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viernes, 23 de diciembre de 2016

Repasos. ¿Qué tipo de repasos?

Si me pongo tontorrón, que es fácil, me pondría a glosar el año 2016 en cuanto a hechos personales. Pero no. Eso es una tontería. ¿Debo limitarme al marco temporal, ficticio, de eso que llamamos año, 366 días, etc? Me niego. Pero sí diré que he hecho algunos descubrimientos.

El primero, que se puede leer, y mucho, siendo padre, trabajando y estando cansado. En una rápida cuenta, saco de media 1h y 30' al día (otra tontería, creer que el tiempo de lectura es tiempo de calidad, cuando a veces es tiempo robado, un marco absurdo que no dice nada del contenido) entre viajes en tren, desayunos solitarios y momentos variados. Estoy deseando que eso crezca, como mi enano, para sentarnos en el sofá, tocándonos los pies, o superpuestos, bajo una manta, no mirándonos, si no inmersos en nuestros libros, cada uno el suyo. Un día lo conseguiré...

El segundo, que se puede publicar un libro y... que nada cambie. Bueno, en realidad ya pasó antes. Con el primer libro, "Sangre de hermanos" (que se vende más ahora que al inicio, qué cosas) tuve el reflejo ególagra adolescente y creí que sería un trampolín, una catapulta, una lanzadera de Cabo Cañaveral a la fama y todas esas sandeces. El segundo, "Relatos de un peatón sin aire", me dejó calmado. Iba con editorial, que es como lo de antes pero despreocupándome. Y aún no sé ni cuánto ni cómo he vendido (me figuro que más bien poco) pero vivo sin ningún tipo de problema. El tercero, no sé cuándo ni cómo llegará. ¿Serán relatos de esos que entran y salen del cajón, que leo, escribo, borro, releo, reviso, corrijo, tiro o alabo? ¿O quizá alguna de las malditas novelas que perturban a veces mi imaginación? Ni idea. Me importa poco. La fantasía no tiene por qué vivir plasmada en palabras impresas. Vive en nosotros, si queremos, si deseamos soñar. Y es tan sencillo...

El tercero, que todo pasa. Todo. Lo bueno y lo malo. Y lo bueno deja poso igual que lo malo se olvida pronto. Mi gato, mi cálido gato, está bien, entero, después de meses de idas y venidas. Ya no recuerdo los maullidos iniciales, el golpe, la sangre y la herida. No. Sólo me quedo con su ronroneo suave, sus bigotes largos, su morro húmedo y sus patas blandas. Mi gato. Las urgencias, los deseos insatisfechos, los miedos, las penumbras donde acechan monstruos de esos que no tienen forma, me importan ya menos. Todo pasa. Maldito Heráclito. Ya no hace falta leer casi nada más tras él. Ese río suyo es perfecto como explicación del mundo.

Y hay más, claro que sí. Pero esos, como he dicho, los repasaré yo, para mi goce personal. Y los que deba compartir con quien deba, en privado. Que las bitácoras no recogen todas las derrotas del navegante, a veces...

De todos modos, el año no terminó ni empezó el siguiente, así que... lo dejaré aquí. Disfrutad del calendario festivo, los muaks muaks, las felices fiestas, el solsticio, las Saturnalias, la Navidad, la  mitologia del paso ante Jano del año nuevo y todo eso. Y de las luces y las mentiras, siendo las primeras que nos ciegan y las segundas que, casi siempre, delimitan la verdad, sea la que sea. 

Un saludo,

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