punto de equilibrio en el que eso sea posible y además permita que los beneficios reviertan como deben en quienes aportan su trabajo, en la medida que lo merecen. Quizá aun no sepamos hacerlo porque no sabemos cuál es el verdadero valor de las cosas. O sí, y seamos, simplemente, ladrones. Aunque queramos ser honrados ladrones...

Un saludo,