Después de muchos años y antes de terminar este, ya he llegado a la siguiente conclusión; desconfío del que se declara "apolítico" o "yo de política no hablo". ¿Por qué? Pues sencillo, porque en el mundo todos nos movemos por una motivación política, queramos o no ser conscientes de ello.
En el diccionario de la RAE dan tres acepciones de "política" que comparto plenamente, a saber:
9. f. Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.
11. f. Arte o traza con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado.
12. f. Orientaciones o directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en un asunto o campo determinado.
¿No somos siempre políticos? Cuando estamos tratando de algo con alguien, estamos aplicando nuestras visiones del mundo, sesgadas por la educación, la experiencia y lo razonado. Si somos conservadores, no actuaremos igual que si somos progresistas, ni tampoco si nos declaramos dogmátidos de un espectro u otro, incluso el centro inventado. Somos lo que somos, pero parece que nos da miedo definirnos. Si lo hacemos, podemos ser blanco de críticas, insultados incluso. Y siempre creeremos que las mejores maneras de hacer algo son, cómo no, las nuestras o aquellas que hagan aquellos con quienes compartimos ideas políticas.
Somos políticos, y sobre todo cuando nos declaramos "apolíticos". Cuando decimos aquello de "todos los políticos son iguales", nos estamos demarcando, no desmarcando. Al afirmar aquello de "la política, para los políticos" desviamos realmente el tema y nos mostramos claramente de una opción. Porque es curioso, con los años, he ido observando que hay dos grandes polos, los conservadores, de derechas, tradicionales, y los progresistas, de izquierdas, más rompedores. Entre medias y a los extremos, hay muchos tipos, también. Pero nadie escapa de la clasificación, incluso aquellos que toman rasgos de todo el paraje ideológico. Y al final, como se veía en "Los profesionales", incluso los cínicos desencantados son lo que son, siempre. Eso, y que al final es una lucha entre buenos y malos... adivinen qué adscripción suelen tomar los "malos".
En suma, acaba el año, soy más viejo y, extrañamente, soy menos conservador y de derechas de lo que se supone. Hay un dicho irónico afirma que a partir de cierta edad, si no se es de derechas, falta la razón. No, la realidad es que la razón les falta siempre a los mismos, a los dogmáticos, los autoritarios, los desgraciados que tratan de imponer su mediocridad a los demás. Ellos siempre están ahí, en cualquier forma de autoritarismo, sea fascista, nazi, estalinista, burocrático, de republiqueta militar iberoamericana, caudillista o como se forme. Siempre, al final, siempre, todos debemos ser políticos. Porque si no lo somos... otros lo serán por nosotros. Siempre para nuestra desgracia.
Así que lo dicho, desconfiad del "apolítico". Lo que realmente desearía es que no hubiera más opciones... que la suya.
Un saludo,
martes, 28 de diciembre de 2010
sábado, 25 de diciembre de 2010
Otra vez estas fiestas
Pues sí, otra vez. Y sonará a tópico típico lo que diga, a favor o en contra. Pero es que resulta que he llegado a un nuevo concepto; estas fiestas me dan igual.
No, entendedlo. Tengo días libres del curro, se suele comer más, hay regalos... en una sociedad que ya no es agraria, como la nuestra, todo esto es... ridículo. Porque la celebración del Sol Invictus, el Solsticio, Mitra, Sol Indiges, Zaratustra o quien toque, no es más que una manera de enfrentarse a nuestro miedo ancestral a la oscuridad, a la desaparición de la luz y el calor. Máxime en ésta parte del hemisferio. Y entonces es cuando hacemos uso del acopio de alimentos, como cigarras, y celebramos la vida, cuando lo normal es que haya muerte, y nos regalamos cosas, cuando odiamos desprendernos de nada nuestro.
Para mí, todo eso está superado. Hoy, al menos. Igual que el catolicismo actual que impregna los viejos mitos. Viejas supersticiones en el nuevo molde. Me dan igual. Igual que reunir a la familia junto a una mesa. Nunca recuerdo unas navidades con todos juntos, si por todos hablamos de mis hermanos y mis padres. No. Siempre ha faltado alguien. Y eso para mí es lo normal.
Estas fechas son molestas. Todo el mundo sonríe por obligación, te felicita porque sí, se siente moralmente obligada a hacerte feliz... ¡dita sea! pues logran cabrearme y entristecerme aun más. Y encima, aquellos que han tenido pérdidas en estas fechas suelen sentirlas aun más por todo esto que digo, porque les graban a fuego que no puede pasar algo así justo en estos días... falso.
Por eso digo que me dan igual. Me pongo a leer, veo una película, duermo, hago algo de ejercicio, intento salir aunque el frío devore mi nariz... y descubro que estas fechas son para estar con uno mismo o con la persona que más quieres, pegado al calor de su cuerpo. Hoy, al menos.
Luego llegará el fin de año, la frontera artificial del tiempo que separa lo viejo de lo nuevo, la categoría que, como un cajón, abrimos y cerramos. Un templo de Jano cuyas puertas abrimos siempre y cerramos siempre, tirando la lanza contra lo antigüo y pretendiendo que viviremos el futuro, cuando éste ya se nos está escapando de las manos como arena fina de playa desde el mismo momento en que empezamos a imaginarlo... y otro año.
Voy a decir algo extremadamente filosófico, lleno de verdad en la profundidad cavernosa de su contenido; "¿Y ahora, qué vas a hacer?" le preguntan a John Rambo...
"Vivir día a día".
Un saludo,
No, entendedlo. Tengo días libres del curro, se suele comer más, hay regalos... en una sociedad que ya no es agraria, como la nuestra, todo esto es... ridículo. Porque la celebración del Sol Invictus, el Solsticio, Mitra, Sol Indiges, Zaratustra o quien toque, no es más que una manera de enfrentarse a nuestro miedo ancestral a la oscuridad, a la desaparición de la luz y el calor. Máxime en ésta parte del hemisferio. Y entonces es cuando hacemos uso del acopio de alimentos, como cigarras, y celebramos la vida, cuando lo normal es que haya muerte, y nos regalamos cosas, cuando odiamos desprendernos de nada nuestro.
Para mí, todo eso está superado. Hoy, al menos. Igual que el catolicismo actual que impregna los viejos mitos. Viejas supersticiones en el nuevo molde. Me dan igual. Igual que reunir a la familia junto a una mesa. Nunca recuerdo unas navidades con todos juntos, si por todos hablamos de mis hermanos y mis padres. No. Siempre ha faltado alguien. Y eso para mí es lo normal.
Estas fechas son molestas. Todo el mundo sonríe por obligación, te felicita porque sí, se siente moralmente obligada a hacerte feliz... ¡dita sea! pues logran cabrearme y entristecerme aun más. Y encima, aquellos que han tenido pérdidas en estas fechas suelen sentirlas aun más por todo esto que digo, porque les graban a fuego que no puede pasar algo así justo en estos días... falso.
Por eso digo que me dan igual. Me pongo a leer, veo una película, duermo, hago algo de ejercicio, intento salir aunque el frío devore mi nariz... y descubro que estas fechas son para estar con uno mismo o con la persona que más quieres, pegado al calor de su cuerpo. Hoy, al menos.
Luego llegará el fin de año, la frontera artificial del tiempo que separa lo viejo de lo nuevo, la categoría que, como un cajón, abrimos y cerramos. Un templo de Jano cuyas puertas abrimos siempre y cerramos siempre, tirando la lanza contra lo antigüo y pretendiendo que viviremos el futuro, cuando éste ya se nos está escapando de las manos como arena fina de playa desde el mismo momento en que empezamos a imaginarlo... y otro año.
Voy a decir algo extremadamente filosófico, lleno de verdad en la profundidad cavernosa de su contenido; "¿Y ahora, qué vas a hacer?" le preguntan a John Rambo...
"Vivir día a día".
Un saludo,
jueves, 23 de diciembre de 2010
Descargas al amanecer
El Congreso tumba la llamada “Ley Sinde”. Por lo visto, no ha tenido apoyo suficiente y ahora queda al albur qué pasará después. Si hacemos lista de los miembros de cada bando, nos encontramos de todo. Yo estoy en contra de la “Ley Sinde”, pero no sé si mis motivos coinciden con algunos de los que también están en contra.
Internet ha revolucionado muchas cosas. Eso es innegable y ya un tópico. Ahora bien, lo que no cambia es la intencionalidad de las personas. España es país de “pilla-pilla”, de roba lo que puedas con gracia. El paradigma para mí sigue siendo esa pandilla de cuatro gitanillos que se ponen en un coche a dar palmas sobre el capó y el techo mirando a todos lados, soltando quejíos y tal, y de pronto el que está en el del conductor abre, entra, hace puente, mete a sus colegas y se van. Todo con arte. Y lo pude ver gratis desde el balcón de mi casa. Olé.
La cuestión es que no he visto debate, desde ninguna posición. Y debate es lo que hace falta, para llegar a soluciones para todos. Mi propuesta (todo español tiene un programa en el bolsillo, es entrenador de todo deporte, sabe de economía y política más que nadie y, sobre todo, cojones, tiene cojones…) es sencilla; ¿todos quieren ganar dinero? Y “todos” son las compañías de telefonía e Internet, los usuarios, los que generan esos contenidos (artistas) y los que ponen plataformas para tenerlos, editarlos y distribuirlos.
Un usuario quiere un producto bueno a un buen precio. Un artista quiere hacer un producto que luego se distribuya, contando con un editor que le de un formato adecuado. Luego están las plataformas que lo puedan distribuir. Necesitan de compañías de telefonía. Entonces, ¿qué falla? Que el usuario más bien quiere un producto gratis, aunque la edición sea nefasta, que el artista sigue queriendo vender su producto a un precio alto, porque sus editores aun no existen en Internet de manera lucrativa, que las plataformas viven de la publicidad, y que las compañías de telefonía se lucran de manera excesiva porque a todos les interesa.
Si a las telefónicas se les obliga a poner unos precios con un límite de, no sé, 10-15 euros mensuales (ahora mismo, mensualmente salen por unos 40 euros mensuales de media) y a los autores y editores y distribuidores se les pone un precio adecuado (digamos 3 euros a distribuir por una película, o 10 céntimos a cada uno por canción) y las plataformas reciben su dinero por publicidad, quizá las cosas fueran de otra manera. Las ediciones, cuidadas, para personas que bajan una película de Internet pagando, seguro que se aprecian. Las plataformas, si cumplen con contenidos y calidad, se apreciarían, también. Y todos recibirían dinero. Todos. Lo que digo no es un cuento de hadas, es una forma de encarar algo que de beneficios a todos los implicados, pero rebajando el de unos pocos.
Yo por ejemplo pagaría 3 euros por descargarme una película que ya no está en el cine (otra cosa es que en los cines yo propondría bajar precios, pero…) de calidad, que con una línea ADSL de velocidad media me la bajara en, pongamos, 10 minutos. Tenerla en algún formato que pueda poner en el DVD o mi TV y verla con calidad de imagen y sonido. Tenerla, por ejemplo, hasta que cargue otra. Y si me la vuelvo a bajar, que en lugar de 3 euros, me cobren 2. Y si la veo de nuevo, más tarde, que sea 1 euro. También pagaría, no sé, 1-2 euros por bloques de series que me apetezca ver, porque la televisión es otro campo de batalla que me interesa. En lugar de esperar a que un señor la copie en la TV de EE.UU. y le edite subtítulos (generalmente, son buenos) pagaría porque eso sucediera pagando al que la edita, de la propia cadena. Y la música, ídem. Un disco que me guste, escuchar las canciones en programas gratuitos como “spotify” o similar, y luego comprar aquellas que me gusten, no sé, a 30 céntimos por canción, o más según la calidad.
Si aplicamos un ratio de descargas de, no sé, 1 millón por una canción, podría salir que esa canción genera unos 300.000 euros, a repartir. Si decimos una película con, no sé, 100.000 descargas, hablamos de la misma cantidad. ¿No sería algo más adecuado para TODOS?
Naturalmente, la fijación de los precios sería algo en lo que todos deberían ponerse de acuerdo. Y eso no sucede, como no sucede ahora, aunque en realidad ya pasa; el usuario que paga los 40 euros por internet, ya considera que tiene crédito para descargar lo que quiera, pues paga bastante. Las plataformas que le proporcionan el material, viven de la publicidad que les ponen, por la cantidad de visitas. No nos engañemos, no es la “libertad” de Internet. Es un modelo nuevo de negocio que las compañías discográficas, visuales y también ahora las del libro (la próxima industria a cascar, porque no se saben subir al carro, como ha hecho Amazon, por ejemplo) no han sabido explotar. Y la actuación del Estado, mediante la “Ley Sinde”, no ha hecho más que aproximarse de manera errónea al problema. Si de verdad se quiere actuar para beneficio de todos, hay que juntar a los protagonistas del circuito descrito y llegar a un acuerdo de reparto.
A fin de cuentas, si las grandes familias de la mafia supieron repartirse todo, ¿no podrán también los actores de este drama?
Ah, vale, la codicia… pero esa es otra historia.
Un saludo,
Internet ha revolucionado muchas cosas. Eso es innegable y ya un tópico. Ahora bien, lo que no cambia es la intencionalidad de las personas. España es país de “pilla-pilla”, de roba lo que puedas con gracia. El paradigma para mí sigue siendo esa pandilla de cuatro gitanillos que se ponen en un coche a dar palmas sobre el capó y el techo mirando a todos lados, soltando quejíos y tal, y de pronto el que está en el del conductor abre, entra, hace puente, mete a sus colegas y se van. Todo con arte. Y lo pude ver gratis desde el balcón de mi casa. Olé.
La cuestión es que no he visto debate, desde ninguna posición. Y debate es lo que hace falta, para llegar a soluciones para todos. Mi propuesta (todo español tiene un programa en el bolsillo, es entrenador de todo deporte, sabe de economía y política más que nadie y, sobre todo, cojones, tiene cojones…) es sencilla; ¿todos quieren ganar dinero? Y “todos” son las compañías de telefonía e Internet, los usuarios, los que generan esos contenidos (artistas) y los que ponen plataformas para tenerlos, editarlos y distribuirlos.
Un usuario quiere un producto bueno a un buen precio. Un artista quiere hacer un producto que luego se distribuya, contando con un editor que le de un formato adecuado. Luego están las plataformas que lo puedan distribuir. Necesitan de compañías de telefonía. Entonces, ¿qué falla? Que el usuario más bien quiere un producto gratis, aunque la edición sea nefasta, que el artista sigue queriendo vender su producto a un precio alto, porque sus editores aun no existen en Internet de manera lucrativa, que las plataformas viven de la publicidad, y que las compañías de telefonía se lucran de manera excesiva porque a todos les interesa.
Si a las telefónicas se les obliga a poner unos precios con un límite de, no sé, 10-15 euros mensuales (ahora mismo, mensualmente salen por unos 40 euros mensuales de media) y a los autores y editores y distribuidores se les pone un precio adecuado (digamos 3 euros a distribuir por una película, o 10 céntimos a cada uno por canción) y las plataformas reciben su dinero por publicidad, quizá las cosas fueran de otra manera. Las ediciones, cuidadas, para personas que bajan una película de Internet pagando, seguro que se aprecian. Las plataformas, si cumplen con contenidos y calidad, se apreciarían, también. Y todos recibirían dinero. Todos. Lo que digo no es un cuento de hadas, es una forma de encarar algo que de beneficios a todos los implicados, pero rebajando el de unos pocos.
Yo por ejemplo pagaría 3 euros por descargarme una película que ya no está en el cine (otra cosa es que en los cines yo propondría bajar precios, pero…) de calidad, que con una línea ADSL de velocidad media me la bajara en, pongamos, 10 minutos. Tenerla en algún formato que pueda poner en el DVD o mi TV y verla con calidad de imagen y sonido. Tenerla, por ejemplo, hasta que cargue otra. Y si me la vuelvo a bajar, que en lugar de 3 euros, me cobren 2. Y si la veo de nuevo, más tarde, que sea 1 euro. También pagaría, no sé, 1-2 euros por bloques de series que me apetezca ver, porque la televisión es otro campo de batalla que me interesa. En lugar de esperar a que un señor la copie en la TV de EE.UU. y le edite subtítulos (generalmente, son buenos) pagaría porque eso sucediera pagando al que la edita, de la propia cadena. Y la música, ídem. Un disco que me guste, escuchar las canciones en programas gratuitos como “spotify” o similar, y luego comprar aquellas que me gusten, no sé, a 30 céntimos por canción, o más según la calidad.
Si aplicamos un ratio de descargas de, no sé, 1 millón por una canción, podría salir que esa canción genera unos 300.000 euros, a repartir. Si decimos una película con, no sé, 100.000 descargas, hablamos de la misma cantidad. ¿No sería algo más adecuado para TODOS?
Naturalmente, la fijación de los precios sería algo en lo que todos deberían ponerse de acuerdo. Y eso no sucede, como no sucede ahora, aunque en realidad ya pasa; el usuario que paga los 40 euros por internet, ya considera que tiene crédito para descargar lo que quiera, pues paga bastante. Las plataformas que le proporcionan el material, viven de la publicidad que les ponen, por la cantidad de visitas. No nos engañemos, no es la “libertad” de Internet. Es un modelo nuevo de negocio que las compañías discográficas, visuales y también ahora las del libro (la próxima industria a cascar, porque no se saben subir al carro, como ha hecho Amazon, por ejemplo) no han sabido explotar. Y la actuación del Estado, mediante la “Ley Sinde”, no ha hecho más que aproximarse de manera errónea al problema. Si de verdad se quiere actuar para beneficio de todos, hay que juntar a los protagonistas del circuito descrito y llegar a un acuerdo de reparto.
A fin de cuentas, si las grandes familias de la mafia supieron repartirse todo, ¿no podrán también los actores de este drama?
Ah, vale, la codicia… pero esa es otra historia.
Un saludo,
miércoles, 22 de diciembre de 2010
P.... compañías de telefonía.
Mi relato comienza en noviembre, más o menos a mediados. Hartos en casa de que el teléfono fijo de Ya.com, sobre IP, sea tan problemático (en la franja entre las 18-23h no funciona, porque el tráfico colapsa la red y no se puede hablar ni recibir… vamos, que está muerto) decidimos volver a la línea de telefónica y poner varios teléfonos fijos por casa. Entonces, coincidencia (o no) llaman de Telefónica y nos proponen pasarnos con telefonía y 10 mb de ADSL con ellos, permanencia 12 meses, por un precio similar a Ya.com, así que aceptamos. Todo parece rápido, pues el día 25 de noviembre nos hacen la llamada de consentimiento y la pasan, en teoría, a Ya.com, quienes deben prestarnos el servicio hasta el cambio, en cuyo momento tendremos un lapso máximo de 4 horas sin servicios. No hay problemas. Además, el informador de Telefónica nos indica que en menos de 2 semanas lo tendremos todo.
Empieza así el calvario, pues el día 13 de diciembre, Ya.com corta el servicio. Manda un correo electrónico (que no puedo leer, claro está) y nos deja sin servicio sin más comunicación. Alarmados, ese día llamamos a Ya.com y a Telefónica. Los primeros cuelgan directamente el teléfono. Los segundos culpan a los primeros y prometen que los técnicos estarán el viernes 17 como muy tarde instalándonos el servicio. Pasan los días y no llama nadie. El viernes 17, llamamos, y nos indican que como muy tarde el lunes 20 estarán instalándolo, aunque el límite es el día 22. Abro una reclamación (la primera) y espero. El lunes entonces estalla la guerra.
Lunes 20 de diciembre. Primera llamada, me cuelgan. Segunda llamada, me piden los datos y tras explicar el problema, me dicen de pasarme a otro servicio. Cuelgan. Llamo de nuevo, y tras mosquearme ya mucho, me indican que el problema es del Sistema. Aparece de nuevo la entelequia culpable, “El Sistema”. Que ese mismo día me llamarán los técnicos. Abro una nueva reclamación.
Por la tarde, nadie llama. Enfadado, llamo, y me dice una informadora que han estado ya por la mañana técnicos revisando la línea de datos pero que había problemas. Falso, mi portero desmiente tal extremo. Vuelvo a llamar, me cuelgan. Vuelvo a llamar, me cuelgan. Vuelvo a llamar, indico la falsedad en las informaciones que me dan y me dicen que el día 27 de diciembre estará instalado el servicio. Alucinando, pido explicaciones. El Sistema. Indico la apertura de otra reclamación, y me cuelgan.
Harto, el martes 21 de diciembre llamo a la OCU. Me indican que lo mejor es mandar un telegrama a Telefónica exigiendo el cumplimiento y, en caso contrario, la apertura de acciones contra ellos. Pero que siga llamando. Llamo. Primera llamada, me lo coge otro informador (hago una digresión aquí; puedo entender a un catalán en catalán, pero a un andaluz o, como es en este caso, un iberoamericano, hablando con su acento cerrado, no, y me molesta la información dada con giros que no se comprenden o con repeticiones innecesarias que buscan cansar al interlocutor… la información que da Telefónica es PENOSA en las formas y los contenidos) y le reitero todo el caso, preguntando por el estado de mis reclamaciones. Me cuenta que los técnicos han devuelto el proceso porque los datos estaban mal. ¿Qué datos?, pregunto, y no me responde, si no que consulta al Sistema. Datos. A secas. Que han tratado de ponerse en contacto conmigo. Falso, digo. Claro, lo han intentado, me dice, pero no lo han conseguido. Advierto que es otra mentira, y el informador se molesta. Y la respuesta es que me harán una llamada en 24-48 horas para instalarme el servicio el día 27. Molesto, abro una reclamación. “Pero ya tiene ud. dos abiertas” Que sean tres, le digo. Indico que la información es nula, incorrecta, contradictoria, mentiras en muchos casos. Que reclamo el perjuicio de carecer de Internet y telefonía en mi casa. Y que exijo una reparación por el trato incorrecto y la falta de servicio contratado. Me abre la reclamación. Más calmado, llega la guinda. Le pido el domicilio social de Telefónica para mandar el telegrama de la OCU. No puede dármelo…
Sorprendido, le indico que eso es imposible. Que me lo dé. El Sistema… le corto de raíz. La dirección, por favor. Me dice entonces QUE LA BUSQUE EN INTERNET… caballero, no tengo servicio. ¿Cómo quiere que la busque? Vuelve a recurrir al Sistema. No puede dármela. Entonces le pido una nueva reclamación. Desde el otro lado del teléfono noto su rostro ojiplático. “¡Pero si tiene ud. tres abiertas!” Que sean cuatro. Y en ella dsecribo lo que ha ocurrido.
Descanso. Entonces, de pronto, a la hora y media, me llaman del Servicio de Instalación para ese mismo día. Sorprendente, pienso, las reclamaciones en cascada han tenido efecto. Quedamos en que vayan entre las 16 y las 17h, por la tarde. Confiado, espero. A las 16.45h, llamo al número, y un bostezando y sorprendido técnico me dice que irán enseguida. A las 17.20h, llega uno. ¡Por fin tengo teléfono y ADSL!.
¿Por fin?
Un saludo,
Empieza así el calvario, pues el día 13 de diciembre, Ya.com corta el servicio. Manda un correo electrónico (que no puedo leer, claro está) y nos deja sin servicio sin más comunicación. Alarmados, ese día llamamos a Ya.com y a Telefónica. Los primeros cuelgan directamente el teléfono. Los segundos culpan a los primeros y prometen que los técnicos estarán el viernes 17 como muy tarde instalándonos el servicio. Pasan los días y no llama nadie. El viernes 17, llamamos, y nos indican que como muy tarde el lunes 20 estarán instalándolo, aunque el límite es el día 22. Abro una reclamación (la primera) y espero. El lunes entonces estalla la guerra.
Lunes 20 de diciembre. Primera llamada, me cuelgan. Segunda llamada, me piden los datos y tras explicar el problema, me dicen de pasarme a otro servicio. Cuelgan. Llamo de nuevo, y tras mosquearme ya mucho, me indican que el problema es del Sistema. Aparece de nuevo la entelequia culpable, “El Sistema”. Que ese mismo día me llamarán los técnicos. Abro una nueva reclamación.
Por la tarde, nadie llama. Enfadado, llamo, y me dice una informadora que han estado ya por la mañana técnicos revisando la línea de datos pero que había problemas. Falso, mi portero desmiente tal extremo. Vuelvo a llamar, me cuelgan. Vuelvo a llamar, me cuelgan. Vuelvo a llamar, indico la falsedad en las informaciones que me dan y me dicen que el día 27 de diciembre estará instalado el servicio. Alucinando, pido explicaciones. El Sistema. Indico la apertura de otra reclamación, y me cuelgan.
Harto, el martes 21 de diciembre llamo a la OCU. Me indican que lo mejor es mandar un telegrama a Telefónica exigiendo el cumplimiento y, en caso contrario, la apertura de acciones contra ellos. Pero que siga llamando. Llamo. Primera llamada, me lo coge otro informador (hago una digresión aquí; puedo entender a un catalán en catalán, pero a un andaluz o, como es en este caso, un iberoamericano, hablando con su acento cerrado, no, y me molesta la información dada con giros que no se comprenden o con repeticiones innecesarias que buscan cansar al interlocutor… la información que da Telefónica es PENOSA en las formas y los contenidos) y le reitero todo el caso, preguntando por el estado de mis reclamaciones. Me cuenta que los técnicos han devuelto el proceso porque los datos estaban mal. ¿Qué datos?, pregunto, y no me responde, si no que consulta al Sistema. Datos. A secas. Que han tratado de ponerse en contacto conmigo. Falso, digo. Claro, lo han intentado, me dice, pero no lo han conseguido. Advierto que es otra mentira, y el informador se molesta. Y la respuesta es que me harán una llamada en 24-48 horas para instalarme el servicio el día 27. Molesto, abro una reclamación. “Pero ya tiene ud. dos abiertas” Que sean tres, le digo. Indico que la información es nula, incorrecta, contradictoria, mentiras en muchos casos. Que reclamo el perjuicio de carecer de Internet y telefonía en mi casa. Y que exijo una reparación por el trato incorrecto y la falta de servicio contratado. Me abre la reclamación. Más calmado, llega la guinda. Le pido el domicilio social de Telefónica para mandar el telegrama de la OCU. No puede dármelo…
Sorprendido, le indico que eso es imposible. Que me lo dé. El Sistema… le corto de raíz. La dirección, por favor. Me dice entonces QUE LA BUSQUE EN INTERNET… caballero, no tengo servicio. ¿Cómo quiere que la busque? Vuelve a recurrir al Sistema. No puede dármela. Entonces le pido una nueva reclamación. Desde el otro lado del teléfono noto su rostro ojiplático. “¡Pero si tiene ud. tres abiertas!” Que sean cuatro. Y en ella dsecribo lo que ha ocurrido.
Descanso. Entonces, de pronto, a la hora y media, me llaman del Servicio de Instalación para ese mismo día. Sorprendente, pienso, las reclamaciones en cascada han tenido efecto. Quedamos en que vayan entre las 16 y las 17h, por la tarde. Confiado, espero. A las 16.45h, llamo al número, y un bostezando y sorprendido técnico me dice que irán enseguida. A las 17.20h, llega uno. ¡Por fin tengo teléfono y ADSL!.
¿Por fin?
Un saludo,
lunes, 20 de diciembre de 2010
El arte de insultar (Redux)
En el sencillo arte de insultar a alguien, uno topa a veces con dificultades imprevistas. Imagínense, uno quiere cagarse en el toro que mató a Manolete, y un lector cualquiera interpreta que va contra él. Porque es antitaurino, por ejemplo, y va con el toro. Ergo, se siente defecado en su persona. O uno dedica una canción desahogada en una plataforma de comunicación personal a personas que no están en la misma plataforma que él, y de pronto otros deciden que va dirigida expresa y claramente a ellos. Entonces uno parpadea, mira al frente fijamente y piensa: "Si a ti no te insultado; pero tranquilo, si quieres lo hago. Mejor dicho, ya lo he hecho".
Porque Schopenhauer ya se reía de ellos. En su manual, cuando habla del argumento "ad hominem", referencia sarcásticamente a aquellos que quieren ser parte del insulto sin serlo por afán de superar su mediocridad sintiéndose insultados por aquel a quien envidian o detestan.
Y es que no hay nada más triste que sentirse insultado... cuando el insulto iba contra otra persona. Y el insultador de pronto se encuentra en una difícil tesitura; ser solidario y ampliar el foco del insulto a un público mayor, para que no se sientan ajenos, o desmentirlo, haciendo entonces un ejercicio de razón y proporción que diluye el primer insulto dirigido, pues a más sujetos, menor intensidad del mismo. También cabe una tercera opción, que es girar talones y mostrar la rabadilla, el cogote y el sacro lumbar en cadencioso movimiento contrario.
El ser humano es estúpido por naturaleza. Y el que piense lo contrario de sí mismo, miente, se miente y además lo hace mal. Porque también somos mentirosos por naturaleza. Pero claro, dentro de la estupidez, hay irracionalidad, y en ese mar nos movemos todos. Cuando nos desahogamos profiriendo un insulto, que puede ser nominal o abstracto, estamos ejercitando músculos del cerebro y del cuerpo que en otro caso usaríamos en empuñar un arma para matar a la otra persona o, cuando menos, invalidarla. Y en el desahogo nos calmamos. Pero en España hay un mal centenario, más que eso, milenario; el del Honor. Porque aquí todos sentimos nuestro honor en juego, y curiosamente, el más putas de todos es el más honorable y más energúmeno cuando defiende su buen nombre. Y en esa estúpida tesitura, cual teniente Feraud (o incluso capitán, no recuerdo el grado) nos disponemos a batirnos, mejillas enrojecidas, ojos clavados en el malvado contrario, contra todo aquel que ose dedicarnos una injuria al honor. Incluso, o más, cuando no ha sido así.
Quizá, si algunos hubieran leído a Joseph Conrad... o a Séneca sobre la cólera. Pero en todo caso, aquí va mi último consejo; si usted, avispado lector, ínclito navegante del éter electrónico, deduce de mis palabras un improperio o injurias contra su persona, no se escandalice, no se sienta perturbado y resquemoroso, pues yo, dadivosamente, le regalo ese improperio para usted, para que no se sienta, insolidario de mí, excluido del colectivo, gremio, grupo de personas o incluso individuo concreto al que haya insultado, clara o sutilmente. A fin de cuentas, la generosidad no me falta, y si así hago feliz a alguien... pues sea. También si se arrepiente, puedo retirarlo, no tienen más que pedírmelo.
Y me voy, pero no sin antes recordar, de nuevo, qué grande, qué buena y qué verdadera es la letra de "Farenheit 451" de Iván Ferreiro. Su rostro final para mí lo justifica todo. Porque... hay que verlo.
Un saludo,
Porque Schopenhauer ya se reía de ellos. En su manual, cuando habla del argumento "ad hominem", referencia sarcásticamente a aquellos que quieren ser parte del insulto sin serlo por afán de superar su mediocridad sintiéndose insultados por aquel a quien envidian o detestan.
Y es que no hay nada más triste que sentirse insultado... cuando el insulto iba contra otra persona. Y el insultador de pronto se encuentra en una difícil tesitura; ser solidario y ampliar el foco del insulto a un público mayor, para que no se sientan ajenos, o desmentirlo, haciendo entonces un ejercicio de razón y proporción que diluye el primer insulto dirigido, pues a más sujetos, menor intensidad del mismo. También cabe una tercera opción, que es girar talones y mostrar la rabadilla, el cogote y el sacro lumbar en cadencioso movimiento contrario.
El ser humano es estúpido por naturaleza. Y el que piense lo contrario de sí mismo, miente, se miente y además lo hace mal. Porque también somos mentirosos por naturaleza. Pero claro, dentro de la estupidez, hay irracionalidad, y en ese mar nos movemos todos. Cuando nos desahogamos profiriendo un insulto, que puede ser nominal o abstracto, estamos ejercitando músculos del cerebro y del cuerpo que en otro caso usaríamos en empuñar un arma para matar a la otra persona o, cuando menos, invalidarla. Y en el desahogo nos calmamos. Pero en España hay un mal centenario, más que eso, milenario; el del Honor. Porque aquí todos sentimos nuestro honor en juego, y curiosamente, el más putas de todos es el más honorable y más energúmeno cuando defiende su buen nombre. Y en esa estúpida tesitura, cual teniente Feraud (o incluso capitán, no recuerdo el grado) nos disponemos a batirnos, mejillas enrojecidas, ojos clavados en el malvado contrario, contra todo aquel que ose dedicarnos una injuria al honor. Incluso, o más, cuando no ha sido así.
Quizá, si algunos hubieran leído a Joseph Conrad... o a Séneca sobre la cólera. Pero en todo caso, aquí va mi último consejo; si usted, avispado lector, ínclito navegante del éter electrónico, deduce de mis palabras un improperio o injurias contra su persona, no se escandalice, no se sienta perturbado y resquemoroso, pues yo, dadivosamente, le regalo ese improperio para usted, para que no se sienta, insolidario de mí, excluido del colectivo, gremio, grupo de personas o incluso individuo concreto al que haya insultado, clara o sutilmente. A fin de cuentas, la generosidad no me falta, y si así hago feliz a alguien... pues sea. También si se arrepiente, puedo retirarlo, no tienen más que pedírmelo.
Y me voy, pero no sin antes recordar, de nuevo, qué grande, qué buena y qué verdadera es la letra de "Farenheit 451" de Iván Ferreiro. Su rostro final para mí lo justifica todo. Porque... hay que verlo.
Un saludo,
jueves, 16 de diciembre de 2010
Escritores y lectores
Un escritor no es más que un lector frustrado. Lo tengo cada día más claro. Cuando alguien escribe, suele escribir su historia, la que no logra encontrar en otras lecturas. Por eso tiene un estilo inconfundible, por eso es tan personal y tan único. En cada relato, en cada novela, en cada poesía, siempre plasma esa sutil rabia por no haber leído antes lo que deseaba. Sueña, enloquece pensando en un mundo o una trama que no ha visto redactada, y la busca con sus palabras, al inicio siempre con algo de torpeza, porque el estilo es así, escurridizo al inicio como un pez pequeño y rápido. Cuando crece como escritor, el estilo se va conformando, haciendo sólido, asentándose. Y es cuando el miedo a la esclerosis aparece, también. Por eso, el mejor escritor es el que siempre regresa a su historia, a la que no lograba encontrar cuando leía, cuando lee. Si traiciona su deseo, suele caer en el formalismo hueco, en el vacío ornamentado.
La génesis de la idea me vino cuando escuché hablar a Vázquez-Figueroa. Coincidí con él en un lugar algo inverosímil, una convención de cómic y manga en Málaga. Comentó que muchos escritores o aspirantes a serlo le visitaban y él les recibía, dándoles lo mucho o poco que pudiera tener, escuchándoles cómo deseaban fama y dinero desde el primer libro. Pero él siempre regala el mismo consejo; y cito de memoria. "Escribir es como hacer el amor a una mujer que está muy buena; si encima te pagan por ello, ¡genial!". Y entonces recordé lo que muchas veces he leído en entrevistas a escritores, un denominador común, aquello de "escribo las historias que me gustaría leer a mí". Pronto, hilando, descubrí en mi memoria que no era la primera vez que oía algo así.
Tengo un amigo, David Ibáñez, al que le gusta mucho el Rol. Como a mí y a otros amigotes con los que llevo más de 20 años jugando a casi todo. Medieval fantástico, futurista, años 20, misterio, terror... hemos tocado muchas temáticas. Y un día, comentando, me dijo que él escribía y dirigía las partidas por puro gusto suyo, no para gustar a los jugadores, porque, en gran medida, era su forma de escribir o contar la historia que a él le gustaba y no había encontrado en otros sitios. Y le doy la razón, porque a mí me ocurre lo mismo; escribo muchas veces las partidas que yo quisiera leer o jugar o vivir, que a fin de cuentas es lo mismo. En definitiva, yo también soy un lector frustrado...
No os llevéis a engaño, no uso lo de "lector frustrado" de manera peyorativa, antes bien, con admiración y disfrute. Porque de esa frustración nacen muchas veces las mejores historias, las mejores tramas y los más memorables personajes. Gracias a que alguien no encuentra, en el hueco que queda entre las palabras, las líneas o los párrafos, en los espacios en blanco entre capítulos, aquello que el otro escritor insinúa, tenemos grandes escritores. Gente que, con esfuerzo, con valor, con ilusión, rellena esos huecos, esos vacíos. Y con su contribución, ayudan que haya más espacios en blanco que generen el sueño de todo lector frustrado; escribir aquello que desearían, y desearíamos todos, leer. Una infinita frustración con sabor a gloria.
Un saludo,
La génesis de la idea me vino cuando escuché hablar a Vázquez-Figueroa. Coincidí con él en un lugar algo inverosímil, una convención de cómic y manga en Málaga. Comentó que muchos escritores o aspirantes a serlo le visitaban y él les recibía, dándoles lo mucho o poco que pudiera tener, escuchándoles cómo deseaban fama y dinero desde el primer libro. Pero él siempre regala el mismo consejo; y cito de memoria. "Escribir es como hacer el amor a una mujer que está muy buena; si encima te pagan por ello, ¡genial!". Y entonces recordé lo que muchas veces he leído en entrevistas a escritores, un denominador común, aquello de "escribo las historias que me gustaría leer a mí". Pronto, hilando, descubrí en mi memoria que no era la primera vez que oía algo así.
Tengo un amigo, David Ibáñez, al que le gusta mucho el Rol. Como a mí y a otros amigotes con los que llevo más de 20 años jugando a casi todo. Medieval fantástico, futurista, años 20, misterio, terror... hemos tocado muchas temáticas. Y un día, comentando, me dijo que él escribía y dirigía las partidas por puro gusto suyo, no para gustar a los jugadores, porque, en gran medida, era su forma de escribir o contar la historia que a él le gustaba y no había encontrado en otros sitios. Y le doy la razón, porque a mí me ocurre lo mismo; escribo muchas veces las partidas que yo quisiera leer o jugar o vivir, que a fin de cuentas es lo mismo. En definitiva, yo también soy un lector frustrado...
No os llevéis a engaño, no uso lo de "lector frustrado" de manera peyorativa, antes bien, con admiración y disfrute. Porque de esa frustración nacen muchas veces las mejores historias, las mejores tramas y los más memorables personajes. Gracias a que alguien no encuentra, en el hueco que queda entre las palabras, las líneas o los párrafos, en los espacios en blanco entre capítulos, aquello que el otro escritor insinúa, tenemos grandes escritores. Gente que, con esfuerzo, con valor, con ilusión, rellena esos huecos, esos vacíos. Y con su contribución, ayudan que haya más espacios en blanco que generen el sueño de todo lector frustrado; escribir aquello que desearían, y desearíamos todos, leer. Una infinita frustración con sabor a gloria.
Un saludo,
martes, 7 de diciembre de 2010
Libros electrónicos
¡Por fin me ha llegado a casa mi regalo de cumpleaños! gracias a Cris, tengo el nuevo Kindle de Amazon, en 6", recientito y ya cargándose de libros. Pero... todo tiene un pero.
Si quiero comprar libros en inglés, en Amazon, la verdad, es que salen a buen precio. Unos 3-4$ de media, que al cambio se quedan en poco más o menos de 2-3€, y a veces menos. Una miseria, por un libro bien cuidado y editado, compatible en formato con mi lector electrónico. Claro que todo en inglés, salvo algunas curiosidades en castellano más bien de iberoamérica.
Si quiero comprar libros en castellano, en la Casa del Libro, por ejemplo, me encuentro con que salen por... 15-20€ cada uno. ¿Cómo, 15-20€? sí. Por un formato que leo como un libro de bolsillo, por muy cuidado y bien editado que esté. Esto es, los comerciantes del tema, en España, se siguen creyendo que el coste es el mismo. Y ahí es cuando me doy cuenta de la miopía...
A ver, señores. Es como la puñetera industria discográfica y la del cine y demás. No se han dado cuenta aun de que la mayor parte de la humanidad consumista pagaría, encantada, 2-3€ por disco-película en descarga legal, de calidad, y no los 20-30€ que cuesta un disco a veces (que ya parece el periódico con tanto regalo absurdo que trae) o los 15-20 € que vale un DVD normal, ni digo ya los nuevos formatos con miles de Gigas de información para la misma mala calidad de película... y con esa absurda intención de seguir cobrando lo mismo por otra cosa, porque el contenido es el mismo, pero el formato ha cambiado, no se dan cuenta de que abren la puerta al consumo pirata desaforado.
Libros. Yo tengo una buena librería en casa, unos 1.000 quizá. Adquiridos con mimo, cariño, búsqueda, y sobre todo, pasta. Algunos son, o eran, difíciles de encontrar. Tengo incluso fotocopiados dos o tres libros que son imposibles de encontrar ni en segunda mano (aunque yo también tengo aversión a la segunda mano... algunos preferirán los libros sobados, anotados, subrayados, abiertos con el lomo roto... yo eso lo odio, me encanta que tengan el mismo aspecto de recién comprados que tenían) y creo que no voy a dejar de comprar los libros en papel con cuyas formas, tamaños, colores, tipos de letra y un largo etcétera estoy acostumbrado. Pero hallar libros que son complicados, sin visitar una librería tras otra, y poderlos leer con comodidad, accediendo en un viaje o fuera de mi casa a mi pequeña biblioteca, es un placer. El libro electrónico me parece un gran invento, pero como todos los anteriores, está siendo mal explotado. Muy malamente.
Igual que sigo viendo cine y oyendo música, no voy a dejar de leer. El tema es que igual que aprecio una edición cuidada y una imagen adecuada en una peli, y una calidad sonora en lo que escucho, también quiero tener una edición limpia, correcta, sin erratas ni saltos de línea ni formatos incómodos en lo que leo. Y a día de hoy, si la industria del libro no se da cuenta y se pone las pilas... me temo que verán otra oportunidad, como sus primos, perdida. Y es que el negocio no es poner garbanzos a precio de trufas, si no cada cual al precio que les corresponde. Se venderán siempre más los garbanzos... y si no, pregúntenle al espíritu de D. Benito Pérez Galdós.
Un saludo,
Si quiero comprar libros en inglés, en Amazon, la verdad, es que salen a buen precio. Unos 3-4$ de media, que al cambio se quedan en poco más o menos de 2-3€, y a veces menos. Una miseria, por un libro bien cuidado y editado, compatible en formato con mi lector electrónico. Claro que todo en inglés, salvo algunas curiosidades en castellano más bien de iberoamérica.
Si quiero comprar libros en castellano, en la Casa del Libro, por ejemplo, me encuentro con que salen por... 15-20€ cada uno. ¿Cómo, 15-20€? sí. Por un formato que leo como un libro de bolsillo, por muy cuidado y bien editado que esté. Esto es, los comerciantes del tema, en España, se siguen creyendo que el coste es el mismo. Y ahí es cuando me doy cuenta de la miopía...
A ver, señores. Es como la puñetera industria discográfica y la del cine y demás. No se han dado cuenta aun de que la mayor parte de la humanidad consumista pagaría, encantada, 2-3€ por disco-película en descarga legal, de calidad, y no los 20-30€ que cuesta un disco a veces (que ya parece el periódico con tanto regalo absurdo que trae) o los 15-20 € que vale un DVD normal, ni digo ya los nuevos formatos con miles de Gigas de información para la misma mala calidad de película... y con esa absurda intención de seguir cobrando lo mismo por otra cosa, porque el contenido es el mismo, pero el formato ha cambiado, no se dan cuenta de que abren la puerta al consumo pirata desaforado.
Libros. Yo tengo una buena librería en casa, unos 1.000 quizá. Adquiridos con mimo, cariño, búsqueda, y sobre todo, pasta. Algunos son, o eran, difíciles de encontrar. Tengo incluso fotocopiados dos o tres libros que son imposibles de encontrar ni en segunda mano (aunque yo también tengo aversión a la segunda mano... algunos preferirán los libros sobados, anotados, subrayados, abiertos con el lomo roto... yo eso lo odio, me encanta que tengan el mismo aspecto de recién comprados que tenían) y creo que no voy a dejar de comprar los libros en papel con cuyas formas, tamaños, colores, tipos de letra y un largo etcétera estoy acostumbrado. Pero hallar libros que son complicados, sin visitar una librería tras otra, y poderlos leer con comodidad, accediendo en un viaje o fuera de mi casa a mi pequeña biblioteca, es un placer. El libro electrónico me parece un gran invento, pero como todos los anteriores, está siendo mal explotado. Muy malamente.
Igual que sigo viendo cine y oyendo música, no voy a dejar de leer. El tema es que igual que aprecio una edición cuidada y una imagen adecuada en una peli, y una calidad sonora en lo que escucho, también quiero tener una edición limpia, correcta, sin erratas ni saltos de línea ni formatos incómodos en lo que leo. Y a día de hoy, si la industria del libro no se da cuenta y se pone las pilas... me temo que verán otra oportunidad, como sus primos, perdida. Y es que el negocio no es poner garbanzos a precio de trufas, si no cada cual al precio que les corresponde. Se venderán siempre más los garbanzos... y si no, pregúntenle al espíritu de D. Benito Pérez Galdós.
Un saludo,
domingo, 5 de diciembre de 2010
El derecho de huelga y el deber de trabajar...
Yo no estoy viajando y por tanto no me afecta directamente, pero... ¿os imagináis ir a la consulta del médico (que suelen ganar en torno a 2.500 euros al mes de media, uno de los sueldos más bajos de Europa) y que éste os diga que está "indispuesto", junto con los demás miles de doctores de España? ¿que tengáis una operación de, no sé, un tumor o algo así, y el cirujano argumente que está doblado por "la presión", o en un trasplante, y te digan "ah, se siente, muérase que yo estoy jodido"?
O pensad que, por ejemplo, vayáis a comisaría y todos los polis os digan que están con el estómago revuelto y no "aguantan la presión" de que haya tantos chorizos en las calles y en los parlamentos autonómicos, locales y estatales y duren poco en las prisiones, y entonces tu denuncia, o el hecho de que unos desalmados estén arrasando tu barrio vandálicamente, se queda en nada, porque todos se encuentran hechos polvo. (Siempre que haya un médico de familia, de los anteriores, que les firme la baja...)
Incluso, no sé, que los políticos decidan que la representación de la ciudadanía es demasiado estresante y decidan no ejercer... perdón, este ejemplo no es bueno.
La cosa es que los controladores aéreos han decidido, pura y simplemente, largarse todos a una como Fuenteovejuna a casita excusándose porque se sienten presionados, tensos, incapaces de hacer frente a tanto acoso del gobierno. Y qué casualidad, justo un viernes de puente, un viernes del puente más largo en España. El gobierno desde luego ha tenido mala idea aprobando el decreto justo este viernes, pero... ¿no huele a chamusquina?
Porque, siendo serios... existe una cosa que es la HUELGA. Convocad una huelga, joder. Los conductores del metro de Madrid lo hicieron, e incluso se la jugaron no respetando los servicios mínimos (que eran, digan lo que digan, abusivos) para lograr sus reivindicaciones. Y siempre que un colectivo siente que se le está maltratando convoca una huelga, paros, esas cosas que las leyes tienen como, valga la redundancia, legales. Entonces, ¿a qué juegan los controladores aéreos?
Juegan a sentirse los trabajadores clave de todo el tinglado. Sí, sin ellos no vuela nadie y el Sepla y los pilotos aéreos parecen ahora buena gente. Sí, sin ellos no entra o sale mercancia ni viajeros, y el turismo (la fuente de riqueza en este país) se desploma en muchos puntos. Sí, son importantes. Coño, mucho.
Pero claro, un conductor del metro de Madrid no gana más de 2.000 euros. Un controlador gana, más o menos, de media, la misma cifra con 2 ceros más. Diferencia salarial insulsa, claro está...
Si tantas quejas tenían los señores controladores, podrían haber presionado con sus medios legales; LA HUELGA. Pero hacerlo así, no solamente hace que la pifien en las formas, es que también la joden en los fondos. Ahora nadie les tendrá simpatía (yo desde luego, no se la tengo) y tendrán para negociar a la sociedad, sea esto lo que quiera que signifique, en contra.
Mucho dinero, pero poca inteligencia.
El Gobierno, mientras, se frota las manos; nadie pensará en otro problema que el de los controladores malvados que impiden ir a otro país o de vacaciones o volver con la familia. Y a la par, les podrán laminar sin que ellos puedan responder. Porque, la pregunta, ¿algún controlador se atreverá a hacer huelga ahora después de lo que han hecho?
En fin, aquí es lo de siempre, el pilla pilla. Nada de ser coherentes. Nada de ser legales. Nada de pensar un poco en todos. Y mientras tanto, quien gana, de momento, es el señor Florentino y otros que se frotan las manos pensando en cómo las van a poner encima de otro negociete más. Sanidad, educación, control aéreo... uno a uno, al pim-pam-pum, todos caen. Y el tiburón neoliberal y salvaje va engordando, y el resto, perdiendo más y más neuronas...
Lo de la "solidaridad obrera" ya es una entelequia decimonónica, ¿no? y no hablemos de la "internacional"...
En suma, otro día que me encantaría tener mi dedo en el botón de "reinicio". Ah, espea, ese botón lo poseen los Coreanos del norte, EE.UU, China, Francia, India, Paquistán o Gran Bretaña... si es que ni para autodestruirnos tenemos medios.
Hay que joderse.
Un saludo,
O pensad que, por ejemplo, vayáis a comisaría y todos los polis os digan que están con el estómago revuelto y no "aguantan la presión" de que haya tantos chorizos en las calles y en los parlamentos autonómicos, locales y estatales y duren poco en las prisiones, y entonces tu denuncia, o el hecho de que unos desalmados estén arrasando tu barrio vandálicamente, se queda en nada, porque todos se encuentran hechos polvo. (Siempre que haya un médico de familia, de los anteriores, que les firme la baja...)
Incluso, no sé, que los políticos decidan que la representación de la ciudadanía es demasiado estresante y decidan no ejercer... perdón, este ejemplo no es bueno.
La cosa es que los controladores aéreos han decidido, pura y simplemente, largarse todos a una como Fuenteovejuna a casita excusándose porque se sienten presionados, tensos, incapaces de hacer frente a tanto acoso del gobierno. Y qué casualidad, justo un viernes de puente, un viernes del puente más largo en España. El gobierno desde luego ha tenido mala idea aprobando el decreto justo este viernes, pero... ¿no huele a chamusquina?
Porque, siendo serios... existe una cosa que es la HUELGA. Convocad una huelga, joder. Los conductores del metro de Madrid lo hicieron, e incluso se la jugaron no respetando los servicios mínimos (que eran, digan lo que digan, abusivos) para lograr sus reivindicaciones. Y siempre que un colectivo siente que se le está maltratando convoca una huelga, paros, esas cosas que las leyes tienen como, valga la redundancia, legales. Entonces, ¿a qué juegan los controladores aéreos?
Juegan a sentirse los trabajadores clave de todo el tinglado. Sí, sin ellos no vuela nadie y el Sepla y los pilotos aéreos parecen ahora buena gente. Sí, sin ellos no entra o sale mercancia ni viajeros, y el turismo (la fuente de riqueza en este país) se desploma en muchos puntos. Sí, son importantes. Coño, mucho.
Pero claro, un conductor del metro de Madrid no gana más de 2.000 euros. Un controlador gana, más o menos, de media, la misma cifra con 2 ceros más. Diferencia salarial insulsa, claro está...
Si tantas quejas tenían los señores controladores, podrían haber presionado con sus medios legales; LA HUELGA. Pero hacerlo así, no solamente hace que la pifien en las formas, es que también la joden en los fondos. Ahora nadie les tendrá simpatía (yo desde luego, no se la tengo) y tendrán para negociar a la sociedad, sea esto lo que quiera que signifique, en contra.
Mucho dinero, pero poca inteligencia.
El Gobierno, mientras, se frota las manos; nadie pensará en otro problema que el de los controladores malvados que impiden ir a otro país o de vacaciones o volver con la familia. Y a la par, les podrán laminar sin que ellos puedan responder. Porque, la pregunta, ¿algún controlador se atreverá a hacer huelga ahora después de lo que han hecho?
En fin, aquí es lo de siempre, el pilla pilla. Nada de ser coherentes. Nada de ser legales. Nada de pensar un poco en todos. Y mientras tanto, quien gana, de momento, es el señor Florentino y otros que se frotan las manos pensando en cómo las van a poner encima de otro negociete más. Sanidad, educación, control aéreo... uno a uno, al pim-pam-pum, todos caen. Y el tiburón neoliberal y salvaje va engordando, y el resto, perdiendo más y más neuronas...
Lo de la "solidaridad obrera" ya es una entelequia decimonónica, ¿no? y no hablemos de la "internacional"...
En suma, otro día que me encantaría tener mi dedo en el botón de "reinicio". Ah, espea, ese botón lo poseen los Coreanos del norte, EE.UU, China, Francia, India, Paquistán o Gran Bretaña... si es que ni para autodestruirnos tenemos medios.
Hay que joderse.
Un saludo,
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Nos tienen rodeados
Imparable la ofensiva. Ya se vió en otros momentos, como cuando George Soros demostró que un solo hombre, con su dinero, puede desestabilizar un país mediante la especulación en la bolsa de su moneda. Porque ya no hay nacionalismos (¿o sí?) si no más bien "economicismos". Si una persona o empresa posee el poder monetario suficiente, puede, como en una partida de "Monopoly", jugar con los mercados y, en concreto, con las vidas de miles o millones de personas. Siguiendo la famosa teoría de la mariposa, un inversor se levanta flatulento y su hedor retumba en Grecia arruinándola internacionalmente.
Yo, lo siento, de verdad, pero hoy más que nunca se hace necesario pensar en algún sistema que impida este capitalismo salvaje y desmedido, basado en el juego de Casino, donde siempre los que más tienen son los que menos pierden, porque ellos son el Casino. Las Bolsas deberían abolirse, los bancos, controlarse por funcionarios públicos de intachable probidad, y las empresas, estar siempre vigiladas. Pero como esto suena a totalitarismo del vivido en la URSS, no parece ser la mejor solución, ¿verdad? aunque tampoco lo es el de parchear con las diversas socialdemocracias tibias (algunas, directamente conservadores de viejo cuño) el sistema devorador que nos acecha continuamente...
¿Entonces? mientras los voceros bien pagados de medios de derecha o extrema derecha pugnan por privatizar hasta la última silla del último ministerio y dejar que el mercado haga y deshaga a su antojo (todos ellos, voceros bien pagados, por supuesto, por esas piezas del engranaje que defienden) y los políticos viven acobardados en el rincón más sombrío del ring social, la ciudadanía, los hombres que componen los pueblos, urbes, ciudades y comunidades varias, debieran revisar su concepto de Estado, su concepto de Sociedad, de relación Económica, y refundir todo mediante la única manera posible. La violencia revolucionaria.
Porque unos cuantos miles o millones de muertos ayudarán a rebajar el paro, reactivar las economías, refundar los estados y empezar, no de nuevo, pero sí de otra manera. Y en el interín, al menos el entorno podría tomarse un respiro... pero esta guerra debe ser, como la antigua consigna revolucionaria, mundial. Planetaria. Si no, no tendrá éxito...
Seguramente yo seré de los primeros en perecer, pero... ¡qué diantres! si es por el bien futuro de la humanidad... aunque esperad, soy un misántropo... entonces paso de revoluciones, de violencias y de zarandajas. Se está bien escribiendo detrás de una pantalla de ordenador... qué cinismo. Y seguro que yo no soy el que peor excusa ofrece, ¿cierto?
Un saludo,
Yo, lo siento, de verdad, pero hoy más que nunca se hace necesario pensar en algún sistema que impida este capitalismo salvaje y desmedido, basado en el juego de Casino, donde siempre los que más tienen son los que menos pierden, porque ellos son el Casino. Las Bolsas deberían abolirse, los bancos, controlarse por funcionarios públicos de intachable probidad, y las empresas, estar siempre vigiladas. Pero como esto suena a totalitarismo del vivido en la URSS, no parece ser la mejor solución, ¿verdad? aunque tampoco lo es el de parchear con las diversas socialdemocracias tibias (algunas, directamente conservadores de viejo cuño) el sistema devorador que nos acecha continuamente...
¿Entonces? mientras los voceros bien pagados de medios de derecha o extrema derecha pugnan por privatizar hasta la última silla del último ministerio y dejar que el mercado haga y deshaga a su antojo (todos ellos, voceros bien pagados, por supuesto, por esas piezas del engranaje que defienden) y los políticos viven acobardados en el rincón más sombrío del ring social, la ciudadanía, los hombres que componen los pueblos, urbes, ciudades y comunidades varias, debieran revisar su concepto de Estado, su concepto de Sociedad, de relación Económica, y refundir todo mediante la única manera posible. La violencia revolucionaria.
Porque unos cuantos miles o millones de muertos ayudarán a rebajar el paro, reactivar las economías, refundar los estados y empezar, no de nuevo, pero sí de otra manera. Y en el interín, al menos el entorno podría tomarse un respiro... pero esta guerra debe ser, como la antigua consigna revolucionaria, mundial. Planetaria. Si no, no tendrá éxito...
Seguramente yo seré de los primeros en perecer, pero... ¡qué diantres! si es por el bien futuro de la humanidad... aunque esperad, soy un misántropo... entonces paso de revoluciones, de violencias y de zarandajas. Se está bien escribiendo detrás de una pantalla de ordenador... qué cinismo. Y seguro que yo no soy el que peor excusa ofrece, ¿cierto?
Un saludo,
martes, 16 de noviembre de 2010
En breve...
No puedo dejar de citar una párrafo magistral de Samuel Johnson:
"Y quisiera creer que no es mucho pedir que la nación se deshaga de sus falsas ilusiones y consiga unirse para manifestar su repulsa a quienes se han dedicado a engañar a los crédulos con falsos agravios, avasallar a los débiles con mentiras descaradas, halagar las opiniones de los ignorantes y satisfacer la vanidad de los mezquinos, y que con su desprecio a la honestidad y sus ofensas a la dignidad han sabido rodearse de todo lo que el reino cuenta de ruín, burdo e inmoral. Son los mismos que, habiendo por mérito ascendido a esta funesta preeminencia, se arrogan el título de patriotas".
¡Cuánto hay en un sólo párrafo! Leyendo a Johnson, me entra cierta envidia. Un moralista inglés, diciendo verdades intemporales. Se nota de donde han bebido personajes como Churchill, conscientes de quiénes son y de dónde vienen. Y no puedo menos que esgrimir una sonrisa ante todos los tipos de falsos patriotas que recopila, en donde he reconocido a más de uno, falsario a su nación, a su país, a su comunidad, a su gente y, en suma, a todo lo que le rodea. Como dijo citándole Kirk Douglas en la magistral "Senderos de Gloria", "el patriotismo es el último refugio de los canallas"... de los canallas que tienen una idea equivocada de ese sentimiento.
Pero volvamos a otras cosas. Hoy estoy solo en casa. Bueno, acompañado de mi gato, que no para de jugar. He pasado una tarde de cocina, jazz con Coltrane y un libro. He visto un par de episodios de dos series que me gustan, y he coqueteado con mi colección de DVD's. Una tarde larga y provechosa, pues también he estudiado un poco. Poco, la verdad. La carrera de Historia está siendo menos apetecible en algunas cosas y más interesante en otras. La geografía, por ejemplo, me está encantando. La prehistoria, como imaginaba, es un abismo brutal e interesantísimo. En cambio, el mundo de Mesopotamia, Egipto y el Mediterráneo oriental, me apetecen menos, quizá porque están cerca pero no tanto aun de mis dos períodos de interés, la Hélade, la Oikoumene y Roma. Y he tenido un pequeño desliz informático...
Supongo que los pocos que leéis el blog no lo iréis contando o ya lo sabréis, pero no me importa decirlo aquí; me caso el año que viene. Sí, tras más de una década con Cris (¡Diez años! no es moco de pavo...) nos casamos. Por diferentes motivos, pero todos ellos con ilusión. Aunque es curioso, yo quiero y me apetece, a ella, en cambio, le da más miedo y le provoca timidez... nos casamos, como he dicho. Y siendo coherentes, será una sencilla, discreta, privada y familiar ceremonia civil en un lugar bastante bonito de Madrid. Luego, con nuestros anillos (no puedo grabar nada en élfico o enano en el mío, ¡qué rabia!) puestos nos iremos de viaje a disfrutar de nuestra compañía, que yo, hoy, solitario en casa, ya añoro...
También sucede que me hago más mayor, más viejo. Cumplo 34 el jueves. Así, sin más. Lejos queda la ilusión por llegar, por cumplir más, por tener esos derechos que da la edad y te hacen entrar en lugares antes prohibidos. Ahora... ya no es ayer.
Y con todo eso, la reflexión. La brevedad de la vida. Cita Johnson a Lucano, con acierto, diciendo éste que "yo tengo certeza en la muerte, y no en los oráculos". Curioso comprobar que hace unos 300 años otra persona pensaba igual, con un lenguaje más rico, pero en esencia lo mismo. No, curioso no, previsible. El que piense ser original, probablemente no sea más que un refrito de otros. Así somos...
La vida... un día estaremos muertos todos, y los afanes, deseos, inquietudes, ansiedades, expectativas, esperanzas, temores y demás sentimientos e ideas, perecerán con nosotros. Todo lo vivido será un recuerdo que se apaga poco a poco en los que nos sobreviven y conocieron, y todo lo pasado será primero memoria, luego historia, después leyenda, más tarde, nada. Y nada más. Es la vida. Nuestra y de los que nos acompañan.
Pero no estoy lúgubre, ni por pienso. Antes bien, estoy feliz. Bastante. Y quería compartirlo, simplemente, con los escasos lectores de ésta bitácora de un capitán sin barco a la deriva, peatón de la historia, mindundi del éter.
Leeré un poco más y me dormiré, hoy, con mi gato en el regazo, un libro en la mano y un poco de música. Despertar será, como siempre, lo peor. Pero no me impedirá soñar...
Un saludo,
"Y quisiera creer que no es mucho pedir que la nación se deshaga de sus falsas ilusiones y consiga unirse para manifestar su repulsa a quienes se han dedicado a engañar a los crédulos con falsos agravios, avasallar a los débiles con mentiras descaradas, halagar las opiniones de los ignorantes y satisfacer la vanidad de los mezquinos, y que con su desprecio a la honestidad y sus ofensas a la dignidad han sabido rodearse de todo lo que el reino cuenta de ruín, burdo e inmoral. Son los mismos que, habiendo por mérito ascendido a esta funesta preeminencia, se arrogan el título de patriotas".
¡Cuánto hay en un sólo párrafo! Leyendo a Johnson, me entra cierta envidia. Un moralista inglés, diciendo verdades intemporales. Se nota de donde han bebido personajes como Churchill, conscientes de quiénes son y de dónde vienen. Y no puedo menos que esgrimir una sonrisa ante todos los tipos de falsos patriotas que recopila, en donde he reconocido a más de uno, falsario a su nación, a su país, a su comunidad, a su gente y, en suma, a todo lo que le rodea. Como dijo citándole Kirk Douglas en la magistral "Senderos de Gloria", "el patriotismo es el último refugio de los canallas"... de los canallas que tienen una idea equivocada de ese sentimiento.
Pero volvamos a otras cosas. Hoy estoy solo en casa. Bueno, acompañado de mi gato, que no para de jugar. He pasado una tarde de cocina, jazz con Coltrane y un libro. He visto un par de episodios de dos series que me gustan, y he coqueteado con mi colección de DVD's. Una tarde larga y provechosa, pues también he estudiado un poco. Poco, la verdad. La carrera de Historia está siendo menos apetecible en algunas cosas y más interesante en otras. La geografía, por ejemplo, me está encantando. La prehistoria, como imaginaba, es un abismo brutal e interesantísimo. En cambio, el mundo de Mesopotamia, Egipto y el Mediterráneo oriental, me apetecen menos, quizá porque están cerca pero no tanto aun de mis dos períodos de interés, la Hélade, la Oikoumene y Roma. Y he tenido un pequeño desliz informático...
Supongo que los pocos que leéis el blog no lo iréis contando o ya lo sabréis, pero no me importa decirlo aquí; me caso el año que viene. Sí, tras más de una década con Cris (¡Diez años! no es moco de pavo...) nos casamos. Por diferentes motivos, pero todos ellos con ilusión. Aunque es curioso, yo quiero y me apetece, a ella, en cambio, le da más miedo y le provoca timidez... nos casamos, como he dicho. Y siendo coherentes, será una sencilla, discreta, privada y familiar ceremonia civil en un lugar bastante bonito de Madrid. Luego, con nuestros anillos (no puedo grabar nada en élfico o enano en el mío, ¡qué rabia!) puestos nos iremos de viaje a disfrutar de nuestra compañía, que yo, hoy, solitario en casa, ya añoro...
También sucede que me hago más mayor, más viejo. Cumplo 34 el jueves. Así, sin más. Lejos queda la ilusión por llegar, por cumplir más, por tener esos derechos que da la edad y te hacen entrar en lugares antes prohibidos. Ahora... ya no es ayer.
Y con todo eso, la reflexión. La brevedad de la vida. Cita Johnson a Lucano, con acierto, diciendo éste que "yo tengo certeza en la muerte, y no en los oráculos". Curioso comprobar que hace unos 300 años otra persona pensaba igual, con un lenguaje más rico, pero en esencia lo mismo. No, curioso no, previsible. El que piense ser original, probablemente no sea más que un refrito de otros. Así somos...
La vida... un día estaremos muertos todos, y los afanes, deseos, inquietudes, ansiedades, expectativas, esperanzas, temores y demás sentimientos e ideas, perecerán con nosotros. Todo lo vivido será un recuerdo que se apaga poco a poco en los que nos sobreviven y conocieron, y todo lo pasado será primero memoria, luego historia, después leyenda, más tarde, nada. Y nada más. Es la vida. Nuestra y de los que nos acompañan.
Pero no estoy lúgubre, ni por pienso. Antes bien, estoy feliz. Bastante. Y quería compartirlo, simplemente, con los escasos lectores de ésta bitácora de un capitán sin barco a la deriva, peatón de la historia, mindundi del éter.
Leeré un poco más y me dormiré, hoy, con mi gato en el regazo, un libro en la mano y un poco de música. Despertar será, como siempre, lo peor. Pero no me impedirá soñar...
Un saludo,
jueves, 11 de noviembre de 2010
Curiosidades
Pienso en la maravillosa secuencia de "The Wire" donde McNulty y su compi Bunk estudian el lugar de un asesinato mediante enfáticos "Fuck!" que, cada uno, pone de relieve qué están hallando, cómo, y todo mediante esa simple palabra. Es gloriosa...
Pienso en la serie de "Walking Dead", la del cómic, del que me he devorado hasta el número 78, y donde el título está mucho más que elegido a propósito. No son los muertos regresados (llamados, curiosamente, de muchas maneras, "mordedores", por ejemplo, pero nunca zombis...) los que más miedo me han dado, si no los supervivientes. Y uno siente de pronto que ese universo distópico está más cerca de lo que parece...
Pienso en "Yo, Claudio" y cómo series (por llamarlas algo) como "Hispania" triunfan hoy día. Claro que la BBC y las cadenas inglesas son diferentes en muchos aspectos a las españolas... se arriesgan, hacen productos de calidad... no como "Hispania", definida divertidamente y con acierto por un amigo al que hace tiempo que no veo, Alejandro, como "Romanpunk". Claro que él es el autor de la desternillante explicación de "Gladiator" actualizada... un saludo, Alejandro. Sigues poseyendo ese perfil neroniano y la agudeza mental de alguien muy inteligente...
Pienso, también, en muchas películas que están enterradas en el pasado y que ahora se encuentran bajo toneladas de malas reelaboraciones más actuales, de argumentos aburridos o impresentables, y en suma, de la baja calidad argumental y a veces incluso técnica de muchas de las que ahora copan los estrenos de la cartelera.
Al final, me entra la melancolía, del pasado, y será porque también he visto fotos mías de hace unos 15 años, momentos en los que, cuando me las hicieron, yo no pensaba en un momento futuro de verlas, si no en disfrutar de esos instantes. No sabía que la juventud, la de verdad, aquella que no conoce un mañana, porque vive tan intensamente devorada por el aquí y ahora, se me había pasado hasta que me encontré a mi mismo añorando esos momentos con otra visión, más amplia, más cínica, más pragmática, más sabia, quizá, pero menos, mucho menos, fresca, esponjosa, alegre, chispeante, inconsciente y pletórica en lo físico.
Será que me hago viejo y por eso gruño aquello de que "antes las cosas estaban mejor", pero será también mentira, porque sigo disfrutando de cosas de ahora, de un estilo de cosas que me sigue gustando, y sigo sintiendo a veces retazos y formas de lo que he expresado en el anterior párrafo.
Será que no me hago tan viejo... pero que no hay un momento perfecto que pueda congelarlo. La contradición del ser humano, vaya...
Un saludo,
Pienso en la serie de "Walking Dead", la del cómic, del que me he devorado hasta el número 78, y donde el título está mucho más que elegido a propósito. No son los muertos regresados (llamados, curiosamente, de muchas maneras, "mordedores", por ejemplo, pero nunca zombis...) los que más miedo me han dado, si no los supervivientes. Y uno siente de pronto que ese universo distópico está más cerca de lo que parece...
Pienso en "Yo, Claudio" y cómo series (por llamarlas algo) como "Hispania" triunfan hoy día. Claro que la BBC y las cadenas inglesas son diferentes en muchos aspectos a las españolas... se arriesgan, hacen productos de calidad... no como "Hispania", definida divertidamente y con acierto por un amigo al que hace tiempo que no veo, Alejandro, como "Romanpunk". Claro que él es el autor de la desternillante explicación de "Gladiator" actualizada... un saludo, Alejandro. Sigues poseyendo ese perfil neroniano y la agudeza mental de alguien muy inteligente...
Pienso, también, en muchas películas que están enterradas en el pasado y que ahora se encuentran bajo toneladas de malas reelaboraciones más actuales, de argumentos aburridos o impresentables, y en suma, de la baja calidad argumental y a veces incluso técnica de muchas de las que ahora copan los estrenos de la cartelera.
Al final, me entra la melancolía, del pasado, y será porque también he visto fotos mías de hace unos 15 años, momentos en los que, cuando me las hicieron, yo no pensaba en un momento futuro de verlas, si no en disfrutar de esos instantes. No sabía que la juventud, la de verdad, aquella que no conoce un mañana, porque vive tan intensamente devorada por el aquí y ahora, se me había pasado hasta que me encontré a mi mismo añorando esos momentos con otra visión, más amplia, más cínica, más pragmática, más sabia, quizá, pero menos, mucho menos, fresca, esponjosa, alegre, chispeante, inconsciente y pletórica en lo físico.
Será que me hago viejo y por eso gruño aquello de que "antes las cosas estaban mejor", pero será también mentira, porque sigo disfrutando de cosas de ahora, de un estilo de cosas que me sigue gustando, y sigo sintiendo a veces retazos y formas de lo que he expresado en el anterior párrafo.
Será que no me hago tan viejo... pero que no hay un momento perfecto que pueda congelarlo. La contradición del ser humano, vaya...
Un saludo,
sábado, 6 de noviembre de 2010
Fin de semana
Curioso, sí, pero hoy me quedé en casa. Un sábado tranquilo. Me he visto la película de "Constantino el grande", con Cornel Wilde. Un peplum por encima de la media, pero justito. Aparte, he estado leyendo un poco más del temario de Prehistoria. ¡Qué divertidas son las diferencias de autores!. Menos mal que he hablado un poco con mi hermano y me ha aclarado conceptos, que si no... y luego, un bollo de uva y pera para terminar el día, parezco ya un ama de casa yanki cocinando y dejando en el alféizar de su ventana el producto de su hornada...
Mientras, en el mundo, un líder sectario de un estado teocrático visita España, y en Madrid, miles de personas salen a la calle para protestar contra una presunta negociación del gobierno con ETA. Dioses, parecen noticias de, no sé, hace 6 o 7 años. Escándalos de corrupción, noticias de todo tipo que saben a viejas... vaya, el mundo no cambia. Ni mejora ni empeora, estamos estancados.
Ha sido raro, pues hoy quería jugar con mis amigos (tengo 33 años, pero sigo haciéndolo, como cuando tenía 10, 11 o 12) pero por diversas razones unos u otros no han podido. Jo, antes salíamos a todas horas, decían... pero los años pasan, y ya vamos montando familia propia, con lo que eso de quedar con amigos, decae.
Lo dicho, un fin de semana extraño. Pero a la vez, calmado. Y en mi mente sigue la disyuntiva, propia de quien puede pensar en línea, pero no en paralelo; ¿seguir con la oposición, o centrar todos mis esfuerzos en la carrera? obligación o afición, compromiso en todo caso, pero con algo que aborrezco o con algo que me gusta. Veremos, porque es tiempo lo que necesito, plazos, poco a poco. En todo caso, éste año me da que ni haré los exámenes, por fuerza mayor. Mayor y agradable, claro está.
Y ahora me dedicaré a buscar una buena película para ver, quizá "El león en invierno", una buena historia...
Un saludo,
Mientras, en el mundo, un líder sectario de un estado teocrático visita España, y en Madrid, miles de personas salen a la calle para protestar contra una presunta negociación del gobierno con ETA. Dioses, parecen noticias de, no sé, hace 6 o 7 años. Escándalos de corrupción, noticias de todo tipo que saben a viejas... vaya, el mundo no cambia. Ni mejora ni empeora, estamos estancados.
Ha sido raro, pues hoy quería jugar con mis amigos (tengo 33 años, pero sigo haciéndolo, como cuando tenía 10, 11 o 12) pero por diversas razones unos u otros no han podido. Jo, antes salíamos a todas horas, decían... pero los años pasan, y ya vamos montando familia propia, con lo que eso de quedar con amigos, decae.
Lo dicho, un fin de semana extraño. Pero a la vez, calmado. Y en mi mente sigue la disyuntiva, propia de quien puede pensar en línea, pero no en paralelo; ¿seguir con la oposición, o centrar todos mis esfuerzos en la carrera? obligación o afición, compromiso en todo caso, pero con algo que aborrezco o con algo que me gusta. Veremos, porque es tiempo lo que necesito, plazos, poco a poco. En todo caso, éste año me da que ni haré los exámenes, por fuerza mayor. Mayor y agradable, claro está.
Y ahora me dedicaré a buscar una buena película para ver, quizá "El león en invierno", una buena historia...
Un saludo,
martes, 26 de octubre de 2010
Siempre están a la carga
El dueño de "Mango" dice el otro día que "Los funcionarios de la Administración pública deben pasar a tener un salario en parte variable y una estabilidad laboral como la de la empresa privada, todo ello, eso sí, a partir de que haya nuevos funcionarios"
Por otro lado, el secretario de la CEOE dijo también que "habría que rebajar las cotizaciones que pagan las Empresas por Seguridad Social porque no se podía financiar el superávit con ellos, y ayudar así a la creación de empleo".
Mientras, Hacienda araña un poco a ese país extraño y siniestro que es Suiza para lograr que unos cuantos cientos de empresarios paguen sus impuestos, puesto que su patriotismo es tal que prefieren los intereses de fuera que los posibles proyectos de dentro.
Y a los bancos y cajas, una petición, que vendan sus miles de viviendas retenidas a la espera de que suba el mercado inmobiliario, pero claro, a menor beneficio del que pensaban tener. Evidentemente, los bancos y cajas, benefactores de la sociedad, prefieren esperar a que las cosas mejoren, no ayudar a que el mercado de vivienda se estabilice de manera proporcional.
En Reino Unido, mientras, resucita el viejo proyecto de Thatcher o Major, vender las masas forestales a privados. ¡Un ejercicio de responsabilidad, por supuesto!
En Europa avanza la derecha, otra vez, con el acicate de la extrema derecha, punta de lanza del temor y el miedo ("somos radicales, así que votad a los menos radicales... aunque a medio-largo plazo, el resultado será el mismo") y los medios económicos siguen usando ésta crisis (¿cuánto de real, cuánto de inventada?) para recortar aquí y allí los derechos y beneficios adquiridos a costa de muchos esfuerzos.
Es la misma ofensiva, siempre, la misma guerra, siempre, y los mismos resultados, siempre. Un rico, señores, lo es porque ha robado. Simplemente. Si se tiene más que otros es porque muchos otros se les ha quitado algo o todo. Recursos limitados, población definida. Repartan, últimamente el pareto estaba en que el 20% de la población tenía algo así como el 80% de los recursos y riquezas. El 80% restante, tenía el 20% de los recursos y riquezas. No hay que ser economista, financiero u otro oficio de esos execrables para darse cuenta.
En fin, siempre están a la carga. Y el resto, como siempre, cada día más desorientado y perdido. Porque la izquierda, los sindicatos y todo aquello que solía ser la clave de la defensa, hace tiempo que es parte de esos otros. Y todos somos Quislings que niegan serlo...
Un saludo,
Por otro lado, el secretario de la CEOE dijo también que "habría que rebajar las cotizaciones que pagan las Empresas por Seguridad Social porque no se podía financiar el superávit con ellos, y ayudar así a la creación de empleo".
Mientras, Hacienda araña un poco a ese país extraño y siniestro que es Suiza para lograr que unos cuantos cientos de empresarios paguen sus impuestos, puesto que su patriotismo es tal que prefieren los intereses de fuera que los posibles proyectos de dentro.
Y a los bancos y cajas, una petición, que vendan sus miles de viviendas retenidas a la espera de que suba el mercado inmobiliario, pero claro, a menor beneficio del que pensaban tener. Evidentemente, los bancos y cajas, benefactores de la sociedad, prefieren esperar a que las cosas mejoren, no ayudar a que el mercado de vivienda se estabilice de manera proporcional.
En Reino Unido, mientras, resucita el viejo proyecto de Thatcher o Major, vender las masas forestales a privados. ¡Un ejercicio de responsabilidad, por supuesto!
En Europa avanza la derecha, otra vez, con el acicate de la extrema derecha, punta de lanza del temor y el miedo ("somos radicales, así que votad a los menos radicales... aunque a medio-largo plazo, el resultado será el mismo") y los medios económicos siguen usando ésta crisis (¿cuánto de real, cuánto de inventada?) para recortar aquí y allí los derechos y beneficios adquiridos a costa de muchos esfuerzos.
Es la misma ofensiva, siempre, la misma guerra, siempre, y los mismos resultados, siempre. Un rico, señores, lo es porque ha robado. Simplemente. Si se tiene más que otros es porque muchos otros se les ha quitado algo o todo. Recursos limitados, población definida. Repartan, últimamente el pareto estaba en que el 20% de la población tenía algo así como el 80% de los recursos y riquezas. El 80% restante, tenía el 20% de los recursos y riquezas. No hay que ser economista, financiero u otro oficio de esos execrables para darse cuenta.
En fin, siempre están a la carga. Y el resto, como siempre, cada día más desorientado y perdido. Porque la izquierda, los sindicatos y todo aquello que solía ser la clave de la defensa, hace tiempo que es parte de esos otros. Y todos somos Quislings que niegan serlo...
Un saludo,
sábado, 23 de octubre de 2010
El mundo está loco, loco, loco, como sus habitantes
España. El líder de la ciudad del Vaticano, un estado artificial, donde la democracia no existe, donde la corrupción es santo y seña, donde los delegados de dicho estado tienen condenas en todos los continentes por abuso de menores, viene a España, o, según los más radicales independentistas, a Barcelona, Cataluña. Luego irá a Santiago de Compostela. Gays y lesbianas han convocado una protesta consistente en darse besos con lengua delante suya. ¿Irán Aído y Pajín a hacer allí lo mismo que en la remodelación del gobierno? no creo, porque son de "izquierdas", pero del gobierno que aplaude que venga ese líder fundamentalista a nuestro país.
Mientras, las encuestas interesadas hunden al nuevo gobierno, pidiendo los mismos gritos de cambio ¡a dos años de las elecciones!. Claro que el único que hace una petición seria es Tomás Gómez, el cual cada día me parece más sólido. Quiere saber si Zapatero se presenta o no, para saber a quién deben apoyar. Pero éste hombre, el presidente del gobierno, vive en la zozobra de la improvisación. Ya nadie sabe qué hace y por qué. Parecemos Bélgica... sin chocolate.
El PP no se queda parado. Reconocen que el gobierno nuevo ¡mola mazo!. Y donde dije digo no vale Diego, porque ahora las cámaras y los audios ejercen de buenos y sólidos memoriones... si lo has dicho, haberte callado, o haberlo pensado.
Esperanza, por su parte, está soltando pocas pullas. Se ve ganadora indiscutible de Madrid. La Comunidad más jodidamente mal gestionada de toda España. Sanidad, a pique. Educación, a pique. Infraestructuras... si son privadas bien, si no... que lo haga el Estado o el Hay Untamiento. Si no necesitamos ahora que Esperanza Aguirre se vaya, no sé cuándo ya lo necesitaremos... ah, sí, cuando Madrid esté rodeada de vertederos como Nápoles. Si es que la mafia es igual en todas partes...
Lenguas. Me he reído como nunca por un comentario en un foro que suelo participar (cada vez menos, visto el nivel de paranoia y absurdez de algunos de sus participantes) donde dí las gracias a un bilbaíno trapagarandense en euskera. Eskarrik asko, que aprendí en uno de mis viajes a Azpeitia como parte de la educación mínima que uno adquiere si va a un sitio donde hablan otra lengua diferente (Gracias, hola, adiós, no entiendo tu lengua, soy amigo, dame alcohol, quiero follarme a una mujer de aquí, me das comida) por eso de ser cortés. Aprendí también una canción infantil que va de 1 al 4, a pedir una barra de pan y decir "buen rollo" en un fonético euskera rarito. Bien, pues eso es visto como una PROVOCACIÓN... joder. País de gentuza. Las grandes y permanentes ruinas del franquismo perviven en más de uno con una vitalidad asombrosa...
Leo Bassi, a su vez, se ha hartado ya y ha querellado a las ultrafascistas páginas de Háztelo Mirar y Libertad (para quien yo diga) Digital por sus calumnias contra él. Está claro, no se puede ser pacifista. Si vis pacem, para bellum... si no, te ganan ellos con sus provocaciones. Ignorarlas es un método, pero suele ser como intentar no ver a un señor con metralleta apuntándote mientras sujeta a un perro loco que quiere morderte. Está ahí, nos guste o no... y puede ser peligrosos, aunque ya lo es por ser. Pero, en España no es delito ser neonazi ni profranquista. Total, se ampara bajo una modalidad de "libertad de expresión" y punto. Lo lamento, pero si algo enseñó el fascismo, en todas sus modalidades, es que no hay que permitirle existir. El totalitarismo debe extinguirse siendo totalitario con él mismo. Punto. Si no, se aprovechará de nuestra tolerancia...
Wikileaks mientras demuestra el chorreo de muertos y desastres provocados de la invasión de Irak. Sin comentarios.
Seguiré leyendo a Churchill, el Negrín británico. Ah, pero espera, el primero prevaleció y es un líder de talla universal, el segundo, al perder, un tozudo resistente sin sentido. ¡Cómo habrían cambiado las tornas si hubiera pasado otra cosa! El mundo, que está loco...
Un saludo,
Mientras, las encuestas interesadas hunden al nuevo gobierno, pidiendo los mismos gritos de cambio ¡a dos años de las elecciones!. Claro que el único que hace una petición seria es Tomás Gómez, el cual cada día me parece más sólido. Quiere saber si Zapatero se presenta o no, para saber a quién deben apoyar. Pero éste hombre, el presidente del gobierno, vive en la zozobra de la improvisación. Ya nadie sabe qué hace y por qué. Parecemos Bélgica... sin chocolate.
El PP no se queda parado. Reconocen que el gobierno nuevo ¡mola mazo!. Y donde dije digo no vale Diego, porque ahora las cámaras y los audios ejercen de buenos y sólidos memoriones... si lo has dicho, haberte callado, o haberlo pensado.
Esperanza, por su parte, está soltando pocas pullas. Se ve ganadora indiscutible de Madrid. La Comunidad más jodidamente mal gestionada de toda España. Sanidad, a pique. Educación, a pique. Infraestructuras... si son privadas bien, si no... que lo haga el Estado o el Hay Untamiento. Si no necesitamos ahora que Esperanza Aguirre se vaya, no sé cuándo ya lo necesitaremos... ah, sí, cuando Madrid esté rodeada de vertederos como Nápoles. Si es que la mafia es igual en todas partes...
Lenguas. Me he reído como nunca por un comentario en un foro que suelo participar (cada vez menos, visto el nivel de paranoia y absurdez de algunos de sus participantes) donde dí las gracias a un bilbaíno trapagarandense en euskera. Eskarrik asko, que aprendí en uno de mis viajes a Azpeitia como parte de la educación mínima que uno adquiere si va a un sitio donde hablan otra lengua diferente (Gracias, hola, adiós, no entiendo tu lengua, soy amigo, dame alcohol, quiero follarme a una mujer de aquí, me das comida) por eso de ser cortés. Aprendí también una canción infantil que va de 1 al 4, a pedir una barra de pan y decir "buen rollo" en un fonético euskera rarito. Bien, pues eso es visto como una PROVOCACIÓN... joder. País de gentuza. Las grandes y permanentes ruinas del franquismo perviven en más de uno con una vitalidad asombrosa...
Leo Bassi, a su vez, se ha hartado ya y ha querellado a las ultrafascistas páginas de Háztelo Mirar y Libertad (para quien yo diga) Digital por sus calumnias contra él. Está claro, no se puede ser pacifista. Si vis pacem, para bellum... si no, te ganan ellos con sus provocaciones. Ignorarlas es un método, pero suele ser como intentar no ver a un señor con metralleta apuntándote mientras sujeta a un perro loco que quiere morderte. Está ahí, nos guste o no... y puede ser peligrosos, aunque ya lo es por ser. Pero, en España no es delito ser neonazi ni profranquista. Total, se ampara bajo una modalidad de "libertad de expresión" y punto. Lo lamento, pero si algo enseñó el fascismo, en todas sus modalidades, es que no hay que permitirle existir. El totalitarismo debe extinguirse siendo totalitario con él mismo. Punto. Si no, se aprovechará de nuestra tolerancia...
Wikileaks mientras demuestra el chorreo de muertos y desastres provocados de la invasión de Irak. Sin comentarios.
Seguiré leyendo a Churchill, el Negrín británico. Ah, pero espera, el primero prevaleció y es un líder de talla universal, el segundo, al perder, un tozudo resistente sin sentido. ¡Cómo habrían cambiado las tornas si hubiera pasado otra cosa! El mundo, que está loco...
Un saludo,
lunes, 11 de octubre de 2010
Franco jugaba al Rol
Antes de que nadie diga nada, tengo el documento definitivo sobre la afición de Francisco Franco, alias "El Caudillo", "El tío Paco", "Paquito el fusilador" o "El tio gordo y bajito ese de Galicia".
Se trata de un retrato hecho en plena partida con sus amigos, en momentos inmediatamente posteriores a la guerra civil. Porque la guerra realmente la hizo por una apuesta, tras jugarse al mus con Mola, Sanjurjo y un capellán de Melilla que a ver quién tenía cojones de montar una buena gresca para tomar el poder y así echarse muchas partiditas al D&D (entonces no se llamaba así, si no PD&C, "Por Dios y la Cruzada") que no podían al tener que currar en la modernización impuesta por los masones republicanos al ejército español.
Tras mi investigación, que no puede envidiar nada de las de expertos en la materia como Pío Moa, César Vidal o John Doe, puedo asegurar que dicho retrato muestra a Franco en actitud de recibir los ansiados Puntos de Experiencia (PX) por la última gran partida montada por sus Masters Hitler y Mussolini. Porque la humanidad debe saberlo, ambos mandatarios eran Directores de Juego o Dungeon Masters, y en lugar de tablero, usaban Europa para sus partiditas.
La cuestión es que Franco acumuló tantos PX's que le admitieron en el círculo de DM's, y para mostrar su agradecimiento, se hizo pintar aquí:

Es un hecho que, en el archivo de Salamanca, junto con los papeles secretos de El Pardo, guardados en una caja de galletas Fontaneda y usados para limpiar los mocos de las gallinas, he encontrado un pedazo de la ficha de jugador que Franco se hizo. Y la podemos transcribir aquí en primicia:
Nombre del pj: Franco, Franco, Franco (El Caudillo)
Nombre del jugador: Francisco Franco
Procedencia: El Ferrol (del Caudillo)
Edad: 47 (al finalizar la campaña)
Profesión: Dictador
Nivel: 10
Alineamiento: Neutral Malvado
Fuerza: 8
Destreza: 7
Constitución: 14
Inteligencia: 11
Sabiduría: 13
Carisma: 18 (+6 gracias a Pelotones de Fusilamiento)
Puntos de Golpe: 58
Habilidades Cláseas:
Organizar golpes de estado: +6
Torturas: +4
Fusilar enemigos: +12
Inaugurar pantanos: +9
Anticomunismo: +12
Autoritarismo: +18
Cazar y pescar (sin ayuda): +1
Cazar y pescar (con ayuda): +18
Historia (Edad Media) +0
Mitología: +15
Religión (Católica): +15
Oportunismo: +20
Habilidades Especiales:
Jugador de Mus: +7
Caminar bajo Palio: +15
Firmar sentencias de muerte: +20
Ser gallego: +50
Equipo básico:
Manual de torturas de la Gestapo (+10 a Torturas)
Mein Kampf dedicado por Hitler (+5 a Golpes de Estado, +10 a Anticomunismo, +20 a autoritarismo)
Libro de diseño de uniformes.
Rosario místico -4 a Sabiduría e Inteligencia
Brazo incorrupto de Santa Teresa (hamburguesa McAnuda's personalizada)
Fusil de cerrojo.
Prismáticos visión +2 (a encontrar desleales)
Pistola Luger dedicada por Von Bero.
Cápsula de cianuro con emblema de esvástica.
Bula papal.
Boina roja de requeté.
Bandera de la CNT cambiada para parecer de la Falange.
Bandera republicana soplamocos.
-.-
En próximas publicaciones, quizá encontremos otras fichas interesantes de personajes que eran... ¡ROLEROS!
Un saludo,
Se trata de un retrato hecho en plena partida con sus amigos, en momentos inmediatamente posteriores a la guerra civil. Porque la guerra realmente la hizo por una apuesta, tras jugarse al mus con Mola, Sanjurjo y un capellán de Melilla que a ver quién tenía cojones de montar una buena gresca para tomar el poder y así echarse muchas partiditas al D&D (entonces no se llamaba así, si no PD&C, "Por Dios y la Cruzada") que no podían al tener que currar en la modernización impuesta por los masones republicanos al ejército español.
Tras mi investigación, que no puede envidiar nada de las de expertos en la materia como Pío Moa, César Vidal o John Doe, puedo asegurar que dicho retrato muestra a Franco en actitud de recibir los ansiados Puntos de Experiencia (PX) por la última gran partida montada por sus Masters Hitler y Mussolini. Porque la humanidad debe saberlo, ambos mandatarios eran Directores de Juego o Dungeon Masters, y en lugar de tablero, usaban Europa para sus partiditas.
La cuestión es que Franco acumuló tantos PX's que le admitieron en el círculo de DM's, y para mostrar su agradecimiento, se hizo pintar aquí:

Es un hecho que, en el archivo de Salamanca, junto con los papeles secretos de El Pardo, guardados en una caja de galletas Fontaneda y usados para limpiar los mocos de las gallinas, he encontrado un pedazo de la ficha de jugador que Franco se hizo. Y la podemos transcribir aquí en primicia:
Nombre del pj: Franco, Franco, Franco (El Caudillo)
Nombre del jugador: Francisco Franco
Procedencia: El Ferrol (del Caudillo)
Edad: 47 (al finalizar la campaña)
Profesión: Dictador
Nivel: 10
Alineamiento: Neutral Malvado
Fuerza: 8
Destreza: 7
Constitución: 14
Inteligencia: 11
Sabiduría: 13
Carisma: 18 (+6 gracias a Pelotones de Fusilamiento)
Puntos de Golpe: 58
Habilidades Cláseas:
Organizar golpes de estado: +6
Torturas: +4
Fusilar enemigos: +12
Inaugurar pantanos: +9
Anticomunismo: +12
Autoritarismo: +18
Cazar y pescar (sin ayuda): +1
Cazar y pescar (con ayuda): +18
Historia (Edad Media) +0
Mitología: +15
Religión (Católica): +15
Oportunismo: +20
Habilidades Especiales:
Jugador de Mus: +7
Caminar bajo Palio: +15
Firmar sentencias de muerte: +20
Ser gallego: +50
Equipo básico:
Manual de torturas de la Gestapo (+10 a Torturas)
Mein Kampf dedicado por Hitler (+5 a Golpes de Estado, +10 a Anticomunismo, +20 a autoritarismo)
Libro de diseño de uniformes.
Rosario místico -4 a Sabiduría e Inteligencia
Brazo incorrupto de Santa Teresa (hamburguesa McAnuda's personalizada)
Fusil de cerrojo.
Prismáticos visión +2 (a encontrar desleales)
Pistola Luger dedicada por Von Bero.
Cápsula de cianuro con emblema de esvástica.
Bula papal.
Boina roja de requeté.
Bandera de la CNT cambiada para parecer de la Falange.
Bandera republicana soplamocos.
-.-
En próximas publicaciones, quizá encontremos otras fichas interesantes de personajes que eran... ¡ROLEROS!
Un saludo,
viernes, 8 de octubre de 2010
Del afán de posesión
Tengo que reconocerle al cristianismo primitivo el que hay conservado hasta hoy algunas doctrinas del epicureismo. Normalmente, la tendencia a la acumulación (mal llamada "síndrome de Diógenes" cuando el pobre cínico más bien prescindía de casi todo) es habitual en el mundo occidental, y en aquellas culturas donde lo material expresa estatus y significación.
Poseemos en gran número tanto ropa como zapatos, un tipo para cada ocasión (amigos, cenas, bodas, trabajo, informales, etc) al menos normalmente un vehículo (coche) y a veces más, vivimos en una casa con la consecuente hipoteca o deuda, cebamos las neveras con comida, tenemos muebles y televisores, ordenadores, móviles, equipos de música y otros juguetes electrónicos. Acumulamos a veces cosas cuyo valor es el que le hemos conferido, distinto o similar al del precio al que nos lo venden. En suma, tenemos más cosas de las que podemos disfrutar en la vida; algunos poseen miles de archivos de música o de vídeo que nunca oirán o verán.
¿De dónde ésta necesidad?
De la necesidad que nos creamos todos e imponemos mutuamente. Ni más ni menos.
Diógenes el cínico, o el perro, como él se enorgullecía de que le llamaran, vivía en su tonel, semidesnudo, y comía y bebía en una escudilla de madera hasta que vió un día a un niño que tomaba agua entre sus manos y... tiró su escudilla. Simpleza. ¿Quería tomar el sol? le pedía a un joven Alejandro III (más tarde llamado "Magno") que se apartara. ¿Sentía necesidad sexual? se masturbaba en medio del Ágora. Todo ésto son anécdotas recogidas por filósofos posteriores, pero dan buena cuenta de que se aplicó erróneamente su nombre a un síndrome totalmente diferente. El de acumular, se necesite o no.
No voy a hacer una defensa de lo espiritual frente a lo material, como si fuera un nuevo Manes renacido. Muchas veces, preferir algo no significa negar otra cosa considerada lo contrario. Es lo complicado de nuestra sociedad actual. Si uno se declara, por ejemplo, a favor del aborto, está automáticamente en contra del nacimiento de niños. Si se declara amante de los animales, debe ser antitaurino. Si se dice A, otros nos adjudican el odio a su contrario, siendo siempre B, sin contar el resto del abecedario.
El afán de posesión es algo así. ¿Es negativo tener cosas? No. Pero, ¿necesitamos tantas cosas? No. Entonces, ¿deberíamos prescindir de ellas? No.
Un saludo,
Poseemos en gran número tanto ropa como zapatos, un tipo para cada ocasión (amigos, cenas, bodas, trabajo, informales, etc) al menos normalmente un vehículo (coche) y a veces más, vivimos en una casa con la consecuente hipoteca o deuda, cebamos las neveras con comida, tenemos muebles y televisores, ordenadores, móviles, equipos de música y otros juguetes electrónicos. Acumulamos a veces cosas cuyo valor es el que le hemos conferido, distinto o similar al del precio al que nos lo venden. En suma, tenemos más cosas de las que podemos disfrutar en la vida; algunos poseen miles de archivos de música o de vídeo que nunca oirán o verán.
¿De dónde ésta necesidad?
De la necesidad que nos creamos todos e imponemos mutuamente. Ni más ni menos.
Diógenes el cínico, o el perro, como él se enorgullecía de que le llamaran, vivía en su tonel, semidesnudo, y comía y bebía en una escudilla de madera hasta que vió un día a un niño que tomaba agua entre sus manos y... tiró su escudilla. Simpleza. ¿Quería tomar el sol? le pedía a un joven Alejandro III (más tarde llamado "Magno") que se apartara. ¿Sentía necesidad sexual? se masturbaba en medio del Ágora. Todo ésto son anécdotas recogidas por filósofos posteriores, pero dan buena cuenta de que se aplicó erróneamente su nombre a un síndrome totalmente diferente. El de acumular, se necesite o no.
No voy a hacer una defensa de lo espiritual frente a lo material, como si fuera un nuevo Manes renacido. Muchas veces, preferir algo no significa negar otra cosa considerada lo contrario. Es lo complicado de nuestra sociedad actual. Si uno se declara, por ejemplo, a favor del aborto, está automáticamente en contra del nacimiento de niños. Si se declara amante de los animales, debe ser antitaurino. Si se dice A, otros nos adjudican el odio a su contrario, siendo siempre B, sin contar el resto del abecedario.
El afán de posesión es algo así. ¿Es negativo tener cosas? No. Pero, ¿necesitamos tantas cosas? No. Entonces, ¿deberíamos prescindir de ellas? No.
Un saludo,
miércoles, 29 de septiembre de 2010
De huelgas, economía y política
Hoy, hasta las 22.00h, hay huelga convocada. Un día de huelga. Una de esas cosas que podemos llamar cosméticas, porque... ¿sirve de algo?.
Años 80, los mineros del carbón hacen, creo, la última gran huelga obrera en Europa. Margaret Thatcher, con más mala leche y mejor dirección que su fan madrileña, los quiebra y rompe en pedacitos. La huelga durará varios meses, hasta que acaba agotada.
Años 90, 2000 y década actual. En Francia los paros y huelgas son intermitentes, de uno o varios días, siendo en algún caso, como la de transportes de París, de casi un mes. En ambos casos, los sindicatos pagaban con su caja de resistencia.
España, ahora. Un día de huelga general. Ejem.
Los sindicatos están subvencionados por el Estado y lo gobiernos de turno, que pactan con ellos mejoras, como las de Aguirre en la Comunidad de Madrid regalando más horas de liberados de las legales. Por tanto, los sindicatos ejercen de intermediarios entre los trabajadores, apaciguándolos muchas veces y regalándoles falsas promesas de combatividad, y los empresarios, haciendo lo mismo. Pero su fracaso como institución en España no significa que muchas de las ideas que representan hayan fracasado con ello. Lamentablemente, la igualación les acompaña...
El gobierno, los gobiernos, ya no gobiernan. Desde que el capitalismo ha podido enraizarse en todo el planeta como un sistema salvaje, en el sentido frondoso de una selva que no hemos sabido aplacar y domeñar, ningún gobierno ha sabido hacerle frente recortando las espinas, redirigiendo los tallos y haciendo que las flores y frutos no se recolecten únicamente en la parte donde da el Sol. Los gobiernos son pues títeres, marionetas.
Si los sindicatos dependen de los gobiernos, y los gobiernos, de la economía capitalista, ¿quién o qué dirige ésta? nadie y todos. Yo soy el culpable, contigo, amable lector, de lo que está pasando respecto a la crisis. Y claro está, lo es todo aquel que cree serlo. No hay más inocentes que aquellos incapacitados para participar del juego. El gran juego.
¿La huelga de mañana? me río, lo siento, me río mucho.
Desde hace tiempo, empiezo a creer en una solución inmemorial que tuvo su mayor exponente en la revolución aquella de 1789. Y tiene un nombre sencillo.
Sangre.
Lo malo, entonces y ahora, es que nunca quedan claros los objetivos ni a quién hay que señalar.
un saludo,
Años 80, los mineros del carbón hacen, creo, la última gran huelga obrera en Europa. Margaret Thatcher, con más mala leche y mejor dirección que su fan madrileña, los quiebra y rompe en pedacitos. La huelga durará varios meses, hasta que acaba agotada.
Años 90, 2000 y década actual. En Francia los paros y huelgas son intermitentes, de uno o varios días, siendo en algún caso, como la de transportes de París, de casi un mes. En ambos casos, los sindicatos pagaban con su caja de resistencia.
España, ahora. Un día de huelga general. Ejem.
Los sindicatos están subvencionados por el Estado y lo gobiernos de turno, que pactan con ellos mejoras, como las de Aguirre en la Comunidad de Madrid regalando más horas de liberados de las legales. Por tanto, los sindicatos ejercen de intermediarios entre los trabajadores, apaciguándolos muchas veces y regalándoles falsas promesas de combatividad, y los empresarios, haciendo lo mismo. Pero su fracaso como institución en España no significa que muchas de las ideas que representan hayan fracasado con ello. Lamentablemente, la igualación les acompaña...
El gobierno, los gobiernos, ya no gobiernan. Desde que el capitalismo ha podido enraizarse en todo el planeta como un sistema salvaje, en el sentido frondoso de una selva que no hemos sabido aplacar y domeñar, ningún gobierno ha sabido hacerle frente recortando las espinas, redirigiendo los tallos y haciendo que las flores y frutos no se recolecten únicamente en la parte donde da el Sol. Los gobiernos son pues títeres, marionetas.
Si los sindicatos dependen de los gobiernos, y los gobiernos, de la economía capitalista, ¿quién o qué dirige ésta? nadie y todos. Yo soy el culpable, contigo, amable lector, de lo que está pasando respecto a la crisis. Y claro está, lo es todo aquel que cree serlo. No hay más inocentes que aquellos incapacitados para participar del juego. El gran juego.
¿La huelga de mañana? me río, lo siento, me río mucho.
Desde hace tiempo, empiezo a creer en una solución inmemorial que tuvo su mayor exponente en la revolución aquella de 1789. Y tiene un nombre sencillo.
Sangre.
Lo malo, entonces y ahora, es que nunca quedan claros los objetivos ni a quién hay que señalar.
un saludo,
jueves, 23 de septiembre de 2010
La confianza en el ser humano
Lo vemos siempre, en cientos de películas, en discursos interesados. El ser humano, las personas, al final, prevalecemos.
Da igual que sean los cazados por los "predators" o los supervivientes de un accidente, importa poco que sea en el pasado o el futuro, es indiferente el número de problemas, de trabas, de escollos a pasar. La humanidad prevalece. Triunfa.
Siempre ganamos en las películas, incluso cuando éstas son apocalípticas y llevan un largo mensaje pesimista; "Hijos de los Hombres" o "La carretera", por poner ejemplos recientes, acaban con optimismo. Un rayo de luz. Siempre.
Cada cierto tiempo, un Kennedy, un Obama, regala de nuevo discursos luminosos y genera esperanzas, en el hombre, en ese ser condenado en su destino a ser lo mejor a su pesar.
Pero... ¿y si no fuera así?
Confiamos en el ser humano mucho, demasiado. Como género, no estamos mal, y como especie, hemos logrado cosas interesantes. En términos globales, aunque hayamos dilapidado oportunidades sin fin, nos hemos cogido cariño. ¡No podía ser de otro modo! creemos en nosotros, confiamos siempre en nosotros, nos vemos capacitados para todo triunfo ante cualquier reto. Esa confianza nos da fuerzas, y racionalmente sabemos que el motor de la misma es la mentira, pero somos seres más bien irracionales con la extraña suerte de poseer de cuando en cuando destellos de brillantez intelectual. Y es que puede más lo turbio, el amasijo del vientre, que lo gris y eléctrico de la cabeza...
No voy a pedir permiso para decir que no confío en el ser humano. Colectivamente, jamás, porque la manada aplasta siempre al individuo. Individualmente, poco, porque escasas son las personas que se ganan, labrándola, esa confianza. En pequeñas dosis, limitados en el tiempo, el espacio y los confines de nuestro solipsismo, puede que sí. Y sin embargo, nadie ha hecho aun la película, el libro o la sinfonía de nuestra total, completa y absoluta extinción, desaparición, desvanecimiento. Acaso porque siendo humanos, no concebimos un universo sin ellos.
Pero seguro que eso pasará...
Un saludo,
Da igual que sean los cazados por los "predators" o los supervivientes de un accidente, importa poco que sea en el pasado o el futuro, es indiferente el número de problemas, de trabas, de escollos a pasar. La humanidad prevalece. Triunfa.
Siempre ganamos en las películas, incluso cuando éstas son apocalípticas y llevan un largo mensaje pesimista; "Hijos de los Hombres" o "La carretera", por poner ejemplos recientes, acaban con optimismo. Un rayo de luz. Siempre.
Cada cierto tiempo, un Kennedy, un Obama, regala de nuevo discursos luminosos y genera esperanzas, en el hombre, en ese ser condenado en su destino a ser lo mejor a su pesar.
Pero... ¿y si no fuera así?
Confiamos en el ser humano mucho, demasiado. Como género, no estamos mal, y como especie, hemos logrado cosas interesantes. En términos globales, aunque hayamos dilapidado oportunidades sin fin, nos hemos cogido cariño. ¡No podía ser de otro modo! creemos en nosotros, confiamos siempre en nosotros, nos vemos capacitados para todo triunfo ante cualquier reto. Esa confianza nos da fuerzas, y racionalmente sabemos que el motor de la misma es la mentira, pero somos seres más bien irracionales con la extraña suerte de poseer de cuando en cuando destellos de brillantez intelectual. Y es que puede más lo turbio, el amasijo del vientre, que lo gris y eléctrico de la cabeza...
No voy a pedir permiso para decir que no confío en el ser humano. Colectivamente, jamás, porque la manada aplasta siempre al individuo. Individualmente, poco, porque escasas son las personas que se ganan, labrándola, esa confianza. En pequeñas dosis, limitados en el tiempo, el espacio y los confines de nuestro solipsismo, puede que sí. Y sin embargo, nadie ha hecho aun la película, el libro o la sinfonía de nuestra total, completa y absoluta extinción, desaparición, desvanecimiento. Acaso porque siendo humanos, no concebimos un universo sin ellos.
Pero seguro que eso pasará...
Un saludo,
martes, 14 de septiembre de 2010
Cuando el nuevo curso empieza...
Sí, hay algo siempre de nuevo año, nueva etapa o reinicio en estas fechas. Acabado el verano, época donde todo cierra por vacaciones, comienza un período que no es año nuevo, pero lo parece. Todo son intentos, promesas, esfuerzos, buscando hacer cosas antes del siguiente período de vacaciones, las fiestas navideñas de diciembre y enero.
Este año he vuelto al trabajo antes, a mediados de agosto. Por tanto, llevo ya realmente un mes largo reincorporado a la rutina meliflua de amanecer muy pronto, salir para comer algo tarde y luego dejarme llevar. Dulce y deseado, sí. Aparte, no he vuelto a caer en esas promesas típicas de todos ("aprender inglés, hacer más ejercicio", etc) porque ya no creo en los "buenos propósitos", si no en los hechos veraces. Inglés ya sé, aunque siempre puede uno aprender más, y ejercicio hago, aunque no sea el suficiente.
Rota por tanto la tradición, queda la acción. Y ésta ha consistido en abandonar la asociación que en su día ayudé a fundar y dirigí con entusiasmo, hace ya muchos años, sin contar los inicios de la afición, hace la friolera de diez años o más. Curiosamente, tres cosas sucedieron hace ya unos diez u once años; empecé a salir con Cris, mi rodilla se rompió e inicié mi viaje de aficionado serio al mundo de Roma. Lo primero continúa a día de hoy con muchas ganas, amor y dedicación (más, si cabe); lo segundo está relativamente solventado, tanto que el miércoles regreso a una cancha de parqué y aros con red para disfrutar del chillido de las zapatillas contra la madera, el rítmico bote del balón y los sonidos de alegría propios como el "chof!" agradabilísimo al encestar... de lo tercero, he terminado con la asociación que quería fuera santo y seña de dicha afición, pero a cambio de cerrar este libro, he contemplado la buena biblioteca que espera mi visita. Un cambio a mejor.
Cuando el nuevo curso en el cole, el instituto, o la universidad, empezaba, yo sentía que era el fin del verano, de la indolencia, de la pereza, de dormir mucho y hacer poco "de provecho", pero también sentía ganas de activarme, de sentirme vivo y con dolor, con miedos y con esperanzas, de vivir al borde eterno de un filo y, al tiempo, ser y no ser. Ahora, cómodamente instalado en cierta rutina, meliflua o mefistofélica, las rupturas me devuelven la sensación de vitalidad. Siempre recuerdo la leyenda del beduino, que tras hacerse rico, con palacios y mujeres y dinero, abandonó todo y volvió al camino con sus únicas pertenencias fieles, una manta y un fusil, y volver a empezar.
Bienvenido, eterno retorno, Nietszche olvidó mencionarte lo que sucede a más edad...
Un saludo,
Este año he vuelto al trabajo antes, a mediados de agosto. Por tanto, llevo ya realmente un mes largo reincorporado a la rutina meliflua de amanecer muy pronto, salir para comer algo tarde y luego dejarme llevar. Dulce y deseado, sí. Aparte, no he vuelto a caer en esas promesas típicas de todos ("aprender inglés, hacer más ejercicio", etc) porque ya no creo en los "buenos propósitos", si no en los hechos veraces. Inglés ya sé, aunque siempre puede uno aprender más, y ejercicio hago, aunque no sea el suficiente.
Rota por tanto la tradición, queda la acción. Y ésta ha consistido en abandonar la asociación que en su día ayudé a fundar y dirigí con entusiasmo, hace ya muchos años, sin contar los inicios de la afición, hace la friolera de diez años o más. Curiosamente, tres cosas sucedieron hace ya unos diez u once años; empecé a salir con Cris, mi rodilla se rompió e inicié mi viaje de aficionado serio al mundo de Roma. Lo primero continúa a día de hoy con muchas ganas, amor y dedicación (más, si cabe); lo segundo está relativamente solventado, tanto que el miércoles regreso a una cancha de parqué y aros con red para disfrutar del chillido de las zapatillas contra la madera, el rítmico bote del balón y los sonidos de alegría propios como el "chof!" agradabilísimo al encestar... de lo tercero, he terminado con la asociación que quería fuera santo y seña de dicha afición, pero a cambio de cerrar este libro, he contemplado la buena biblioteca que espera mi visita. Un cambio a mejor.
Cuando el nuevo curso en el cole, el instituto, o la universidad, empezaba, yo sentía que era el fin del verano, de la indolencia, de la pereza, de dormir mucho y hacer poco "de provecho", pero también sentía ganas de activarme, de sentirme vivo y con dolor, con miedos y con esperanzas, de vivir al borde eterno de un filo y, al tiempo, ser y no ser. Ahora, cómodamente instalado en cierta rutina, meliflua o mefistofélica, las rupturas me devuelven la sensación de vitalidad. Siempre recuerdo la leyenda del beduino, que tras hacerse rico, con palacios y mujeres y dinero, abandonó todo y volvió al camino con sus únicas pertenencias fieles, una manta y un fusil, y volver a empezar.
Bienvenido, eterno retorno, Nietszche olvidó mencionarte lo que sucede a más edad...
Un saludo,
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Notas dispersas
Rudy loco, Navarro buscando consistencia, Gasol sólido... todos con ganas, pero un culpable de las debacles y malas sensaciones, de las caras largas y los presentimientos negativos. Scariolo. Pido una vez más, aunque se haya ganado el Europeo de 2009 (por los jugadores más que por él) que se le eche. Cambien el tacto de la gomina por el color de las sonrisas...
-.-
Conozco a mucha gente que adora "Lost". Lo consideran el mejor programa de la tele jamás hecho. Y digo yo, ¿no han visto "Los Soprano", "The Wire" o "Mad Men"? Yo me he aburrido mucho con los pocos episodios que he visto, el efectismo de personajes pretenciosamente misteriosos, de hechos construidos para conectarlos artificiosamente, del misticismo, en suma, de la serie. No me ha parecido honesta, ni siquiera como producto de ficción. "Jerichó", que se canceló y perdió en el limbo, me parecía una ficción honesta, interesante, con evoluciones de la trama que me gustaban, aunque adoleciera del mismo problema de casi todas las series; estirar, repetir, tratar de tonto al espectador.
Y ahora llega "Boardwalk Empire"...
-.-
Voy a tener que leer ya, sí o sí, "Juego de Tronos". Muchas recomendaciones, muchas buenas vibraciones, promesas de un novelón que atrape. La verdad, necesito ya escaparme de tanta seriedad (últimamente, Schopenhauer, no sé por qué, ha caído en mis manos, y junto con Stephen Jay Gould, que leo poco a poco, han acaparado mi tiempo de lectura; eso y algunos ensayos de historia, ajeno a lo romano ya) y necesito un nuevo mundo. Éste parece el adecuado.
-.-
Qué decir de mi trabajo. Nada bueno, nada positivo. Mis expectativas, cambiar, ya sea yéndome a otro sitio o aprobando otra oposición. Y ya está.
-.-
De pronto me doy cuenta que abandonaré la edad de Alejandro Magno en pocos meses. De pronto me doy cuenta del mediocre saldo de muchas cosas en mi vida, en cuanto a aspiraciones fallidas y actividades abandonadas o iniciadas y dejadas a mitad de camino. He abandonado, en gran medida, el desasosiego de la creación (¡qué pretencioso soy!) por la tranquilidad de la existencia agradable que llevo ahora. Mi creatividad queda para cuando diseño escenarios y partidas de rol (y de calidad ínfima, me temo...) o tomo notas como ésta, en papel o en pantalla. Y siento una rara indiferencia que me preocupa, pues no sé si mi piel se ha insensibilizado a lo demás, admitiendo solamente las caricias de una persona. Será el clima y el cambio de temporada.
-.-
Sigo sintiendo, eso sí, rescoldos vivos y, en ciertos casos, llamas danzarinas cuando hablo o pienso sobre ciertos temas. Religión, mi ateismo contra toda superchería fanática y sectaria (empezando, claro está, la más cercana, la católica) está muy vivo. Suerte que comparto con quien amo los principios básicos de una vida así. Política, asqueo, falta de ilusión (como todo el mundo, entiendo) pero un resquicio con Tomás Gómez en Madrid, si gana, para tratar de echar a la lideresa. En lo local y nacional, indiferencia. Viene una huelga general, pero no sé si quiero hacerla, pues pierdo dinero. Y pago hipoteca. Y facturas.
-.-
Tras las declaraciones de un burgués de clase media urbano y con cierta educación (nada nuevo), un par de temas importantes, la familia y las amistades. Los primeros siempre están ahí y tengo miedo de su juicio, su visión y su condena. De los segundos, miedo a cierta superficialidad en ocasiones, pero también tranquilidad por ser todos los que han de serlo honestos, claros y sencillos. Mi vida social, nada resentida, es un puntal. En el aspecto de las aficiones de otro tipo (recreación histórica) ya he abandonado toda esperanza. Pocos son los que quiero tener cerca, y muchos más bien lejos. Como he dicho, tengo más círculos en los que moverme, al contrario de aquellos de quienes me alejo. La familia viene impuesta, pero los amigos son elección de cada uno.
-.-
Claramente, sigo disperso, perdido, desorientado, anulado en algunas cosas, fofo, blando, con un cerebro engrasado en un cuerpo atocinado. Y me duelen las mandíbulas de la tensión desde hace días.
-.-
...
-.-
Un saludo,
-.-
Conozco a mucha gente que adora "Lost". Lo consideran el mejor programa de la tele jamás hecho. Y digo yo, ¿no han visto "Los Soprano", "The Wire" o "Mad Men"? Yo me he aburrido mucho con los pocos episodios que he visto, el efectismo de personajes pretenciosamente misteriosos, de hechos construidos para conectarlos artificiosamente, del misticismo, en suma, de la serie. No me ha parecido honesta, ni siquiera como producto de ficción. "Jerichó", que se canceló y perdió en el limbo, me parecía una ficción honesta, interesante, con evoluciones de la trama que me gustaban, aunque adoleciera del mismo problema de casi todas las series; estirar, repetir, tratar de tonto al espectador.
Y ahora llega "Boardwalk Empire"...
-.-
Voy a tener que leer ya, sí o sí, "Juego de Tronos". Muchas recomendaciones, muchas buenas vibraciones, promesas de un novelón que atrape. La verdad, necesito ya escaparme de tanta seriedad (últimamente, Schopenhauer, no sé por qué, ha caído en mis manos, y junto con Stephen Jay Gould, que leo poco a poco, han acaparado mi tiempo de lectura; eso y algunos ensayos de historia, ajeno a lo romano ya) y necesito un nuevo mundo. Éste parece el adecuado.
-.-
Qué decir de mi trabajo. Nada bueno, nada positivo. Mis expectativas, cambiar, ya sea yéndome a otro sitio o aprobando otra oposición. Y ya está.
-.-
De pronto me doy cuenta que abandonaré la edad de Alejandro Magno en pocos meses. De pronto me doy cuenta del mediocre saldo de muchas cosas en mi vida, en cuanto a aspiraciones fallidas y actividades abandonadas o iniciadas y dejadas a mitad de camino. He abandonado, en gran medida, el desasosiego de la creación (¡qué pretencioso soy!) por la tranquilidad de la existencia agradable que llevo ahora. Mi creatividad queda para cuando diseño escenarios y partidas de rol (y de calidad ínfima, me temo...) o tomo notas como ésta, en papel o en pantalla. Y siento una rara indiferencia que me preocupa, pues no sé si mi piel se ha insensibilizado a lo demás, admitiendo solamente las caricias de una persona. Será el clima y el cambio de temporada.
-.-
Sigo sintiendo, eso sí, rescoldos vivos y, en ciertos casos, llamas danzarinas cuando hablo o pienso sobre ciertos temas. Religión, mi ateismo contra toda superchería fanática y sectaria (empezando, claro está, la más cercana, la católica) está muy vivo. Suerte que comparto con quien amo los principios básicos de una vida así. Política, asqueo, falta de ilusión (como todo el mundo, entiendo) pero un resquicio con Tomás Gómez en Madrid, si gana, para tratar de echar a la lideresa. En lo local y nacional, indiferencia. Viene una huelga general, pero no sé si quiero hacerla, pues pierdo dinero. Y pago hipoteca. Y facturas.
-.-
Tras las declaraciones de un burgués de clase media urbano y con cierta educación (nada nuevo), un par de temas importantes, la familia y las amistades. Los primeros siempre están ahí y tengo miedo de su juicio, su visión y su condena. De los segundos, miedo a cierta superficialidad en ocasiones, pero también tranquilidad por ser todos los que han de serlo honestos, claros y sencillos. Mi vida social, nada resentida, es un puntal. En el aspecto de las aficiones de otro tipo (recreación histórica) ya he abandonado toda esperanza. Pocos son los que quiero tener cerca, y muchos más bien lejos. Como he dicho, tengo más círculos en los que moverme, al contrario de aquellos de quienes me alejo. La familia viene impuesta, pero los amigos son elección de cada uno.
-.-
Claramente, sigo disperso, perdido, desorientado, anulado en algunas cosas, fofo, blando, con un cerebro engrasado en un cuerpo atocinado. Y me duelen las mandíbulas de la tensión desde hace días.
-.-
...
-.-
Un saludo,
jueves, 26 de agosto de 2010
Hablar por hablar
Muchas veces decimos cosas que no pensamos, o con las que intentamos sorprender, apabullar, seducir. Hablamos, decimos palabras tratando de parecer inteligentes, con humor, sentido, educación, cercanía, todo tipo de sentimientos positivos que puedan reforzar la relación que tenemos con la otra persona, o competir con ella, o humillarla, o dignificarla, o muchas cosas más. Hablamos, soltamos palabras, dejamos que el espacio entre las bocas y oídos se llene de ellas, alimente el vacío y genere flores, fuegos de artificio, colores, sonidos, incluso olores. Palabras, todas ellas, que al final son, siempre, hablar por hablar.
Porque parto de una premisa que no es falsa. Todos morimos. Y por tanto, las palabras no son más que intentos de anclar nuestra frágil existencia a las memorias de los otros, de los demás. Son etéreos ladrillos para construir un edificio, y de esa forma, falsos hogares.
Luego, como siempre, hay quien mide sus palabras como si fueran trajes de tela o pino. Quienes callan y dejan que mueran. Quienes dicen demasiadas. Quienes las usan sin saber y pretenden ser escuchados. El sonido de nuestra voz, digan lo que digan, siempre nos suena a repiqueteo celestial... pero como siempre, tratamos de controlarlas. Los hay que poseen torrentes, otros, cauces rumorosos, algunos, tierra yerma. Las palabras, como siempre, creemos poseerlas, y hay quien se cree poseído por ellas, pero no es cierto.
Hablamos siempre por hablar. Porque las palabras solas no hacen nada. Ni hieren, ni matan, ni duelen, ni queman, ni aman, ni ríen ni sienten. Las palabras solas son aire de los pulmones chocando con los dientes guiadas por la lengua. Las palabras solas son, siempre, hablar por hablar.
Mira a los ojos de los demás. Observa sus gestos. Sus manos. Su postura. La faz puede ser atractiva, vulgar o antipática. Exótica o familiar. Escucha lo que no dice. Toca, si puedes, su cuerpo. Olfatea los sentimientos. Porque eso te revelará más que sus palabras, y es que, además de hablar porque sí, las palabras nacieron con un propósito; poder mentir.
Pero a veces no mienten. Una mirada titilante, una voz trémula, un cuerpo excitado, y entonces, una o dos palabras, sencillas, pronombre y verbo, y todo estalla. Porque es verdad, es la verdad, y en ese momento, no hay más.
Todo lo demás, hablar por hablar...
Un saludo,
Porque parto de una premisa que no es falsa. Todos morimos. Y por tanto, las palabras no son más que intentos de anclar nuestra frágil existencia a las memorias de los otros, de los demás. Son etéreos ladrillos para construir un edificio, y de esa forma, falsos hogares.
Luego, como siempre, hay quien mide sus palabras como si fueran trajes de tela o pino. Quienes callan y dejan que mueran. Quienes dicen demasiadas. Quienes las usan sin saber y pretenden ser escuchados. El sonido de nuestra voz, digan lo que digan, siempre nos suena a repiqueteo celestial... pero como siempre, tratamos de controlarlas. Los hay que poseen torrentes, otros, cauces rumorosos, algunos, tierra yerma. Las palabras, como siempre, creemos poseerlas, y hay quien se cree poseído por ellas, pero no es cierto.
Hablamos siempre por hablar. Porque las palabras solas no hacen nada. Ni hieren, ni matan, ni duelen, ni queman, ni aman, ni ríen ni sienten. Las palabras solas son aire de los pulmones chocando con los dientes guiadas por la lengua. Las palabras solas son, siempre, hablar por hablar.
Mira a los ojos de los demás. Observa sus gestos. Sus manos. Su postura. La faz puede ser atractiva, vulgar o antipática. Exótica o familiar. Escucha lo que no dice. Toca, si puedes, su cuerpo. Olfatea los sentimientos. Porque eso te revelará más que sus palabras, y es que, además de hablar porque sí, las palabras nacieron con un propósito; poder mentir.
Pero a veces no mienten. Una mirada titilante, una voz trémula, un cuerpo excitado, y entonces, una o dos palabras, sencillas, pronombre y verbo, y todo estalla. Porque es verdad, es la verdad, y en ese momento, no hay más.
Todo lo demás, hablar por hablar...
Un saludo,
sábado, 14 de agosto de 2010
Recreación histórica
Ya he hablado alguna vez de esa afición. Que es mía. O lo era de una manera y ahora está cambiando. La cuestión es que ayer, un amigo, Ibáñez, me habló de un libro de Sir Terry Pratchett donde salía reflejada dicha afición con rasgos muy certeros.
Resulta que en el libro, una reina admira un cuadro pintado de su antepasada donde ésta va con un estilo punk y sangre por todo el cuerpo, cuero negro y un carro de guerra con cuchillas, así como muñequeras y rodilleras con pinchos. Se supone que es el pasado, y ella en su presente va más refinada, con un corte renacentista. Pero invaden su reino, y ella decide copiar a su antepasada, puesto que si tuvo éxito con esas armaduras heavies y esos carros anticuados, ¿por qué no ella también? lo hace, se enfunda una armadura reconstruida idéntica al cuadro, y se lanza a la batalla. Una vez en ella, con la armadura puesta, se siente su propia antepasada y aniquila a los enemigos... entonces, como si de Carl y Lennie o Rosencrantz y Guildenstern se trataran, comentan dos cortesanos que qué curioso, si el autor había hecho un retrato ¡sin tener ni puta idea de cómo era en realidad, inventándose todo!
Yo eso lo he visto. Subnormales que se enfundan una cota de mallas y se equipan como posibles legionarios romanos del siglo I a.n.e. con toda la ferralla, o eso creen, y actúan como tales, pensándose que son eso, verdaderos legionarios romanos revividos, cargando contra otros como si un partido de rugby sin reglas fuera. Idiotas que empiezan entonces a pontificar sobre el mundo de la antigüedad como si al estar enfundados en reproducciones de manufactura hindú quedaran de pronto imbuidos por un conocimiento por ósmosis. Y entonces recuerdo a Schopenhauer, cuando dice aquello de "Casi siempre se confunde la compra de libros con la adquisición de su contenido"... aquí igual, se creen muchos que comprar un objeto a Deepeeka, incluso a un artesano reputado como Adrian Wink o Cacaius, o las Fabrica u Oficinas varias es ya adquirir el conocimiento de un pasado. Encima, para más rechinar de dientes, suelen ser los mismos que trasladan sus obsesiones políticas e ideológicas actuales a un pasado donde aquello, simplemente, no existía... ¿podía ser nacionalista un legionario romano en una unidad como la VIIII Hispana, o simplemente llevaba un sobrenombre (como muchas unidades militares de la historia) referido a otras cuestiones en un período anterior, no sé, unos 1800 años al nacionalismo? Hay que ser muy estúpido para intentar colgar esas ruedas de molino, pero algunos lo intentan y lo peor no es eso, es que lo logran...
Yo he visto eso y otras cosas. Pasados los años, uno tiene que detenerse y mirar, y descubrir qué hace y cómo lo hace, y sobre todo, a quién beneficia, si a uno mismo y a la divulgación que se busca, o a otros intereses y personas que no son los que deberían beneficiarse. Porque al buscar divulgación, pura y estricta, algunos otros hacen de ella medio de transimisión de sus ideas, repugnantes en muchas ocasiones (exclusivismos, racismos, nacionalismos, elitismos...) y claramente antitéticas con la realidad posible del pasado.
En toda actividad humana se tiende a elegir a los afines, a los pares, a los iguales o similares. Y a rechazar a los que son diferentes. Eso es lo que funciona para un grupo si tiene los mismos objetivos y similares ideas. Y, lamentablemente, siempre hay mesiánicos, profetas y "líderes" en todos los grupos. Y como los llama más de un conocido, Primadonnas...
Mi reflexión, tras tocar fondo éste año con muchas cuestiones, es que hay que saber cuándo separarse de aquello que no funciona y de aquellos que impiden que funcione, y empezar a montar algo con otros objetivos. Y saber qué gente, qué ideas y qué fines hay para empezar de nuevo, con un alcance a largo plazo. En eso estoy. La experiencia ayuda...
En todo caso, quiero cerrar con otra reflexión del alegre Schopenhauer; dice de Clío que "está completamente infectada de mentiras, como una prostituta callejera lo está de sífilis". No le falta razón...
Un saludo,
Resulta que en el libro, una reina admira un cuadro pintado de su antepasada donde ésta va con un estilo punk y sangre por todo el cuerpo, cuero negro y un carro de guerra con cuchillas, así como muñequeras y rodilleras con pinchos. Se supone que es el pasado, y ella en su presente va más refinada, con un corte renacentista. Pero invaden su reino, y ella decide copiar a su antepasada, puesto que si tuvo éxito con esas armaduras heavies y esos carros anticuados, ¿por qué no ella también? lo hace, se enfunda una armadura reconstruida idéntica al cuadro, y se lanza a la batalla. Una vez en ella, con la armadura puesta, se siente su propia antepasada y aniquila a los enemigos... entonces, como si de Carl y Lennie o Rosencrantz y Guildenstern se trataran, comentan dos cortesanos que qué curioso, si el autor había hecho un retrato ¡sin tener ni puta idea de cómo era en realidad, inventándose todo!
Yo eso lo he visto. Subnormales que se enfundan una cota de mallas y se equipan como posibles legionarios romanos del siglo I a.n.e. con toda la ferralla, o eso creen, y actúan como tales, pensándose que son eso, verdaderos legionarios romanos revividos, cargando contra otros como si un partido de rugby sin reglas fuera. Idiotas que empiezan entonces a pontificar sobre el mundo de la antigüedad como si al estar enfundados en reproducciones de manufactura hindú quedaran de pronto imbuidos por un conocimiento por ósmosis. Y entonces recuerdo a Schopenhauer, cuando dice aquello de "Casi siempre se confunde la compra de libros con la adquisición de su contenido"... aquí igual, se creen muchos que comprar un objeto a Deepeeka, incluso a un artesano reputado como Adrian Wink o Cacaius, o las Fabrica u Oficinas varias es ya adquirir el conocimiento de un pasado. Encima, para más rechinar de dientes, suelen ser los mismos que trasladan sus obsesiones políticas e ideológicas actuales a un pasado donde aquello, simplemente, no existía... ¿podía ser nacionalista un legionario romano en una unidad como la VIIII Hispana, o simplemente llevaba un sobrenombre (como muchas unidades militares de la historia) referido a otras cuestiones en un período anterior, no sé, unos 1800 años al nacionalismo? Hay que ser muy estúpido para intentar colgar esas ruedas de molino, pero algunos lo intentan y lo peor no es eso, es que lo logran...
Yo he visto eso y otras cosas. Pasados los años, uno tiene que detenerse y mirar, y descubrir qué hace y cómo lo hace, y sobre todo, a quién beneficia, si a uno mismo y a la divulgación que se busca, o a otros intereses y personas que no son los que deberían beneficiarse. Porque al buscar divulgación, pura y estricta, algunos otros hacen de ella medio de transimisión de sus ideas, repugnantes en muchas ocasiones (exclusivismos, racismos, nacionalismos, elitismos...) y claramente antitéticas con la realidad posible del pasado.
En toda actividad humana se tiende a elegir a los afines, a los pares, a los iguales o similares. Y a rechazar a los que son diferentes. Eso es lo que funciona para un grupo si tiene los mismos objetivos y similares ideas. Y, lamentablemente, siempre hay mesiánicos, profetas y "líderes" en todos los grupos. Y como los llama más de un conocido, Primadonnas...
Mi reflexión, tras tocar fondo éste año con muchas cuestiones, es que hay que saber cuándo separarse de aquello que no funciona y de aquellos que impiden que funcione, y empezar a montar algo con otros objetivos. Y saber qué gente, qué ideas y qué fines hay para empezar de nuevo, con un alcance a largo plazo. En eso estoy. La experiencia ayuda...
En todo caso, quiero cerrar con otra reflexión del alegre Schopenhauer; dice de Clío que "está completamente infectada de mentiras, como una prostituta callejera lo está de sífilis". No le falta razón...
Un saludo,
sábado, 31 de julio de 2010
¡¡Ética!!
Gritaba el mafioso aquel al inicio de "Muerte entre las flores". También es lo que claman todos los grupos de un lado al otro del espectro social-ideológico-religioso. ¡Ética! proclaman los católicos, aberrando del aborto y silenciando sus pederastias. ¡Ética! susurran los políticos, mientras los suyos se llenan los bolsillos de nuestro dinero. ¡Ética! golpean los fanáticos mientras cierran los ojos ante los desmanes que realizan.
Todos piden ética. El respeto a un conjunto de normas mínimas, de una moral que dicte los actos de su vida. Desde el eremita hasta el urbanita, del más tonto al más listo. Pero... ¿qué ética podemos tener, caballeros, si no sabemos ni qué es?
Kant se devanó los sesos con razonamientos tan impecables como el conducente al imperativo categórico. Pero ni con esas vale. No hay norma universal. No hay una ética universal. Nada es absoluto, por desgracia, pero tampoco tan relativo como para que se diluya.
Al final, la ética es lo que nosotros hagamos. Lo que construimos. Día a día. Poco a poco y en nuestro entorno. Limitando nuestra esfera de acción a lo inmediato. Si ascendiéramos, si tuviéramos más poder, descubriríamos la partida de ajedrez del control imposible de ganar, pues siempre hacemos jugadas tácticas poco éticas, siempre cometemos algún quebranto de las normas para, en teoría, lograr un bien mayor. Pero la realidad es otra.
De todas las normas éticas, yo tengo una valiosísima, poderosa y barata. La sinceridad. La honestidad. La franqueza. Ser quien eres, decir lo que piensas, hacer o no hacer lo que crees. La autenticidad es imposible de adulterar. O se es o no se es. Y no ser conduce a la represión de uno mismo, y eso torna en enfermedad toda contención, un pus que se alberga tras el silencio o la mentira.
Pero no es universal, no puede serlo. Sé que hay que mentir a veces, aunque no se sepa hacer bien. Sé que hay que retorcer la verdad, aunque no sea fácil. Y lo peor, a veces pensamos que decimos una verdad cuando no somos más que el ser subjetivo y con patas que somos, en realidad. Soy consciente de la miseria de dicha norma. Pero al tiempo, su imperfección la convierte en algo irresistiblemente bello.
Porque no hay perfección, ni belleza absoluta, ni nada completo, total y finalizado. Nada. Esa es la verdad, la puta verdad, como diría Javi. Y lo hace todo al tiempo tan, tan bello... como ver todo a través de un cristal precioso, límpido, transparente, mágico... con una pequeña esquina rota y alguna zona rallada.
¡¡Ética!! gritan todos... y yo digo, vale. Pero será local, temporal y personal. Y bastante...
Un saludo,
Todos piden ética. El respeto a un conjunto de normas mínimas, de una moral que dicte los actos de su vida. Desde el eremita hasta el urbanita, del más tonto al más listo. Pero... ¿qué ética podemos tener, caballeros, si no sabemos ni qué es?
Kant se devanó los sesos con razonamientos tan impecables como el conducente al imperativo categórico. Pero ni con esas vale. No hay norma universal. No hay una ética universal. Nada es absoluto, por desgracia, pero tampoco tan relativo como para que se diluya.
Al final, la ética es lo que nosotros hagamos. Lo que construimos. Día a día. Poco a poco y en nuestro entorno. Limitando nuestra esfera de acción a lo inmediato. Si ascendiéramos, si tuviéramos más poder, descubriríamos la partida de ajedrez del control imposible de ganar, pues siempre hacemos jugadas tácticas poco éticas, siempre cometemos algún quebranto de las normas para, en teoría, lograr un bien mayor. Pero la realidad es otra.
De todas las normas éticas, yo tengo una valiosísima, poderosa y barata. La sinceridad. La honestidad. La franqueza. Ser quien eres, decir lo que piensas, hacer o no hacer lo que crees. La autenticidad es imposible de adulterar. O se es o no se es. Y no ser conduce a la represión de uno mismo, y eso torna en enfermedad toda contención, un pus que se alberga tras el silencio o la mentira.
Pero no es universal, no puede serlo. Sé que hay que mentir a veces, aunque no se sepa hacer bien. Sé que hay que retorcer la verdad, aunque no sea fácil. Y lo peor, a veces pensamos que decimos una verdad cuando no somos más que el ser subjetivo y con patas que somos, en realidad. Soy consciente de la miseria de dicha norma. Pero al tiempo, su imperfección la convierte en algo irresistiblemente bello.
Porque no hay perfección, ni belleza absoluta, ni nada completo, total y finalizado. Nada. Esa es la verdad, la puta verdad, como diría Javi. Y lo hace todo al tiempo tan, tan bello... como ver todo a través de un cristal precioso, límpido, transparente, mágico... con una pequeña esquina rota y alguna zona rallada.
¡¡Ética!! gritan todos... y yo digo, vale. Pero será local, temporal y personal. Y bastante...
Un saludo,
domingo, 25 de julio de 2010
De cómo los extremismos son mayoritarios
Se dice siempre de un extremista que es minoritario, casual, una aberración de la campana de Gauss. Lo cierto es que no es así. Todos tenemos algún tipo de extremista escondido bajo la piel.
Me llaman la atención los religiosos. Cómo no. La mejor justificación ante todo lo que se haga, todo ello de manera "divina". Escuchar voces, como la telegrafista Juana de Arco, permite hacer realidad muchas de las ilusiones nihilistas del creyente. Allah me ha dicho que si vuelo por los aires en esa plaza con cientos de infieles, me iré al cielo con docenas de huríes vírgenes que me harán disfrutar lo que nunca... Javé comentó el otro día conmigo la necesidad de reunir a nuestros judíos de pura cepa en la tierra prometida, que aunque nos la quitaron hace 1800 años, eso es un pestañeo para él, y que echáramos a los que estaban allí... Dios me ha comunicado la necesidad de invadir tal o cual país, no por el petróleo, ni tampoco por los recursos generales, si no para llevarles la democracia que es, como todos saben, un invento cristiano...
¡Dios lo quiere! fue el grito de las Cruzadas, similar al ¡Allahu Akbar! comparativo. Las religiones mayoritarias son curiosas; dicen no ser extremistas, pero, como los clubes de fútbol, acogen en su seno a los más radicales para llenar las iglesias o templos de la fé, estén donde estén...
Entre medias, los llamados "moderados" callan, miran a otro lado y cabecean significativamente a favor o en contra, sin atreverse a decir nada en voz alta, pues si se oponen, serán expulsados de su comunidad, y si lo apoyan abiertamente, acabarán inmersos en esa radicalidad. Por tanto, los gritos de unos pocos, el paroxismo histriónico y el ruido sin tasa ahoga los pocos susurros en contra que pueda haber. La minoría, de pronto, se habrá hecho con la voz de la mayoría.
Pasa en todo. Desde el nacionalista católico vasco que se compadece de "esos chicos que queman autobuses" pero que apoya sus acciones, hasta el católico del IRA que en misa da un donativo para que los terrorisas compren más AK-47. Pasa con el musulmán moderado que proclama que la Jihad es realmente la lucha espiritual del hombre consigo mismo, pero que aplaude en la intimdad las explosiones de los que llevan a cabo la Jihad mayor. Pasa con todas las religiones, con todas las ideas...
Y aquí es donde entramos los que no somos extremistas, por más que nos tachen así. Los ateos, los escépticos, los que vivimos dudando, denunciamos siempre las estupideces de las religiones que se imbrican en nuestros actos cotidianos. Machismo, misoginia, homofobia, perturbaciones sexuales, actitudes sociales inicuas, violencia, odio, todo aquello que mata al hombre, todo aquello que le somete. No creemos en religión alguna, no poseemos fé alguna (por más que, por la dicotomía cerebral del prejuicio nos adjudiquen bando en la "fé de la ciencia") ni tenemos un conjunto de valores monolítico e imposible de revisar. No somos dogmáticos, no tenemos diferenciado el mundo de manera maniquea. Sí, sabemos que hay buenos y malos, pero lo peor de todo es que los malos de hoy pueden ser buenos mañana, y viceversa. El mundo es complejo, pero hay una serie de ideas básicas que defendemos, de las que hacemos nuestra pequeña fortaleza de aire; respeto y discrepancia, firmeza y tolerancia, el deseo de la felicidad, de la mejor vida posible en nuestro planeta, pequeña mota de polvo en medio de un Cosmos que no es tal, si no, más bien, entropía que disimulamos bajo la alfombra de nuestros deseos...
Así que no se engañe el que se dice "no soy un extremista como esos; yo no quemo, lanzo piedras, vocifero, disparo, mato" porque él, realmente, será siempre minoría, mientras deje que su voz no se escuche, mientras deje que sus palabras queden mudas.
¿No lo dijo el profeta de católicos y musulmanes? "El que no esté conmigo, está contra mí".
Un saludo,
Me llaman la atención los religiosos. Cómo no. La mejor justificación ante todo lo que se haga, todo ello de manera "divina". Escuchar voces, como la telegrafista Juana de Arco, permite hacer realidad muchas de las ilusiones nihilistas del creyente. Allah me ha dicho que si vuelo por los aires en esa plaza con cientos de infieles, me iré al cielo con docenas de huríes vírgenes que me harán disfrutar lo que nunca... Javé comentó el otro día conmigo la necesidad de reunir a nuestros judíos de pura cepa en la tierra prometida, que aunque nos la quitaron hace 1800 años, eso es un pestañeo para él, y que echáramos a los que estaban allí... Dios me ha comunicado la necesidad de invadir tal o cual país, no por el petróleo, ni tampoco por los recursos generales, si no para llevarles la democracia que es, como todos saben, un invento cristiano...
¡Dios lo quiere! fue el grito de las Cruzadas, similar al ¡Allahu Akbar! comparativo. Las religiones mayoritarias son curiosas; dicen no ser extremistas, pero, como los clubes de fútbol, acogen en su seno a los más radicales para llenar las iglesias o templos de la fé, estén donde estén...
Entre medias, los llamados "moderados" callan, miran a otro lado y cabecean significativamente a favor o en contra, sin atreverse a decir nada en voz alta, pues si se oponen, serán expulsados de su comunidad, y si lo apoyan abiertamente, acabarán inmersos en esa radicalidad. Por tanto, los gritos de unos pocos, el paroxismo histriónico y el ruido sin tasa ahoga los pocos susurros en contra que pueda haber. La minoría, de pronto, se habrá hecho con la voz de la mayoría.
Pasa en todo. Desde el nacionalista católico vasco que se compadece de "esos chicos que queman autobuses" pero que apoya sus acciones, hasta el católico del IRA que en misa da un donativo para que los terrorisas compren más AK-47. Pasa con el musulmán moderado que proclama que la Jihad es realmente la lucha espiritual del hombre consigo mismo, pero que aplaude en la intimdad las explosiones de los que llevan a cabo la Jihad mayor. Pasa con todas las religiones, con todas las ideas...
Y aquí es donde entramos los que no somos extremistas, por más que nos tachen así. Los ateos, los escépticos, los que vivimos dudando, denunciamos siempre las estupideces de las religiones que se imbrican en nuestros actos cotidianos. Machismo, misoginia, homofobia, perturbaciones sexuales, actitudes sociales inicuas, violencia, odio, todo aquello que mata al hombre, todo aquello que le somete. No creemos en religión alguna, no poseemos fé alguna (por más que, por la dicotomía cerebral del prejuicio nos adjudiquen bando en la "fé de la ciencia") ni tenemos un conjunto de valores monolítico e imposible de revisar. No somos dogmáticos, no tenemos diferenciado el mundo de manera maniquea. Sí, sabemos que hay buenos y malos, pero lo peor de todo es que los malos de hoy pueden ser buenos mañana, y viceversa. El mundo es complejo, pero hay una serie de ideas básicas que defendemos, de las que hacemos nuestra pequeña fortaleza de aire; respeto y discrepancia, firmeza y tolerancia, el deseo de la felicidad, de la mejor vida posible en nuestro planeta, pequeña mota de polvo en medio de un Cosmos que no es tal, si no, más bien, entropía que disimulamos bajo la alfombra de nuestros deseos...
Así que no se engañe el que se dice "no soy un extremista como esos; yo no quemo, lanzo piedras, vocifero, disparo, mato" porque él, realmente, será siempre minoría, mientras deje que su voz no se escuche, mientras deje que sus palabras queden mudas.
¿No lo dijo el profeta de católicos y musulmanes? "El que no esté conmigo, está contra mí".
Un saludo,
jueves, 22 de julio de 2010
Guión para un anuncio publicitario
Se inicia el plano y vemos la cara sonriente, cortado a la altura de barbilla y flequillo, de un hombre joven, cuidado, sonriente, con una fila de blancos dientes. Mientras se desarrolla su monólogo, el plano se irá abriendo hacia atrás, en un suave movimiento de cámara.
"Usted, como yo, sabe qué es importante en la vida. Una familia, un trabajo, un buen hogar donde disfrutar de todos ellos. Pero hay cosas que pueden interferir en todo ello. Personas que no comprenden los valores morales y éticos que hay tras de esas cosas tan importantes. Y lo peor no es que sean ignorantes, si no que, además, se regodean en su diferencia pensando en imponérnoslas. Todo eso provoca que muchas veces debamos intervenir para defender nuestra forma de vida. La única manera, la que conocemos, es la que ven tras de mí. Supongo que estarán de acuerdo conmigo."
Mientras el plano se abre, vemos cómo viste un uniforme negro, con hebillas y entorchados discretos, y una gorra de plato. Una esvástica negra en fondo rojo alrededor de su antebrazo, y la figura recostada en una especie de muro, siempre sonriendo. Detrás, en profundidad, se ven filas de personas llevadas a empellones a un campo de concentración.
"Por nuestras familias, nuestros trabajos y nuestros hogares. Pensemos en lo que es importante".
De pie, sonríe y camina hacia un pueblo idílico del que se ven retazos fuera de plano...
Un saludo,
"Usted, como yo, sabe qué es importante en la vida. Una familia, un trabajo, un buen hogar donde disfrutar de todos ellos. Pero hay cosas que pueden interferir en todo ello. Personas que no comprenden los valores morales y éticos que hay tras de esas cosas tan importantes. Y lo peor no es que sean ignorantes, si no que, además, se regodean en su diferencia pensando en imponérnoslas. Todo eso provoca que muchas veces debamos intervenir para defender nuestra forma de vida. La única manera, la que conocemos, es la que ven tras de mí. Supongo que estarán de acuerdo conmigo."
Mientras el plano se abre, vemos cómo viste un uniforme negro, con hebillas y entorchados discretos, y una gorra de plato. Una esvástica negra en fondo rojo alrededor de su antebrazo, y la figura recostada en una especie de muro, siempre sonriendo. Detrás, en profundidad, se ven filas de personas llevadas a empellones a un campo de concentración.
"Por nuestras familias, nuestros trabajos y nuestros hogares. Pensemos en lo que es importante".
De pie, sonríe y camina hacia un pueblo idílico del que se ven retazos fuera de plano...
Un saludo,
martes, 20 de julio de 2010
La georeligiosidad política
Me llama la atención la configuración geográfica de las religiones; Europa, Australia y América, fundamentalmente cristianos. África y parte de Asia, islámicos.
El resto, parcheado. Y un caso muy concreto, Israel, una isla peculiar en medio de un océano musulmán.
Es curioso cómo se configuran las políticas de los gobiernos, atendiendo a dichos parámetros. Lo primero de todo, con un respecto a la "sensibilidad" religiosa
entendida como manifestación cultural de primer orden. Así pues, hay que actuar delicadamente para no perturbar con actos, gestos, símbolos o palabras
las creencias ajenas, situándolas por encima de valores puramente humanos, valores logrados mediante la reflexión sobre la ética, proporcionada al ser humano, sin componentes exógenos mágicos, como las divinidades o los fantasmas de la fe.
En el meollo, como digo, me impresiona la situación de Israel. País moderno (independizado de Gran Bretaña en 1948) y fundado bajo los auspicios del sionismo
de Theodor Herzl, entre otros, con el judaismo como razón fundamental de su existencia, judaismo entendido como regreso a un paraíso perdido, como imposible asimilación en las naciones donde estaban por el fuerte antisemitismo imperante, judaismo comprendido como reacción al Holocausto (tanto de judíos como de los que no lo eran) y, sobre todo, deseo de ser una nación, más que un grupo cultural o religioso, siguiendo tardíamente los nacionalismos caducos del siglo XIX.
¿Qué me resulta curioso? El fuerte poder de la religiosidad en el mundo israelí. La preeminencia de los preceptos religosos sobre las leyes civiles. ¿Qué diferencia puede existir entre un devoto hebreo y un devoto islámico? apenas ninguna, salvo la riqueza y la simpatía de las otras naciones.
Porque eso es lo que siempre me ha asombrado; Israel, por ejemplo, juega en competiciones deportivas de la Europa "cristiana", como también hace una Turquía "islámica", pero no por motivos meramente religiosos, si no más bien de riqueza y simpatía o culpabilidad. En el caso de Turquía, a regañadientes, pero en el de Israel, por vergüenza.
Nadie recuerda ya los ataques terroristas de grupos israelís previos a su independencia contra los británicos, ni tampoco los furiosos ataques de los árabes contra las compras de terreno en los años 10 y 20 del siglo anterior por parte de judíos. El odio ha estado instalado desde antes de nacer Israel, y ese odio, en lugar de extinguirse, se continúa usando, por parte de todos, para justificar sus agendas georeligiosas, más que geopolíticas.
La obsesión de algunos por Jerusalén como ciudad primordial de religiones (judía, cristiana y musulmana) sería chocante si no hubiera ejemplos similares durante toda la historia. Y así, dentro de la isla mayor que es un país artificial construido con la culpa, está ese islote aun más peligroso, jugando como un Berlín de posguerra, con Muro incluido, manteniendo los rescoldos de esa humillante lacra que el ser humano sufre; la religión.
Porque, para terminar, sí, abomino, siempre lo he hecho, de las religiones, que son manifestaciones culturales en cuanto a invenciones del hombre, pero al tiempo, instrumentos absolutamente negativos para la humanidad, pues retrasan, generan odios, insuflan rencor y egotismo en sus líderes, manejan a la masa, se entrometen en los valores y derechos humanos reales, no divinos, y, finalmente, provocan que los políticos, sabedores de su poder, mugriento y cochambroso, pero poder a fin de cuentas, lo utilicen en sus maniobras políticas.
Las agendas georeligiosas enmascaran las políticas, pero en ocasiones, incluso, las suplantan. Y la religión se hace política pura, política basada en absurdos inventados, en falsedades proclamadas por iluminados con ingenio, pero no para el bien del ser humano. Porque bajo la corriente de la religión, finalmente, subyace siempre lo mismo; el deseo de poder y dominación. Mediante la religión, claro.
Por cierto, no pidan café con leche en Tel Aviv tras la comida. Las restricciones alimentarias de los judíos...
Un saludo,
El resto, parcheado. Y un caso muy concreto, Israel, una isla peculiar en medio de un océano musulmán.
Es curioso cómo se configuran las políticas de los gobiernos, atendiendo a dichos parámetros. Lo primero de todo, con un respecto a la "sensibilidad" religiosa
entendida como manifestación cultural de primer orden. Así pues, hay que actuar delicadamente para no perturbar con actos, gestos, símbolos o palabras
las creencias ajenas, situándolas por encima de valores puramente humanos, valores logrados mediante la reflexión sobre la ética, proporcionada al ser humano, sin componentes exógenos mágicos, como las divinidades o los fantasmas de la fe.
En el meollo, como digo, me impresiona la situación de Israel. País moderno (independizado de Gran Bretaña en 1948) y fundado bajo los auspicios del sionismo
de Theodor Herzl, entre otros, con el judaismo como razón fundamental de su existencia, judaismo entendido como regreso a un paraíso perdido, como imposible asimilación en las naciones donde estaban por el fuerte antisemitismo imperante, judaismo comprendido como reacción al Holocausto (tanto de judíos como de los que no lo eran) y, sobre todo, deseo de ser una nación, más que un grupo cultural o religioso, siguiendo tardíamente los nacionalismos caducos del siglo XIX.
¿Qué me resulta curioso? El fuerte poder de la religiosidad en el mundo israelí. La preeminencia de los preceptos religosos sobre las leyes civiles. ¿Qué diferencia puede existir entre un devoto hebreo y un devoto islámico? apenas ninguna, salvo la riqueza y la simpatía de las otras naciones.
Porque eso es lo que siempre me ha asombrado; Israel, por ejemplo, juega en competiciones deportivas de la Europa "cristiana", como también hace una Turquía "islámica", pero no por motivos meramente religiosos, si no más bien de riqueza y simpatía o culpabilidad. En el caso de Turquía, a regañadientes, pero en el de Israel, por vergüenza.
Nadie recuerda ya los ataques terroristas de grupos israelís previos a su independencia contra los británicos, ni tampoco los furiosos ataques de los árabes contra las compras de terreno en los años 10 y 20 del siglo anterior por parte de judíos. El odio ha estado instalado desde antes de nacer Israel, y ese odio, en lugar de extinguirse, se continúa usando, por parte de todos, para justificar sus agendas georeligiosas, más que geopolíticas.
La obsesión de algunos por Jerusalén como ciudad primordial de religiones (judía, cristiana y musulmana) sería chocante si no hubiera ejemplos similares durante toda la historia. Y así, dentro de la isla mayor que es un país artificial construido con la culpa, está ese islote aun más peligroso, jugando como un Berlín de posguerra, con Muro incluido, manteniendo los rescoldos de esa humillante lacra que el ser humano sufre; la religión.
Porque, para terminar, sí, abomino, siempre lo he hecho, de las religiones, que son manifestaciones culturales en cuanto a invenciones del hombre, pero al tiempo, instrumentos absolutamente negativos para la humanidad, pues retrasan, generan odios, insuflan rencor y egotismo en sus líderes, manejan a la masa, se entrometen en los valores y derechos humanos reales, no divinos, y, finalmente, provocan que los políticos, sabedores de su poder, mugriento y cochambroso, pero poder a fin de cuentas, lo utilicen en sus maniobras políticas.
Las agendas georeligiosas enmascaran las políticas, pero en ocasiones, incluso, las suplantan. Y la religión se hace política pura, política basada en absurdos inventados, en falsedades proclamadas por iluminados con ingenio, pero no para el bien del ser humano. Porque bajo la corriente de la religión, finalmente, subyace siempre lo mismo; el deseo de poder y dominación. Mediante la religión, claro.
Por cierto, no pidan café con leche en Tel Aviv tras la comida. Las restricciones alimentarias de los judíos...
Un saludo,
miércoles, 14 de julio de 2010
O tempora, o mores
Leer los medios o escucharlos o verlos es un ejercicio de criba y filtro digno de cualquier Prometeo. Pero de cuando en cuando se escapan noticias que puedes entender, dado que los diferentes medios las tratan (o las ignoran) de manera muy aséptica. Porque a veces da igual, o porque no hay opinión.
Mi noticia favorita (jueves-viernes 8 y 9 de julio) es la del millonario español llamado Demetrio Carceller, uno de cuyos artículos está aquí. Sorprende lo escueto de la información, el hecho de que no apareciera en medios televisivos, que otros periódicos lo hayan dado igual de breve o ni siquiera eso, y que del imputado no existan fotos. Pero lo interesante es el trasfondo...
Otra cosa que me encanta es lo del velo. Los tipos de velo. Bien, un debate que no está siendo claro ni sano ni bien encauzado (¿alguna vez algún debate cumple eso?) pero que es importante. Mi gran duda es, ¿es una cuestión religiosa? pues entonces, apliquemos un laicismo real. Sin dobles raseros, que incluya a todas las religiones. Personalmente, soy de la opinión de que las religiones han de estar fuera de toda la esfera pública, sea la que sea, porque entorpecen el correcto desarrollo de la vida humana. Las manifestaciones públicas, por otro lado, que queden completamente reguladas, respetándose los derechos de todos. Y así, por ejemplo, si alguien lleva el velo, el que sea, un día de julio a 40º, a mí me da igual, pero si pretende escudarse en eso para no identificarse ante un policía o un funcionario público, multa o sanción. Si un padre pretende justificado por su religión impedir que su hijo reciba una transfusión o atención médica, sanción al padre. Si un peatón protesta contra una procesión religiosa porque le impide la libre circulación por la calle, que antes dicha procesión haya pedido el pertinente permiso a las autoridades y se publicite correctamente, so pena de sanción. Y así con todo...
El dinero y la religión siempre se han llevado bien. Hay que tener pobres ignorantes a los que saquear y explotar y que vivan siempre apegados a normas absurdas, a ideales caducos y falsos, antes de que se den cuenta de su potencial. Así que no me extraña que el tal Demetrio se llevara su dinero de España, y que seguramente luego fuera a misa dominical o a las procesiones, discretamente, eso sí, de Sevilla.
¿Qué dijo Bakunin en "Dios y el Estado"? Ah, sí, que "¿Cómo puede nacer en un hombre inteligente e instruido la necesidad de creer en ese misterio?". El misterio del dinero y la religión, claro está...
Un saludo,
Mi noticia favorita (jueves-viernes 8 y 9 de julio) es la del millonario español llamado Demetrio Carceller, uno de cuyos artículos está aquí. Sorprende lo escueto de la información, el hecho de que no apareciera en medios televisivos, que otros periódicos lo hayan dado igual de breve o ni siquiera eso, y que del imputado no existan fotos. Pero lo interesante es el trasfondo...
Otra cosa que me encanta es lo del velo. Los tipos de velo. Bien, un debate que no está siendo claro ni sano ni bien encauzado (¿alguna vez algún debate cumple eso?) pero que es importante. Mi gran duda es, ¿es una cuestión religiosa? pues entonces, apliquemos un laicismo real. Sin dobles raseros, que incluya a todas las religiones. Personalmente, soy de la opinión de que las religiones han de estar fuera de toda la esfera pública, sea la que sea, porque entorpecen el correcto desarrollo de la vida humana. Las manifestaciones públicas, por otro lado, que queden completamente reguladas, respetándose los derechos de todos. Y así, por ejemplo, si alguien lleva el velo, el que sea, un día de julio a 40º, a mí me da igual, pero si pretende escudarse en eso para no identificarse ante un policía o un funcionario público, multa o sanción. Si un padre pretende justificado por su religión impedir que su hijo reciba una transfusión o atención médica, sanción al padre. Si un peatón protesta contra una procesión religiosa porque le impide la libre circulación por la calle, que antes dicha procesión haya pedido el pertinente permiso a las autoridades y se publicite correctamente, so pena de sanción. Y así con todo...
El dinero y la religión siempre se han llevado bien. Hay que tener pobres ignorantes a los que saquear y explotar y que vivan siempre apegados a normas absurdas, a ideales caducos y falsos, antes de que se den cuenta de su potencial. Así que no me extraña que el tal Demetrio se llevara su dinero de España, y que seguramente luego fuera a misa dominical o a las procesiones, discretamente, eso sí, de Sevilla.
¿Qué dijo Bakunin en "Dios y el Estado"? Ah, sí, que "¿Cómo puede nacer en un hombre inteligente e instruido la necesidad de creer en ese misterio?". El misterio del dinero y la religión, claro está...
Un saludo,
martes, 13 de julio de 2010
Misticismo del pasado
Siempre me ha intrigado la influencia de la Historia en la contemporaneidad de las acciones y pensamientos de muchos. Es una especie de misticismo desarrollado a partir de interpretaciones de hechos pretéritos que suelen buscarse como justificación o excusa para cuestiones actuales. Y así, por ejemplo, hallo intelectuales de gran calibre como Pérez-Reverte echando mano de la Historia para apuntalar ideas.
En concreto, me ha gustado su último artículo (normalmente, me gustan todos) donde habla de una batalla épica, en 1212. ¿Suena de algo? Sí, Las Navas de Tolosa. Y me sorprende la afirmación casi contrafactual de que "es posible que, gracias a aquello, mi hija no lleve hoy velo cuando sale a la calle". ¿Por qué? Por esa reivindicación de los reinos de la península como armazón y raíz cristiana de la moderna nación española. Siempre construyendo algo en contra de otra cosa, en este caso, un pasado de presuntos reyes católicos que dieron paso a la libertad posterior de los ciudadanos en contra de una tiranía fanática musulmana.
Es como con el discurso famoso de Manuel Azaña. "España ha dejado de ser católica". Todo el mundo se queda con la frase, pero nada más. No indagan más allá. Azaña hace un discurso donde aquilata los méritos del cristianismo y el catolicismo, pero al tiempo, los declara superados en lo público, en los espacios de la política. Intenta superar ese mismo, no sé si llamarlo así, complejo que nos hace retornar al pasado mítico de un mundo donde el catolicismo "a la española" impregnaba todo en la vida. Azaña también se sirve de la Historia pero no para sostener, si no para avanzar precisamente en contra de la misma. De nuevo, construyendo algo en contra de otra cosa.
¿Es cierto que Europa, y España en concreto, le debe tanto a ese catolicismo, al cristianismo?. Sí. Y también a muchas otras cosas. El pasado ha de entenderse como un espacio temporal y físico donde sucedieron cosas, algunas beneficiosas para el futuro, otras no, pero no todas construidas de manera consciente por aquellos que las desarrollaron. También le debemos mucho a otras religiones, y a otros pueblos. Porque ahora mismo, los que compartimos un idioma debemos éste a una base latina, y a miles de préstamos de fuera, incluyendo aquellos de los "fanáticos musulmanes". Y las costumbres, igual. Y muchos inventos, que hacen la vida mejor, o la hicieron, no eran de rancios cristianos viejos. No.
El pasado es eso, pasado. Podemos verlo con los ojos del presente y admirarnos u horrorizarnos según nuestros actuales valores, incluso no comprenderlo en absoluto. Más bien, lo último es la norma. ¿Quién conoce a día de hoy las motivaciones últimas de aquellos tres reyes que cargaron a la desesperada contra un fanático yihadista? ¿quién conoce a día de hoy realmente por qué se iniciaron proyectos en el pasado? La verdad, la puta verdad, como dice mi amigo Javi, es que solemos mitificar, o peor aun, mistificar, el pasado. Por suerte o por desgracia, conozco a muchas personas con sus interpretaciones del pasado mediante una afición que es la reconstrucción histórica (historical reenactment, lo llaman por el norte) y me quedo atónito ante las visiones meramente heroicas, épicas y grandiosas de ciertos momentos del pasado. Me sorprende el rechazo a elementos verdaderos, ignorándolos o repudiándolos por ser cuestión que mancha su interpretación. Y, sobre todo, me pasmo por la capacidad de tergiversación de personas supuestamente inteligentes, a sabiendas.
¿Qué nos ha hecho el pasado, la Historia, para ser tan crueles, manipuladores, alcahuetos con ella?
El pasado siempre fue cruel, endulzado luego por el olvido. El pasado fue como el presente y será el futuro, una lucha por la vida, por la supervivencia, tratando de no molestar ni ser molestado, de vivir con ciertas garantías y necesidades cubiertas. Es siempre igual, desde que el sapiens sapiens ha colonizado el planeta y ha pasado a ser una especie monótona. Nuestra biología es la que es, pero nuestra mente, curiosamente, construye, manipula, cambia, modifica, tergiversa, mistifica sus recuerdos. Y así, el presente, se convierte en confusión.
Al final, lo relativamente cierto es que hay que pasar la vida separando grano de paja, evitando los charcos de lodo y buscando, en el camino, lo mismo siempre. Felicidad, tras la supervivencia...
Un saludo,
En concreto, me ha gustado su último artículo (normalmente, me gustan todos) donde habla de una batalla épica, en 1212. ¿Suena de algo? Sí, Las Navas de Tolosa. Y me sorprende la afirmación casi contrafactual de que "es posible que, gracias a aquello, mi hija no lleve hoy velo cuando sale a la calle". ¿Por qué? Por esa reivindicación de los reinos de la península como armazón y raíz cristiana de la moderna nación española. Siempre construyendo algo en contra de otra cosa, en este caso, un pasado de presuntos reyes católicos que dieron paso a la libertad posterior de los ciudadanos en contra de una tiranía fanática musulmana.
Es como con el discurso famoso de Manuel Azaña. "España ha dejado de ser católica". Todo el mundo se queda con la frase, pero nada más. No indagan más allá. Azaña hace un discurso donde aquilata los méritos del cristianismo y el catolicismo, pero al tiempo, los declara superados en lo público, en los espacios de la política. Intenta superar ese mismo, no sé si llamarlo así, complejo que nos hace retornar al pasado mítico de un mundo donde el catolicismo "a la española" impregnaba todo en la vida. Azaña también se sirve de la Historia pero no para sostener, si no para avanzar precisamente en contra de la misma. De nuevo, construyendo algo en contra de otra cosa.
¿Es cierto que Europa, y España en concreto, le debe tanto a ese catolicismo, al cristianismo?. Sí. Y también a muchas otras cosas. El pasado ha de entenderse como un espacio temporal y físico donde sucedieron cosas, algunas beneficiosas para el futuro, otras no, pero no todas construidas de manera consciente por aquellos que las desarrollaron. También le debemos mucho a otras religiones, y a otros pueblos. Porque ahora mismo, los que compartimos un idioma debemos éste a una base latina, y a miles de préstamos de fuera, incluyendo aquellos de los "fanáticos musulmanes". Y las costumbres, igual. Y muchos inventos, que hacen la vida mejor, o la hicieron, no eran de rancios cristianos viejos. No.
El pasado es eso, pasado. Podemos verlo con los ojos del presente y admirarnos u horrorizarnos según nuestros actuales valores, incluso no comprenderlo en absoluto. Más bien, lo último es la norma. ¿Quién conoce a día de hoy las motivaciones últimas de aquellos tres reyes que cargaron a la desesperada contra un fanático yihadista? ¿quién conoce a día de hoy realmente por qué se iniciaron proyectos en el pasado? La verdad, la puta verdad, como dice mi amigo Javi, es que solemos mitificar, o peor aun, mistificar, el pasado. Por suerte o por desgracia, conozco a muchas personas con sus interpretaciones del pasado mediante una afición que es la reconstrucción histórica (historical reenactment, lo llaman por el norte) y me quedo atónito ante las visiones meramente heroicas, épicas y grandiosas de ciertos momentos del pasado. Me sorprende el rechazo a elementos verdaderos, ignorándolos o repudiándolos por ser cuestión que mancha su interpretación. Y, sobre todo, me pasmo por la capacidad de tergiversación de personas supuestamente inteligentes, a sabiendas.
¿Qué nos ha hecho el pasado, la Historia, para ser tan crueles, manipuladores, alcahuetos con ella?
El pasado siempre fue cruel, endulzado luego por el olvido. El pasado fue como el presente y será el futuro, una lucha por la vida, por la supervivencia, tratando de no molestar ni ser molestado, de vivir con ciertas garantías y necesidades cubiertas. Es siempre igual, desde que el sapiens sapiens ha colonizado el planeta y ha pasado a ser una especie monótona. Nuestra biología es la que es, pero nuestra mente, curiosamente, construye, manipula, cambia, modifica, tergiversa, mistifica sus recuerdos. Y así, el presente, se convierte en confusión.
Al final, lo relativamente cierto es que hay que pasar la vida separando grano de paja, evitando los charcos de lodo y buscando, en el camino, lo mismo siempre. Felicidad, tras la supervivencia...
Un saludo,
martes, 6 de julio de 2010
Democracias activas
Siempre me he preguntado por la receta para que la democracia sea de verdad un sistema válido o viable. Empiezo la reflexión con el número. Los participantes son determinantes. No es lo mismo gestionar un sistema de 10 personas que otro de 100, 1000 o 100000000. A más número, se tiende al uso de los "representantes". Y curiosamente, sucede como en las religiones; nacen como intermediarias entre la fe poco estructurada de una persona, de un individuo, para ser de pronto reguladas mediante terceros, cuartos o quintos.
El número lo determina; un hombre, un voto, de pronto cobra otros sentidos. Hay un relato magnífico de Asimov (¿cuál no lo es?) sobre la democracia. Igual que el chiste aquel de "yo soy el hombre, yo tengo el voto". El voto. Esa forma de elegir a quien nos representará. Y claro, el representante... no somos nosotros mismos. Esto es, confiamos en que esa persona no distorsione nuestros proyectos, ideas y formas de hacer las cosas.
Pero a más número, menos hombres con voto. Realmente, lo que hay son corporaciones de votos. Se vota a la corporación X o Y, obviando qué se desea con dicho voto. Se va diluyendo tanto todo, que al final la perversión y el retorcimiento del sistema es brutal. No votamos, ni elegimos; falseamos. Jugamos a dejar que otros hagan lo que se supone que les pedimos. Falso. A más número, menos democracia...
Un segundo axioma podría ser el referido al tema de la comunicación. No es lo mismo, de nuevo, según el número, un grupo de 10, o 100, que uno de 100000000. Los primeros tendrán comunicación casi boca a boca, directa. Los segundos, más complicado ya, tendrán canales de comunicación, y se va oficializando todo. Pero los terceros... ya no comunican. ¿Para qué? Además, en la era de las telecomunicaciones, internet, la inmediatez, etcétera, realmente lo que tenemos es la incomunicación y la falsedad por norma. ¿Pueden citarme una noticia importante de verdad de hace una semana? Ni pregunto de hace un mes... ni se envuelve el bocadillo con el periódico. Ahora mismo, las noticias, pese a la repetición, no tienen repercusión real en los países. Son píldoras necesarias para alimentar un morbo, no curiosidad, de la masa. Por tanto, un instrumento imprescindible de la democracia, la comunicación, no existe.
Si no tenemos voz real, y las que hay son distorsionadas, entonces... ¿qué tipo de democracia podemos usar? Los anarquistas abogaban por la "acción directa", o lo que es lo mismo, hacerse oír a base de dinamita y bombas y golpes sonados. Las asambleas espartanas eran similares, las cosas se aprobaban según quién gritara más a favor o encontra. Y en Atenas, una de los resultados de la Democracia fue que la gente quería... exiliar a sus políticos. En resumen, ¿puede existir una democracia, una verdadera democracia?
No. Llamémosla Oclocracia, Timocracia, Cleptocracia, Estatocracia, Partitocracia o Plutocracia, pero no así. Para que sea active, para lograr que tengamos una Democracia, quedan pendientes muchas revoluciones aun a día de hoy. Y mientras, la única posible es aquella de pocos individuos, de gente que pueda verse y elegir, realmente, a quienes deseen, o proponerse ellos sin caer en trampas interesadas de intermediarios.
Lo mejor, de todos modos, es que tenemos realmente una Autocracia o "conceptocracia". La del capital. Pobre Marx, tan vigente hoy y tan defenestrado...
Un saludo,
El número lo determina; un hombre, un voto, de pronto cobra otros sentidos. Hay un relato magnífico de Asimov (¿cuál no lo es?) sobre la democracia. Igual que el chiste aquel de "yo soy el hombre, yo tengo el voto". El voto. Esa forma de elegir a quien nos representará. Y claro, el representante... no somos nosotros mismos. Esto es, confiamos en que esa persona no distorsione nuestros proyectos, ideas y formas de hacer las cosas.
Pero a más número, menos hombres con voto. Realmente, lo que hay son corporaciones de votos. Se vota a la corporación X o Y, obviando qué se desea con dicho voto. Se va diluyendo tanto todo, que al final la perversión y el retorcimiento del sistema es brutal. No votamos, ni elegimos; falseamos. Jugamos a dejar que otros hagan lo que se supone que les pedimos. Falso. A más número, menos democracia...
Un segundo axioma podría ser el referido al tema de la comunicación. No es lo mismo, de nuevo, según el número, un grupo de 10, o 100, que uno de 100000000. Los primeros tendrán comunicación casi boca a boca, directa. Los segundos, más complicado ya, tendrán canales de comunicación, y se va oficializando todo. Pero los terceros... ya no comunican. ¿Para qué? Además, en la era de las telecomunicaciones, internet, la inmediatez, etcétera, realmente lo que tenemos es la incomunicación y la falsedad por norma. ¿Pueden citarme una noticia importante de verdad de hace una semana? Ni pregunto de hace un mes... ni se envuelve el bocadillo con el periódico. Ahora mismo, las noticias, pese a la repetición, no tienen repercusión real en los países. Son píldoras necesarias para alimentar un morbo, no curiosidad, de la masa. Por tanto, un instrumento imprescindible de la democracia, la comunicación, no existe.
Si no tenemos voz real, y las que hay son distorsionadas, entonces... ¿qué tipo de democracia podemos usar? Los anarquistas abogaban por la "acción directa", o lo que es lo mismo, hacerse oír a base de dinamita y bombas y golpes sonados. Las asambleas espartanas eran similares, las cosas se aprobaban según quién gritara más a favor o encontra. Y en Atenas, una de los resultados de la Democracia fue que la gente quería... exiliar a sus políticos. En resumen, ¿puede existir una democracia, una verdadera democracia?
No. Llamémosla Oclocracia, Timocracia, Cleptocracia, Estatocracia, Partitocracia o Plutocracia, pero no así. Para que sea active, para lograr que tengamos una Democracia, quedan pendientes muchas revoluciones aun a día de hoy. Y mientras, la única posible es aquella de pocos individuos, de gente que pueda verse y elegir, realmente, a quienes deseen, o proponerse ellos sin caer en trampas interesadas de intermediarios.
Lo mejor, de todos modos, es que tenemos realmente una Autocracia o "conceptocracia". La del capital. Pobre Marx, tan vigente hoy y tan defenestrado...
Un saludo,
domingo, 20 de junio de 2010
Cinismo
Define la RAE el cinismo como "Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables" y también como "Impudencia, obscenidad descarada". Pero claro, yo pienso en el significado original, esos perros de Antístenes y Diógenes... pobres, si ellos escucharan ahora en qué han convertido sus doctrinas o enseñanzas...
Viviendo en el mundo real, hay muchos cínicos del tipo actual. La gran mayoría de la clase política, por ejemplo. Los banqueros y grandes empresarios. Las iglesias y sectas religiosas. Los monárquicos. Y todo se contagia. El pequeño alcalde, el concejal, el presidente de escalera, el que dirige una Asociación cultural, el líder de un grupo de dos amigos... los prestamistas rompepiernas, los timadores de casa de empeños... el iluminado de procesión y sacristía, el flipado de ideas orientalistas o teosóficas viejísimas... los juancarlistas, las que cantan "¡guapo guapa!" cuando sale algún tipo de esos de las casas reales... al más alto nivel, al más bajo nivel, según su capacidad de influencia, todos, al final, son cínicos. En esos grupos, claro.
Porque yo no los llamaría cínicos. Simplemente, mentirosos. Punto. Un cínico de verdad, un seguidor de los perros, no estaría a gusto con dicho epíteto manejado con esas connotaciones. Es como el "liberalismo" actualmente. Según quienes hayan tomado un término, se ha ido pervirtiendo con el tiempo, y el cinismo ha pasado de ser una sana serie de pensamientos filosóficos, libres por añadidura, a ser un insulto que denota inteligencia, pero también maldad.
Qué pena. Yo también echo en falta hombres, de todo tipo, en género universal. Echo en falta verdades como puñetazos en la cara, como aquellas que desgranaban algunas veces esos perros. Lamento el mundo actual, que no es más corrupto, más deshonesto o menos virtuoso que otros tiempos, pero sí donde más conocemos de esas maldades. Porque seamos serios, siempre habrá buenos y malos, sí, aunque no queramos verlos. Siempre hay un grupo de gentuza, de aprovechados, de miserables que quieren ostentar privilegios de todo tipo, sustentados por siervos estúpidos, mientras otros muchos no desean que el privilegio sea de unos pocos, si no de todos, y si es imposible eso, que no exista tal privilegio. Lo peor, la pena, es que una vez que el hombre conoce lo que le satisface, no desea perderlo con facilidad, y usará de todas las artimañas posibles para mantenerlo. Qué pena...
Hoy por cierto eché en falta a los anarquistas del siglo XIX y principios del XX. Eran tipos serios. Demasiado quizá, como decía Rasputín a Corto. Pero seguramente algunos habrían encontrado ocasión sublime en Suecia para hacer lo que mejor saben. Y también hace poco en Sitges. Y en otros lugares, como el FMI. O incluso el Congreso. Y muchos otros sitios... no sé, en nuestro mundo actual, serían cínicos, pero de los de ahora. Quizá como etarras.
Cinco comidas y un revolcón... vaya, eso sí es verdad...
Un saludo,
Viviendo en el mundo real, hay muchos cínicos del tipo actual. La gran mayoría de la clase política, por ejemplo. Los banqueros y grandes empresarios. Las iglesias y sectas religiosas. Los monárquicos. Y todo se contagia. El pequeño alcalde, el concejal, el presidente de escalera, el que dirige una Asociación cultural, el líder de un grupo de dos amigos... los prestamistas rompepiernas, los timadores de casa de empeños... el iluminado de procesión y sacristía, el flipado de ideas orientalistas o teosóficas viejísimas... los juancarlistas, las que cantan "¡guapo guapa!" cuando sale algún tipo de esos de las casas reales... al más alto nivel, al más bajo nivel, según su capacidad de influencia, todos, al final, son cínicos. En esos grupos, claro.
Porque yo no los llamaría cínicos. Simplemente, mentirosos. Punto. Un cínico de verdad, un seguidor de los perros, no estaría a gusto con dicho epíteto manejado con esas connotaciones. Es como el "liberalismo" actualmente. Según quienes hayan tomado un término, se ha ido pervirtiendo con el tiempo, y el cinismo ha pasado de ser una sana serie de pensamientos filosóficos, libres por añadidura, a ser un insulto que denota inteligencia, pero también maldad.
Qué pena. Yo también echo en falta hombres, de todo tipo, en género universal. Echo en falta verdades como puñetazos en la cara, como aquellas que desgranaban algunas veces esos perros. Lamento el mundo actual, que no es más corrupto, más deshonesto o menos virtuoso que otros tiempos, pero sí donde más conocemos de esas maldades. Porque seamos serios, siempre habrá buenos y malos, sí, aunque no queramos verlos. Siempre hay un grupo de gentuza, de aprovechados, de miserables que quieren ostentar privilegios de todo tipo, sustentados por siervos estúpidos, mientras otros muchos no desean que el privilegio sea de unos pocos, si no de todos, y si es imposible eso, que no exista tal privilegio. Lo peor, la pena, es que una vez que el hombre conoce lo que le satisface, no desea perderlo con facilidad, y usará de todas las artimañas posibles para mantenerlo. Qué pena...
Hoy por cierto eché en falta a los anarquistas del siglo XIX y principios del XX. Eran tipos serios. Demasiado quizá, como decía Rasputín a Corto. Pero seguramente algunos habrían encontrado ocasión sublime en Suecia para hacer lo que mejor saben. Y también hace poco en Sitges. Y en otros lugares, como el FMI. O incluso el Congreso. Y muchos otros sitios... no sé, en nuestro mundo actual, serían cínicos, pero de los de ahora. Quizá como etarras.
Cinco comidas y un revolcón... vaya, eso sí es verdad...
Un saludo,
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