Buscar dentro de este batiburrillo

jueves, 18 de octubre de 2007

Cambalache

"¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!..."

Así cantaba parte del tango de Discepolo el inigualable Gardel. Esta canción, que es para muchos una de las mejores y más definitorias del momento histórico que vivimos (¿Acaso ha terminado el siglo XX?) es para mí un himno.

El siglo XX es el siglo de la imagen. Subyugados por el brazo en alto de los nazis, por los aviones surcando el cielo, por Hitler mirando con altanería y carisma al horizonte, por los SS de negro, gorra de plato, calaveras y botas... Goebbles se estudia en las facultades de periodismo e imagen, creo. Porque la Imagen ha reinado. Es el monolito adorado por todos. Es el nuevo Icono. El TODO. Y curioso, pero lógico, que los estados totalitarios fueran los primeros en reconocer su potencial.

Igual que el XX es el siglo de la imagen, el XIX y anteriores lo son de la letra impresa. No me malinterpretéis; el hombre siempre ha tenido ojos y por ellos entraba antes una Atenea de marfil pintada hasta el más mínimo detalle (Nada del mundo neoclásico liso, gris, blanco... policromía hasta el horror, es lo que había en Roma, en Grecia...) que un relato sobre los etruscos (Como parece escribía el emperador Claudio) Y siempre ha sido la imagen, primero, antes que la letra. Pero no tenía potencia. Un cuadro era maravilloso, y un rey podría quedarse pasmado (Y masturbándose) ante una Venus desnuda, pero también leía (Puede que pornografía) y mucho. O le leían...

Ahora el cambalache se ha realizado. Nadie lee, ve las letras. Nadie analiza una frase, la toma al vuelo. Nadie escucha, disfruta la sonoridad sin más. Todos hemos caído en el cambalache entre letra e imagen, dejando que la primera se quede en discreto segundo plano. Plano secuencia, a lo mejor, porque sigue ahí...

Pero la imagen regala felicidad. Mi amigo Rafa, un día de esos en que charlas siendo algo trascendente sin quererlo, me dijo que para él, la felicidad existía y tenía forma geométrica; Rectangular. Una pantalla de cine. Lo suscribo. Siento muchas veces la emoción de esperar en la oscuridad las imagenes que me cuenten una historia, como antes los campesinos esperaban tras la jornada de trabajo que el bardo les contara una de sus fábulas. La imagen...

¿Por qué entonces, viendo maravillas como "El triunfo de la voluntad", me quiero hacer nazi? ¿Cómo no sentir la ramplona necesidad de abrazar la revolución tras "Tierra y libertad"? ¿O cómo no adorar el capitalismo con las miles de películas que lo ensalzan, como "Entre pillos anda el juego" (Más interesante en su título original, "Trading places")?

El cine es política, y la política, propaganda. El cine se hace con imágenes, así que la imagen es, en última instancia, propaganda. Como las palabras... pero las imágenes entran mejor, sobre todo entre los analfabetos.

"Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida..."

1 comentario:

Anónimo dijo...

En ocasiones, para comentar ciertas formas de decir o hacer las cosas, se suele hacer el comentario ironico. "¿Has pensado dejar las drogas?"

En esta ocasion yo diría. "¿Has pensado en tomar drogas?... Los mundos de bolas de colores son más felices...
:-)

Fdo: Gonfre