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domingo, 17 de mayo de 2009

¿Y yo qué querría? (Capítulo 2)

Continuamos la saga.

Decidiendo que mi petición inicial era la de no pedir nada concreto, perdido en el humo de la divagación, paso a pedir algo más sustancial, que si no, luego, me acusan de huero. Y con razón.

Yo querría un mundo con menos personas. Así de claro. Menos, más reducido en cifras, digamos... 1.000 millones, a lo sumo. Sí, casi que dejaría de lado a unos 6 o 7 mil millones de seres humanos, pero es lo que yo querría. Y 1.000 millones ya me parece muy alto en número... ¿por qué este deseo a lo Malthus? Pues por pura economía, mire usted...

Junto con esa reducción clara, que no creo se logre mediante anticonceptivos o medios similares como la educación sexual y tal y cual (siempre habrá integristas de la moral que lo impidan, haciendo el juego...) pediría entonces que, las personas remanentes, firmaran, suscribieran o tuvieran un pacto inexorable por el que sería imposible aumentar dicha cifra. Guarismos inalterables, dejando únicamente aquellos nacimientos que suplieran a los muertos. Yo quizá querría un gran superordenador controlando, calculando y decidiendo... un ente frío, máquina infalible, que trocara los sentimientos en denodado esfuerzo intelectual. ¿Y los parámetros para mantener ese límite? sencillos, debe de nacimientos igual al haber de muertos. Ya lo había dicho, ¿no?

Logramos lo imposible y el planeta tiene solamente esa cantidad de gente. Hemos reducido a un séptimo la población actual. Habría que entonces luchar por lograr el equilibrio; igual que en la Ley Seca se bebió más que nunca, la prohibición seguro que estimularía los actos sexuales para procrear aun más, junto con la inefable necesidad de especie por aumentar y crecer... entonces... ¿cómo? se me viene a la mente esa película tan maja, "La fuga de Logan", teóricamente hedonista en su comienzo y luego fuertemente moralista al final. Educación, represión... ah, pero entonces, lo otro que yo querría, eliminar los conflictos, el belicismo, la agresividad y violencia contra nuestros congéneres, quedaría anulado... o no... si encauzamos dicha agresividad y violencia contra aquellos congéneres que, como en la película, quieran vivir más allá del límite impuesto y necesario. Por tanto, ya tenemos un sistema totalitario para lograr la felicidad, puesto que si se deja en manos de diversos grupos de interés, oligarquías varias, pueden querer el modelo anterior y entonces... no, lo mejor, por el bienestar del pueblo, un sistema totalitario. Todo por el pueblo, por algunos del pueblo...

Tenemos ya la población, 1.000 millones. El sistema educativo y represor en marcha. Encauzados los instintos de agresividad y violencia. Un sistema de gobierno por tanto autoritario. Queda ver quién lo dirige... ¿la supermáquina? ¿HAL 9.000 o Skynet? ¿Quizá Indra? ah, ese es un terrible dios hindú...

Lo que yo querría... de momento, violado el capítulo 1, veo por donde van a ir mis deseos... nos leemos en el capítulo 3.

Un saludo,

2 comentarios:

Cavernarius dijo...

Ejem. Indra no es "una", sino "un" daeva. Hasta el momento no hay noticias en los Vedas de que a éste le diera por emascularse.

David P. Sandoval dijo...

Cierto... confusión de género... si es que, es lo malo de leer poco... ;)

La verdad, se agradece tener un corrector al quite como tú... :)

David