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domingo, 17 de mayo de 2009

¿Y yo qué querría? (Capítulo 3)

Dejé el mundo arreglado en el anterior deseo. Tenemos un sistema autoritario en un mundo donde queda un séptimo de la humanidad actual, de corte totalitario, puesto que impone una serie de normas mediante la represión, además de otros cauces como la educación. Entonces, ¿está lo que yo querría arreglado? ¿he llegado al final? Pues no.

Naturalmente, habría inconformistas. Gente que no se contenta con lo que hay. Que piensan en otras opciones, alternativas, elecciones variadas de todo cuño. Vamos, que parece ésto "Matrix". O su precedente, "La vida es sueño" de Calderón. ¿Vivir feliz en el "Sistema" o por el contrario cambiarlo y derribar todo para ser sustituido por... qué?

¿Qué es lo que yo querría?

Mi sueño lo resumo literariamente. Tengo el mundo a mis pies. He organizado lo descrito más arriba. Aquellos que discrepan son barridos, o controlados, o gestionados. Entonces... ¿ya está? Fomentaría la rebelión.

Porque eso es la vida; rebelión continuada. Siempre. Nunca "Hasta la Victoria", porque no la hay. La victoria está en el camino. En la lucha. Pocas cosas quedan y permanecen. Creemos que nuestro mundo es imperecedero, que se mantendrá intacto tras la muerte. Falso. Cambia. En vida y tras morir. Y esos cambios, esas luchas, son en gran medida savia de la vida. Necesarias. Cuando creemos tener la solución, no tenemos más que un fragmentario y minúsculo pedazo de algo parecido a lo que pudiera ser ¿la verdad? Por eso la duda eterna, que no debe paralizar, pero sí hacer reflexionar. Por eso la acción continuada, porque detenerse a veces estanca, aunque correr asfixia todo. El ritmo, el ritmo de la vida, es aquel que nosotros generamos... y raramente lo hallamos en común. Siquiera en los estados totalitarios, en los mundos autoritarios... hay mucha libertad en ellos, la libertad de oponerse. Y hay mucho autoritarismo y totalitarismo en los supuestos libres, porque las opciones se restringen hasta encauzar a todos... por eso la vida es eso; Rebelión.

Inconformismo, también. Por eso, lo que yo querría, es un mundo en el todo tenga sentido, aun careciendo del mismo. Lo que yo querría, en definitiva, es imposible, y por eso, perfecto, bello, inmarcesible... pero también, por eso mismo, perecedero.

¿Y yo querría eso? Sin duda, lo dudo.

Un saludo,

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