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miércoles, 26 de mayo de 2010

Mayo y los libros

Comienza en breve la Feria del Libro, en el parque del Retiro de Madrid. Y de pronto, todo cobra una nueva luz, el aire huele distinto y el ambiente posee una ligereza inigualable. El sol da un calor nada exasperante, y la brisa, suave, de la sierra, refresca al paseante. Pronto, todo será del color blanco de las casetas, y ríos de gente entorpecerán el paso entre ellas.

Mayo siempre ha sido para mí el mes de las novedades, de los libros especiales que llevo apuntados en diferentes notas, lugares, sitios. Un libro apuntado en una nota de papel, en un mensaje de móvil, en una carpeta de la academia, en un archivo del ordenador... mayo es el mes en que voy ordenando esas notas y esperando que mi presupuesto, siempre exigüo, me llegue para comprarlos todos y, sobre todo, las sorpresas que encontraré en las casetas.

Porque la Feria es pasearse, perderse y remolonear, dejándose atraer por las portadas, por los títulos, por los autores. Yo, personalmente, evito las casetas con autores firmando. ¡Lo lamento! nunca he visto valor alguno en una firma o frase atrapada al instante que nunca será tan ingeniosa como el texto que ya escribió su autor. Y me dan lástima, porque los buenos autores suelen estar casi solos, visitados por incondicionales, o por memos pesados, y los malos autores, o simplemente, los de la masa, tienen una cola larga y gente que espera una fracción del supuesto genio bendiciéndoles. Manos doloridas, masas lectoras paradójicamente analfabetas...

A mí me gusta perderme. Entre las sombras de algún pino o plátano luego corro a refugiarme y empezar la lectura de alguno de los libros, si voy solo. Allí he leído algunas veces un libro recien comprado, ora devorándolo, ora degustándolo... pero si voy acompañado, me dejo llevar y guiar. También es un placer. Aunque sé qué casetas me interesan más, a veces me llevo una sorpresa. Y de cuando en cuando, también puedo dar yo una.

Todos tenemos una primera vez; la mía fue hace casi 20 años. Tenía un poco de dinero por haber ayudado a mi madre en su quiosco de helados, vendiendo, y entre eso y lo que mi hermano me prestó, subí con él, en el autobús 34, desde mi barrio, desde Marqués de Vadillo, hasta la Cuesta de Moyano. Después, arriba arriba hasta el Retiro y las casetas, y claro, en aquella época, lo primero que fui a mirar fue... un cómic. Un cómic de Bernet, "Torpedo". ¡Valía muy caro! pero me pude llevar unos pocos, y de regalo, algunos libritos que aun conservo. Volví contento, paladeando mis compras, hasta el quiosco con mi madre. Y allí los guardé cuidadosamente hasta la noche, que cerramos y nos fuimos a casa. ¡A estudiar, no a leer tebeos! me gritaron, pero yo, claro, no hice caso.

Desde entonces, he ido en muchas ocasiones. Solo, como un lobo hambriento que no se atrevía a llevar nada sin pagar, o acompañado, con mi hermano o algún amigo. Últimamente suelo visitar la Feria al menos una vez con Andrés, y es ocasión para regalarnos mutuamente un librito. Una buena tradición, aunque no tenga más de dos o tres años. Y también, cuando trabajaba en el Hospital Gregorio Marañón, mi rato del desayuno era una carrera a las casetas para encargar o llevarme algún libro...

Pero es la Feria del Libro. Y la Feria es en Mayo, aunque sea casi toda ella en Junio. La Feria, para mí, es la cura de los excesos de los dos primeros días del mes y, sobre todo, de San Isidro. El lunes, o el martes, estaré en ella... fiel, espero, a mis citas, siendo infiel al tiempo de ser fiel. Porque uno solamente puede ser eternamanete infiel a un libro, con otro, con otros libros... ¡viva la promiscuidad!

Un saludo,

domingo, 16 de mayo de 2010

"Olvídate, no hay esperanza"

Normalmente, en toda película aparece alguna de estas frases:

"Vamos, te pondrás bien".

"Saldremos de ésta".

Y la odiosa de "Todo va a salir bien".

Normalmente, cuando uno las escucha, siente una mezcla de rechazo y al tiempo un escalofrío, los pelos se erizan y una lejana, oculta sensación de esperanza, aflora... pero sabemos que es todo... falso.

Ya es hora de que en las películas la frase sea "olvídate, no hay esperanza", y que la pronuncie el protagonista, sin rubor, ni miedo. Que el cine también refleje la realidad, no juegue a pervertirla y cambiarla. Y que la esperanza, ese humano sentimiento, que siempre está latente, expectante, quede un tiempo callada.

La realidad lo manda. ¿Mejorará la economía para los que siempre están jodidos? ¿será España un mejor país? ¿es el mundo un lugar adecuado a día de hoy, que pueda ser mejor para todos? ¿la gente que es imbécil cambiará?

Olvidáos, no hay esperanza.

Un saludo,

jueves, 13 de mayo de 2010

Lecciones de la Historia

No, no voy a hablar de la actual situación... ¿o sí?

Hace miles de años, hubo en diversos momentos y lugares de Grecia e Italia, ciudades-estado o estados basados en ciudades como Roma, donde sucedió un hecho común a todos. En un momento dado, las deudas de muchos, así como la incapacidad de tener tierras, el motor productivo de la antigüedad, les llevó a pedir a los que eran los gobernantes, o querían serlo, cambios, modificaciones, cancelaciones. Y así surgieron los reformistas que, en Esparta, como Agis IV, o en Roma, con los Graco y algunos emperadores, siguieron un programa muy radical; anulación de todas las deudas, redistribución de las tierras, modificación por intervención en el sistema monetario...

Hay un ejemplo magnífico en la época de Adriano, emperador de origen hispano, donde se ve a un cortejo de pretorianos con cestas repletas de deudas llevándolas al Foro para ser quemadas en público... la felicidad de los ciudadanos es, a todas luces, inmensa.

Y es que, en la antigüedad, si algo iba mal, los gobernantes tenían que hacer algo, o sufrir la legítima ira de los que estaban por debajo, la inmensa mayoría de la población. Si no, podían terminar con puñaladas en la espalda y flotando en el Tíber o con los miembros separados en varios caminos de salida de la ciudad...

Siempre ha habido una oligarquía económica, claro que sí, pero, curiosamente, los gobernantes, los adictos al poder, han sabido hacerse con ella y hasta manejarla. En el primer triunvirato que acabó ya de facto con la República romana, Craso era el más rico, y Pompeyo tenía al ejército, pero el que mandaba era... César. Un tipo inteligente, con deudas y sin mandos militares entonces.

Quizá, solo quizá, hoy no sepamos que ya nuestros antepasados, generaciones antes, usaban un recurso de huelga que dejaría a los bolcheviques y sus tomas del Palacio de Invierno en reuniones de ancianitas tomando pastel y té...

Un saludo,

jueves, 6 de mayo de 2010

Hoy estoy hasta los cojones

Expresión castiza y castellana, plena de sentido y oronda, rotunda, peludamente clara y contundente. Hasta los cojones. Los huevos. Con chorizo.

Hoy he vivido uno de esos días en los que el trabajo demuestra su futilidad, su absurdez. Hoy he vivido uno de esos días donde muchas personas que puedes considerar, si no inteligentes, al menos no muy estúpidas, me han vuelto a decepcionar. Hoy es uno de esos días de asco por la sensación de impotencia ante el paso del tiempo y la agonía de un padre que no termina. Hoy... como muchos días.

Por suerte, un bálsamo amplio; Cris. Bueno, y hoy también su hermana, dicharachera y locuela. Ambas me han dado una alegría, me han contagiado de sus risas. Vaya par... de gemelas. Te hacen olvidar aquello por lo que gruño un párrafo más arriba.

Y aun así, sigo un poco harto. Imbéciles hay muchos, demasiados. Yo mismo debo parecerlo para otros, si cruzo el espejo y miro desde el otro lado. Pero la cuestión se que, aun poniéndome en los mocasines del otro, sigo flipando de lo incómodo que va con ellos, lo mal que camina con su par y el poco trayecto que recorren.

Hoy estoy hasta los cojones de muchos tontos... estúpidos, egoistas, cicateros, incapaces de empatía, arrellanados en un cómodo sillón de inmundicia. Y de otros que son tontos pero van de listos... aprovechados, gente que sonríe mientras te manga la cartera, o dice a tus espaldas lo que no se atreve a decirte a la cara.

En fin. Como le he respondido a Andrés en la otra entrada de la bitácora, con aniquilar al 90% de la raza humana me basta. Lo lamentable es que, decida quien decida, seguramente yo no esté en el 10% que se salve... y no sé si quiero. Al menos, hoy.

O sí. Gracias a las gemelas... sobre todo una...

Un saludo,

miércoles, 5 de mayo de 2010

Y dijo el Señor: "Sobre Moody's, Fitch, Standard & Poor's refundaremos el Capitalismo"

Y así se hizo. La refundación consistió en evaluar las naciones como si de empresas privadas se tratasen. Islandia, Grecia, todas en la periferia del euro, empezaron a sufrir quiebras y calamidades. La ola de la crisis se acercó a Portugal e Italia. España se encontraba en el ojo del huracán. Y los países del este de Europa, a verlas venir.

Y entonces un tipo tonto preguntó: "Pero... ¿no son las mismas que calificaron excelentemente a Lehman Brothers? ¿no tenían ellos una triple A, más que un frigorífico de esos de alto consumo energético? Si no pueden ni acertar con una empresa, ¿pueden hacerlo con naciones de millones de ciudadanos y miles de empresas?"

Ese tipo tonto obtuvo respuesta pronto: "Hijo mío, el Mercado prooverá; los inversores son sabios, el dinero sabe dónde ha de fluir; la deuda, hijo mío, es el motor que mueve el Cosmos".

La deuda. El pagar algo a plazos largos, de una vida. La deuda, esa misma cuestión que lleva asolando el mundo desde Roma. Adriano, en un momento de magnanimidad, mandó quemar las deudas en el Foro, lo que le granjeó la mayor ovación que jamás tuvo Emperador alguno... ¡sin matar a nadie!... la deuda... la que aupó a Hitler al poder, la que hizo de los EEUU el país actual que es, dedicado a una economía de producción para la guerra para evitar la deuda del 29... la deuda... los nuevos grilletes del neocolonialismo...

Y si unas empresas privadas califican esa deuda, ¿quién les vigila a ellos?

Who watches the watchmen?

Lo lamento, señores, pero no trago. Nos están tomando el pelo, con eso del capitalismo refundado. Es un sistema, un Moloch insaciable, pero si no le ponemos a régimen, si no distribuimos mejor sus comidas, acabará devorándolo todo, sin dejar nada, como una plaga. Una plaga de centurias...

Yo ya canto como Lennon; "I don't believe, in politicians... I don't believe in financial ratings... Just believe... in nothing..."

Un saludo,

martes, 4 de mayo de 2010

Cine-pene

No, no va de una sola película. Medem y "Lucía y el sexo", Von Trier y "Los idiotas" así como "Anticristo", o Winterbottom y sus "Nueve canciones". También están "Fallo" de Tinto Brass, "Intimacy" de Patrie Chereau, "Romance X" de Catherine Breillat o "La hija soltera" de Benoit Jacquot.

¿Qué tienen en común esas pelis? que todas sacan de alguna manera secuencias de sexo explícito y/o un pene o varios claramente.

Si las he recogido, es porque pienso que el cine está tratando de reiniciar un camino dejado de lado cuando se estrenó la ya clásica "Garganta profunda" de Gerard Damiano. Ese camino consistía en romper definitivamente las barreras de censura impuestas al cine "comercial" abriendo la posibilidad de contar cualquier historia sin por ello renunciar a representar en pantalla aquello que pueda ser. Me explico, igual que no se puede representar en pantalla un asesinato (porque va contra la ley y es una privación de la libertad de alguien) salvo en las "snuff movies", sí es posible ver en pantalla algo tan común como el sexo entre adultos.

Entre adultos, ojo. O consentido. Por ejemplo, no me gustaría ver una versión de "Lolita" con una niña de 14 o 15 años con sexo explícito. Los tabúes sexuales son aun muchos, pero... una pareja que se quiera, adulta, consentida... ¿por qué no?

Imaginen; Bradd Pitt y Angelina Jolie en una nueva película, "Amor en las cumbres", de un alpinista sueco que se enamora de una camarera hawaiana en Malta, y pasan un fin de semana de tórrido amor, sabiendo que luego no se volverán a ver. Escenas de sexo explícito, salas llenas... ¡dinero a raudales!

Son fronteras. Se ha explorado el erotismo siempre de la manera más profunda posible; Stanley Kubrick rodó una orgía en "Eyes wide shut"... mostrando solamente lo aceptable. Y si hubiera podido, habría hecho una película con atisbos pornográficos nada desmerecedores de su cine anterior. Erotismo hay mucho en el cine, sugerencias, posturas, cuerpos, insinuaciones... en "Brokeback Mountain" hay una escena de sexo salvaje homosexual que no es explícita, pero sí muy húmeda. ¿Se los imaginan haciéndolo tal cual?

Hay algunos directores que han forzado esa frontera. Lamentablemente, no todas sus películas son buenas, es más, alguna es mediocre. Pero quizá algo se mueve, y mostrar el sexo, como es, como se hace, no sea ya tan prohibido como era.

Habríamos de revisar ciertos tabúes...

Un saludo,

lunes, 3 de mayo de 2010

Magnánima misantropía

Cierro los ojos; nadie a la vista. La soledad parece un bálsamo ante la estúpida multitud gruñona, ruidosa y molesta a mi alrededor. Los abro de nuevo, todos siguen ahí, vivos, respirando, sudando, pensando en cada cabecita cosas aparentemente nuevas para ellos, viejas como el aire, diciendo tonterías sin tasa, abriendo la boca como pececillos boqueando en su pecera.

Odiar a la humanidad es el mayor logro de amor jamás concebido. Se odia a la masa, al número. Se odia al concepto, a la abstracción. Al individuo, por otro lado, no se le odia a priori. Se le ve con recelo, respeto, curiosidad, anhelo incluso.

La salvación del ser humano está en no ser humano. No formar parte de esa familia otorgada, de ese clan obligatorio. Sé un individuo. Ríete, duda, no pertenezcas a nada ni nadie. Haz lo que sientes, piensa lo que haces. Sé tú quien seas, pero no seas quienes son otros y te quieren hacer ser.

Dudar. Primero dudar. Reírse. De las certezas imposibles, de los dogmatismos reduccionistas, de las verdades tan falsas como la luz que ilumina un poliedro distribuyendo miles de haces de diferentes colores. Dudas y ríes, y entonces te concilias con las personas, aunque sabes que tu misantropía continúa.

Ser misántropo es ser humanista. Porque la esperanza es encontrar individuos en la masa, ver de pronto algo destacable en la gran mole que devora el mundo. Es ser un pequeño y estúpido Diógenes cojeando en el Ágora con un candil encendido de día, buscando hombres.

Y un misántropo es magnánimo. Si odia a la humanidad, no es para aniquilarla, si no para encontrar a los individuos que la constituyen.

Un saludo,